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ENTREVISTA

Daniel Lizárraga, editor de 'El Faro': “El periodismo en El Salvador sufre un acoso sistemático”

Daniel Lizárraga

Ayelén Oliva

Buenos Aires —

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Dos policías tocaron la puerta del apartamento de Daniel Lizárraga en San Salvador. El periodista mexicano, que unos meses atrás había llegado a El Salvador para trabajar como editor en el medio de investigación El Faro, se sorprendió. No esperaba que un simple trámite de rutina para trabajar en el país como extranjero exigiera un interrogatorio policial en su domicilio. En ese momento llamó al abogado que le había asignado el medio. “Ven para aquí, llegaron a mi departamento”, le dijo a su defensa, según cuenta desde México a elDiario.es. A los pocos días, ya estaba fuera del país. Había sido deportado por el Gobierno de Nayib Bukele. Lizárraga tiene una larga trayectoria como periodista de investigación en México, ha trabajado en el diario Reforma, en la revista Proceso y fue subdirector de Animal Político pero dice lo que vivió en El Salvador fue algo totalmente nuevo.

¿Por qué le expulsaron de El Salvador?

En el documento que me entregaron decía que no me había podido acreditar como periodista y que, por mis funciones, iba a influir en la política del país y que eso no se podía permitir. 

¿Fue un problema de papeles o producto de alguna decisión política?

Pienso que fue una decisión política. La relación del Gobierno con El Faro siempre fue hostil por las investigaciones que hemos venido publicado. Es una andanada contra el medio. Cada vez que El Faro hace mejor las cosas, el Gobierno busca la manera de coartarnos. El presidente Bukele, autócrata como es, ahora ha bajado la intensidad pero estaba constantemente atacando al medio.

¿Es posible hacer periodismo en El Salvador?

Se puede hacer periodismo a pesar de todo. Incluso en este tipo de régimen autocrático no hubiera sido posible publicar si no existieran las redes sociales. Ya no dependemos del papel, de otra manera lo vería muy complicado. Pero las condiciones en las que se hace periodismo allá son muy difíciles. El periodismo en El Salvador sufre un acoso sistemático, el que no hace propaganda por el Gobierno queda fuera. 

Bukele nace con el sello político de la izquierda y luego se presenta como independiente. ¿Cómo es su recorrido político?

En 2012, ganó la alcaldía de Nuevo Cuscatlán como candidato de la izquierda, con el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y en 2015 la alcaldía de San Salvador, la capital del país. Pero era como un lobo vestido de oveja. Al poco tiempo, empezó a despegar solo porque es muy carismático, se expresa muy bien, se presenta como un tipo amigable, que maneja todo por redes sociales. Y también se ha dedicado a tomar decisiones políticas de corte populista de derecha como poner en la billetera de la gente 300 dólares por familia. Llega un momento en que a la gente no le importa qué espacio político representa, solo quieren votar por él. Y es ahí donde armó su propio partido, Nuevas Ideas, se presentó en las elecciones legislativas [Nuevas Ideas superó el 66% de los votos] y comenzó a arrasar con todo. 

¿Se refiere a la decisión de avanzar sobre la Justicia?

Sí, primero fue por la Sala Constitucional de la Corte Suprema. Los magistrados de esta sala le habían puesto un límite a Bukele. El año pasado, emitieron una orden judicial impidiendo que, por orden del presidente, metieran en la cárcel a todo aquella persona que veían sin mascarilla en la calle. Lo que hizo el nuevo Congreso fue acusar a estos magistrados de haberse excedido en sus facultades y así fue como, en dos o tres horas, los corrieron y nombraron a otros jueces que les obedecen. Luego, esos mismos jueces son los que terminaron por habilitar la reelección en El Salvador abriendo las puertas a un segundo mandato consecutivo para Bukele pese a que la Constitución lo prohíbe.

¿Imagina a Bukele presentándose a un nuevo mandato?

Ya es un hecho. Es un tipo muy hábil, él siempre está un paso adelante. Mientras nosotros estábamos discutiendo si era legal o no la destitución de un tercio de los jueces que tuvieran más de 60 años, de repente movió otra pieza, salió con el tema de la reelección. Nos metemos con el debate de la reelección y mueve la pieza de bitcoin. Tiene el control del pulso del debate público. Es astuto. 

El Salvador se convirtió, la semana pasada, en el primer país del mundo en incorporar una criptomoneda como divisa de curso legal. ¿Por qué el Gobierno tomó esta decisión?

El Salvador está muy endeudado. El Banco Mundial lo cataloga como el país más endeudado de América Central. En un país con su economía dolarizada y con inflación como El Salvador, lo que hace con el bitcoin es captar recursos que no tiene. Pero Bukele pone en juego su cuello con esta medida porque está moneda es muy volátil, el riesgo es muy alto.

¿Este debate importa en la sociedad?

El pulso de la sociedad es muy bajo. Todavía están como en el momento del encantamiento de la serpiente con Bukele. Pienso que la sociedad civil no ha despertado. Pero el bitcoin va a ser un antes y un después. Depende de cómo le vaya porque la economía está prendida con alfileres.

Sin un partido fuerte, ¿en quién se respalda el presidente?

Bukele no está solo. El primer círculo que rodea al presidente está compuesto de dos partes. Primero, por un grupo de consultores venezolanos. Ellos, de algún modo, han creado a Bukele. Ese grupo no tiene cargos oficiales aunque se le pagan salarios. Pero también están sus hermanos: Karim, Ibrajim y Yusef Bukele, también sin cargos públicos y a quienes ha puesto a negociar el tema del bitcoin y están decidiendo la economía del país. Este círculo de personas de confianza del presidente pero sin cargos públicos, sus hermanos y los consultores venezolanos, son quienes gobiernan el país.   

¿Por qué cree que Bukele mantiene un apoyo del 85%?

Estamos frente a una sociedad muy lastimada, que tiene muy frescas las heridas de la guerra civil de la década de los 80 y donde muchas personas perdieron a familiares, amigos, gente cercana. Pero además, los distintos gobiernos, tanto los de derecha (ARENA) como los de izquierda (FMLN) han sido corruptos. En ese contexto de desesperanza es que emerge Bukele. Es el primer presidente, desde que terminó la guerra civil, que no representa a ninguno de los dos partidos tradicionales. 

¿Cómo imagina a El Salvador en los próximos meses?

Creo que viene una época de mucha incertidumbre, sobre todo con la incorporación del bitcoin. ¿Podrá el presidente con eso?. No lo sé, pero se ve muy complicado, creo que viene un tiempo de mucha inestabilidad. 

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