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Sobre este blog

Interferencia (Wikipedia): “fenómeno en el que dos o más ondas se superponen para formar una onda resultante de mayor o menor amplitud”.

Interferencias es un blog de Amador Fernández-Savater y Stéphane M. Grueso (@fanetin), donde también participan Felipe G. Gil, Silvia Nanclares, Guillermo Zapata y Mayo Fuster. Palabras e imágenes para contarnos de otra manera, porque somos lo que nos contamos que somos.

Banqueros, flequis y tecno-pop

De la Revista Dinero, 2. Por Miguel Brieva.

Silvia Nanclares / Silvia Nanclares

Hace diez años. 2003. Marzo. Segunda Guerra de Irak. El espíritu de las Azores está en el aire. Barrio de Lavapiés. Madrid. Unas semanas antes, actores y técnicos la habían liado parda (aún no decíamos liarla parda) en la gala de entrega de los Goya. Un “No a la Guerra. Eso está muy feo” (resumiendo MUCHO), incendiaba las calles de ciudades tranquilas (de norte a sur, de este a oeste). Aún así, la operación Nuevo Amanecer (¡ejem, qué cosas tiene la historia!) daba comienzo y no terminaría hasta ocho años después.

Es el primer aniversario del Labo 3, un Centro Social Autogestionado que recogía la experiencia de los anteriormente desalojados Laboratorio 1 y 2, y lo celebramos presentando el segundo número de la revista Dinero, de Miguel Brieva. Vestidos de empresarias y empresarios, comenzamos la velada con un bonito número llamado Poesía Financiera. La idea era demostrar que, ¿qué demonios?, los banqueros también tenían sentimientos. Si Hitler era capaz de ser simpático con los hijos de sus amigos y acariciar a sus cachorros, Botín también podía hacer redondillas en la intimidad. ¿Por qué no?

Miguel, además de llevar barbas (aún no todos los tíos llevaban barba), estaba obsesionado con esos seres financieros de traje y corbata. Los que lo conocen lo admitían como una rareza o un tic. Desgraciadamente, el tiempo le iba a dar la razón. Mientras el mundo trataba de desmentir la existencia de unas hipotéticas armas de destrucción masiva, el fuego subterráneo comenzaba, invisible, bajo nuestros mismísimos pies. Esos benefactores bronceados hacían su trabajo en la sombra auspiciados por las sucesivas administraciones y leyes. Y a muchas, todo hay que decirlo, nos pilló mirando para otro lado.

Ese mismo verano, unos meses después. Te compras la Rockdelux. En el clásico recopilatorio de las consideradas mejores canciones nacionales, momentos 2003, compruebas que ni una sola canción tiene un contenido explícitamente político. ¿Para qué? El terror está en otro lado. Por aquí las cosas van bien. Yo no digo nada.

El jueves pasado. Diez años después. En la sala Wurtlizer. Bocacalle de Gran Vía. Un cartel über indie: otro Miguel, el mísimisimo Miguel Ángel Blanca, toca la guitarra en Medievo (la tensión de que se arranque a cantar en cualquier momento electriza el aire). Los vídeo arties de su performance los protagonizan Emilio Botín, (“the chairman of Banco de Santander”) y Aznar cogiendo y besando a un bebé (tendremos pesadillas con esta imagen durante varios días) en loop. Después, El Pardo de Raúl Querido, hace que coreemos GRITANDO el mítico estribillo de “Son los noventa” (si no lo has escuchado, dale al play).

“Qué tiernos estos indies cuando descubren la política, ¿eh?”, dice M. mientras sorbe su cerveza (en vaso de tubo, no, ¡por dios!).

Me voy a casa rumiando. ¿Cuándo el indie empezó a volverse oscuro? Me acuerdo de esa noche de hace diez años en el Labo 3, de la Revista Dinero y del recopilatorio de la Rockdelux, y me sorprendo al comprobar cómo acertó Miguel poniendo a esos tipos siniestros en la picota, los que al final, qué listos, ¿eh, tú?, estaban escondiendo las armas de destrucción masiva en sus sucursales de cada esquina del barrio, tramando la guerra doméstica y consiguiendo, entre otras cosas, que en diez años se hayan acercado necesariamente puntos de la ciudad tan dispares como el activismo old school y el indie. Y todo a base de traumas sociales. Me acuerdo también de este artículo que tengo que escribir.

De que todo, últimamente y aunque no queramos, es política.

Y si está bien, como diría ya sabéis quién, ¿por qué duele así por dentro?

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Interferencia (Wikipedia): “fenómeno en el que dos o más ondas se superponen para formar una onda resultante de mayor o menor amplitud”.

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