Rueda evita la autocrítica por el caso del exconselleiro denunciado por agresión sexual: “Yo no mentí”
El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, no rechaza que haya un paralelismo entre el caso del socialista José Tomé Roca, que ha dimitido como presidente de la Deputación de Lugo tras ser acusado de acoso sexual en el canal interno del partido, y el de su exconselleiro do Mar, Alfonso Villares, que presentó su renuncia el pasado mes de junio, investigado por un juzgado tras ser denunciado por una agresión sexual. Pero sostiene que en la gestión de uno y otro caso hay tres diferencias. “Yo no mentí en ningún momento”, dijo. Además, indicó que él conoció lo que estaba ocurriendo cuando ya había arrancado el proceso judicial y sostiene que, pese a sus críticas, no pretende “dar lecciones”.
El también líder del PP en Galicia ha acusado a los socialistas de “ponerse de perfil” con las acusaciones de acoso sexual que están recibiendo cargos del PSOE en Galicia y en otros territorios, pero ha evitado cargar las tintas contra los socialistas gallegos. Rueda rechaza pedir la dimisión del líder del PSdeG, José Ramón Gómez Besteiro, que admitió el pasado viernes que las primeras informaciones sobre conductas de acoso sexual de Tomé le llegaron en octubre, aunque a través de una tercera persona que hablaba en nombre de una víctima. “Lo que tenga que pasar respecto al futuro de los cargos del PSOE lo tienen que decidir el partido y sus órganos”, se limitó a decir, en respuesta a una pregunta sobre si el secretario xeral del PSdeG debía abandonar su cargo.
Sí aprovechó Rueda para apuntar a otros responsables de los socialistas gallegos. Ante una acusación de acoso sexual contra uno de los barones territoriales han aparecido “los ajustes de cuentas tan tradicionales del PSdeG y se ven en toda su crudeza”, manifestó, en alusión a las voces críticas que se han alzado contra la gestión del caso por parte de la dirección gallega. Algunos cargos socialistas, insistió, “no se cortan un pelo” en sus declaraciones públicas. Acusó también al BNG de “cinismo”, puesto que es uno de los grupos que permitió la investidura de Pedro Sánchez y cogobierna con el PSOE en la Deputación de Lugo.
En este contexto, Rueda evitó responder directamente a una pregunta sobre si hace autocrítica de cómo gestionó hace pocos meses la salida de Villares de su gobierno, investigado judicialmente por agresión sexual. El respaldo trasladado al exconselleiro, al que Rueda abrazó en su despedida y al que le dijo que espera recuperarlo para la política, provocó críticas en la oposición y entre plataformas feministas. En lugar de revisar su forma de proceder -y la de su equipo- entonces, el presidente gallego puso el foco en las tres diferencias que él encuentra entre su actuación y la de la dirección del PSdeG.
El presidente de la Xunta enfatizó que él no mintió, que no pretende dar lecciones y que, cuando supo de las acusaciones contra su entonces conselleiro do Mar la investigación estaba en marcha. Cuando hubo un pronunciamiento judicial -la notificación de que estaba siendo investigado-, tomó medidas. No hizo mención a que, entre que supo de la denuncia contra Villares y la dimisión, pasaron cuatro meses -de febrero a junio-. Fue el propio Rueda quien reveló, dos días después de la salida de Villares, que se había enterado de la denuncia porque él mismo le había contado meses antes que había acudido a declarar ante la policía. La respuesta del presidente gallego, según dijo él mismo, fue decirle: “'Muy bien', cualquier pronunciamiento a partir de ahora, cualquier nuevo movimiento, me informas”.
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