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El club de 'hackers' que te enseña a tunear tu coche a base de tecnología

Cables, un acelerador, un ordenador y mucha maña

José Manuel Blanco

Conexión Bluetooth, wifi, sensores para saber lo que está pasando alrededor y calcular distancias… Los coches conectados e inteligentes ya son una parte más de nuestras carreteras. Con ellos pueden hacerse virguerías, tunearlos para mejorar sus capacidades. Sin embargo, también puede suceder todo lo contrario: que su conectividad permita que los ciberatacantes se abran paso. Un grupo de entusiastas de la tecnología y los coches está trabajando para que esto no suceda. Y, aún mejor, para que todos aprendamos a sacar el mayor rendimiento a nuestros vehículos. Estamos hablando de Open Garages.

La idea fue del estadounidense Craig Smith, fundador de Theia Labs, una empresa especializada en seguridad informática. Además, es consultor para empresas fabricantes de coches. Hace unos cuatro años, creó un grupo de aficionados y profesionales con los que debatir y compartir conocimientos. Los temas se comentaban en público y quedaban más “expuestos, y había algunos progresos”, explica a HojaDeRouter.com. Las soluciones debían ser abiertas, para que todos accedieran a ellas. Las personas que formaban ese grupo, y entre las que había desde informáticos hasta mecánicos, pasando por ingenieros, tenían problemas similares, que se concentraban en saber una cosa: “Solo imaginar cómo funciona el vehículo”.

Ese grupo fue el germen de Open Garages, una comunidad instalada tanto en garajes de casas particulares como en espacios 'hackers'. Entre ordenadores, cables y piezas del coche se busca exprimir el potencial del vehículo, cómo mejorar el consumo de gasolina o utilizar piezas de repuesto de terceros, pero también aprender a evitar posibles ataques. Los ciberatacantes pueden mover remotamente un coche que esté aparcado, abrir sus puertas o controlar la dirección mientras está en marcha, por nombrar algunas de las preocupaciones de este grupo de entusiastas

Las conclusiones a las que llegan pueden seguirse en su web, donde se incluyen herramientas gratuitas, desarrolladas por ellos, para 'hackear' desde casa. Incluso han llevado su saber a un libro, 'The Car Hacker’s Handbook', una guía para los interesados en modificar vehículos pero también una llamada de atención a la industria del automóvil ante los retos que se presentan.

No obstante, la relación de estos 'hackers' con la industria es más que cordial, debido al trabajo que Craig ha desarrollado como contratista durante años. “Es una relación muy buena ahora mismo”, explica, algo ideal para que los menos curtidos de la comunidad hagan contactos. 'The Car Hacker's Handbook' complementa el 'Car Hacker’s Manual' que se publicó en 2014 como una guía para dar clases de ‘hacking’ automovilístico.

“Cualquiera puede crear un garaje allá donde actúe. Es un grupo colaborativo, así que tengo un garaje en Seattle; en un espacio 'hacker' en Cincinnati, donde vivía…”. Cada uno establece sus rutinas, si quiere compartir su trabajo de manera presencial o solo por internet. Craig es de los que se reúne con otras personas una vez al mes para charlar en lo que están trabajando o compartir los progresos. También hay un grupo de Google donde discutir las novedades.

Para Smith, la principal vulnerabilidad de estos coches es el “acceso primario”, la penetración básica a través de los sistemas de wifi o Bluetooth. “Paso más tiempo enfocado en las capacidades del 'wireless'”, explica, debido a los problemas que ocasiona. En Open Garages, el principal consejo que dan a la hora de inspeccionar un coche es ponerse en la piel de un espía que intenta estropear el vehículo.

Hay que investigar todos los modos que tendría un malhechor de acceder: ¿cuenta con Bluetooth? ¿Y con sensores de distancia o táctiles? Por otra parte, si el vehículo es eléctrico, ¿cómo se carga? En el tablero del conductor, ¿hay acceso a internet o a un GPS? “Sé creativo”, dicen en el libro, “intenta inventarte el mayor ataque de villano de James Bond en el que puedas pensar. Piensa en otros escenarios de ataque y si se podrían aplicar también a vehículos”. Eso sí, cuidado al trastear: si no eres experto, puedes dañar tu coche. 

El británico Dan Smith es otro de esos fans de los coches que tiene su propio garaje, Faber Labs. La pasión por los automóviles quizá le venga de familia, ya que su padre es mecánico. Estudió Informática en la universidad e hizo un máster sobre ciberseguridad. “Mi educación está más basada en la informática, pero tan pronto como aprendí a conducir tuve un coche, así que comencé a interesarme por los coches desde una perspectiva de ingeniería”. Ahora, hace todo lo posible para conservar en buen estado su Ford Escort de 1974.

Un día estaba buscando en internet gente interesada por los coches y se encontró con Open Garages. El suyo es de momento el único garaje en Europa: Faber Labs tiene su sede en Telford, en el condado de Shropshire (Reino Unido), aunque su idea es instalar otro en un espacio 'hacker' de Londres. En su cuenta de Instagram, Dan cuelga su trabajo con fotos y vídeos de su evolución:

Entre estos trabajos está cambiar un motor para que funcione con energía eléctrica. Gracias a ello, un Ford Escort de los años 70 puede manejarse como un coche del siglo XXI. Para ello, ha llegado incluso a crear piezas con una impresora 3D. Así suena en la carretera:

De momento, los garajes están en el mundo anglosajón, pero Craig, el fundador, espera que pronto se difundan por el resto del mundo. Tan solo hay que hacer una propuesta y pasará a formar parte de la lista: “Si alguien quiere hacerlo lo ayudaremos con lo que necesite para comenzar”. Pueden estar enfocados en coches o en otros vehículos como motocicletas. Eso da igual. Lo importante es dar a conocer las maneras de mejorar estos ordenadores rodantes.

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Las imágenes pertenecen a Craig Smith y Dan Smith.

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