Mujer, extranjera y empleada del hogar: una realidad cotidiana para las migrantes que llegan a la región
Emprendieron un camino que les obligó a dejar atrás a familia y amigos para iniciar un proyecto de vida hacia lo desconocido. Movidas por motivos económicos, políticos o por condición de persona LGTBI, huyeron de situaciones de violencia y de persecución en busca de una oportunidad. En busca de un futuro mejor.
En los últimos años se ha producido una feminización del flujo migratorio por el que muchas mujeres viajan solas o con sus hijos. Para ellas la eterna ‘odisea’ que iniciaron no termina cuando llegan a Europa, a los territorios con los que soñaban.
La ONG Alianza por la Solidaridad trabaja con mujeres que llegan tanto a Extremadura como aquellas que están en sus países de origen. Quiere visibilizar las situaciones a las que se enfrentan y ha elaborado un informe que refleja que son personas vulnerables, víctimas de una doble o triple discriminación.
El informe diagnóstico ha analizado qué supone ser mujer migrante en Extremadura. Es una etiqueta que les acompaña en su vida diaria, desde alquilar una casa, homologar un título, encontrar un empleo o escolarizar a sus hijos.
Son muchas las dificultades en el acceso a la vivienda o el sistema sanitario. Sobreviven con empleos en el campo y los cuidados del hogar, dependiendo de si se encuentran en el mundo rural o en las ciudades extremeñas. Se ha constatado también cómo otras son víctimas de la trata con fines de explotación sexual bajo el yugo de la prostitución.
El colectivo trabaja en el ‘empoderamiento’ de las mujeres que llegan a la región y les aporta herramientas con las que poder desenvolverse. También trabaja con la ciudadanía extremeña en una apuesta por desmontar los bulos que existen en torno a la inmigración y por facilitar su integración.
Las mujeres en el mundo
Con motivo de la presentación del informese celebró este semana en Mérida unas jornadas bajo el título ‘El papel de las mujeres migrantes en la Agenda 2030’, en las que se han analizado los principales obstáculos, resistencias y estrategias necesarias para lograr su participación en los ámbitos políticos, culturales, económicos y sociales en la región.
Entre las personas ponentes han tomado la palabra Oussama Chakkor, responsable de Alianza por la Solidaridad en Marruecos, quien describe la permanente situación de vulnerabilidad a la que se ven sometidas en este país, la mayoría de ellas de origen subsahariano.
Al otro lado de la frontera sur permanecen a la espera de cruzar hacia Europa.Para ellas Marruecos es un país de tránsito, no gozan de ninguna protección y viven en barrios donde son agredidas. En entornos hostiles incluso para los propios marroquíes, con una ausencia completa de recursos o de servicios sociales.
No se las trata como mujeres, sino como migrantes. “No tener una tarjeta de residencia en Marruecos es no tener ningún derecho y supone estar expuesto a cualquier tipo de vulneración”. Algunas se emparejan para no ser agredidas, y sin garantías jurídicas y policiales. Víctimas tanto de las mafias y del sistema.
Pese a todo son capaces de seguir adelante. Chakkor las describe como verdaderas heroínas, capaces de sortear todos los obstáculos. La ONG ha puesto en marcha un proyecto en este país, con la financiación de la AEXCID, para reforzarlas y mejorar sus condiciones de vida.
Se trata de una cooperativa para mujeres migrantes en la ciudad de Rabat en la que aprenden técnicas de peluquería y estética enfocada a mujeres subsaharianas. Supone una inserción profesional en un contexto complejo para ellas. “Con ello les mostramos que son capaces y que tienen cualidades con las que salir adelante también en un país que no es el suyo”.
Desde Bolivia Gioconda Diéguez, que también intervino en las jornadas, explica que en este país Alianza por la Solidaridad redobla sus esfuerzos con el movimiento indígena, a través de una federación de mujeres y el contacto constante con quechuas y aymaras. Además trabajan con grupos de asociaciones vecinales y colectivos de mujeres agrupadas en barrios periurbanos, o de jóvenes que defienden sus derechos sexuales y reproductivos.
Apuestan por el fortalecimiento de las capacidades y la promoción de sus derechos. También realizan una constante incidencia política que garantice el respaldo de las administraciones públicas.
Hay que tener en cuenta que siete de cada diez mujeres bolivianas reconoce haber sufrido violencia, siendo éste uno de los países que registra mayores denuncias de violencia sexual de toda América Latina. Describe la existencia de todo tipo de violencias, también entre las que ocupan puestos de responsabilidad. Se suma un elevado porcentaje de matrimonios y de embarazos entre menores de 15 años.
Por este motivo inciden en el ‘empoderamiento’de las mujeres y el fortalecimiento del tejido asociativo. Abogan por que se auto reconozcan como sujetos de derecho y sus capacidades. “Muchas reconocen que se están quitando la venda de los ojos, que están comenzando a ser conscientes de que su situación también la viven otras mujeres, que tienen derecho a exigir derechos”, señala la responsable de la ONG en este país. “Es su derecho demandar, protestar y reivindicar. Abrir los ojos y sumar esfuerzos bajo un trabajo de alianza, de sororidad”.
Acompañamiento de las mujeres
Alianza por la Solidaridad trabaja codo con codo con la asociación Malvaluna en Extremadura en un proyecto financiado por AEXCID que acompaña a las mujeres migrantes que ya están asentadas en el territorio. Las asesora y las forma en materia de derechos humanos, asociacionismo, autoestima y autoconocimiento.
Es una terea es la que resulta indispensable la sensibilización de la ciudadanía en general con talleres para asociaciones de vecinos, juveniles, culturales o deportivas, entre quienes desean desmontar los rumores más extendidos. Frente a los bulos apuestan por mostrar la verdad que hay detrás de los procesos migratorios, por qué migran las personas, cuáles son los movimientos que hay en Extremadura.
Preparan una guía con toda la información que necesitan las personas migrantes cuando llegan a Extremadura, ya sea sobre los trámites burocráticos que deben seguir o las pistas básicas para desenvolverse con autonomía.
Serán las propias mujeres migrantes las que validen el contenido y las que ofrezcan los detalles sobre los requisitos que se solicitan. En muchas ocasiones la propia administración puede llegar a pedirles documentación que no es necesaria, muchas veces por el propio desconocimiento.
Se suma el diseño de una página web, cuyos contenidos también serán escritos por ellas mismas con un lenguaje cercano y sencillo.
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