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California, el Estado que declaró la guerra a Trump: 46 demandas en dos años

A la izquierda, el gobernador de California, Gavin Newson, junto a Donald Trump durante su visita a los incendios de California.

Vivian Ho

El plan del Gobierno de Trump de retirar millones de dólares de financiación federal destinados al proyecto de tren de alta velocidad de California es solo el último episodio de las continuas tensiones entre el presidente y el Estado, que se encuentran en extremos opuestos del espectro ideológico.

El gobernador ha calificado la decisión de Donald Trump de “castigo político” por la demanda que ha presentado el Estado contra la declaración presidencial de una emergencia nacional, pero Trump y California han estado enfrentados incluso antes de que este fuese elegido presidente.

California, que se ha definido a sí misma como la “resistencia” demócrata al Gobierno, ha lanzado 46 demandas contra la Administración Trump desde que el presidente juró el cargo. Trump y su Gobierno, por su parte, han golpeado al Estado más poblado del país siempre que han podido.

La inmigración ha estado siempre en la primera fila de este toma y daca. Trump puso el foco sobre la postura adoptada por California durante la campaña, atacando las leyes de “ciudad santurario” y “Estado santurario” que limitan la cooperación de las fuerzas de seguridad locales con la agencia de Inmigración y Aduanas del país (ICE).

El Estado ha defendido estas medidas y se ha enfrentado al veto migratorio de Trump a países de mayoría musulmana y a su decisión de cerrar el programa DACA de protección de menores migrantes indocumentados. Posteriormente, California se unió a otros 17 estados en una demanda para obligar a las autoridades a reagrupar a las familias inmigrantes separadas en la frontera.

Los agentes de inmigración, sin embargo, han intensificado su actividad arrestando a centenares de personas en redadas ejecutadas en ciudades santurario. En marzo, el Departamento de Justicia denunció a California, acusando al Estado de interferir en la aplicación de las leyes de inmigración.

La guerra de las emisiones

Los estándares medioambientales han sido otro punto de fricción entre California y el Gobierno de Donald Trump. La Agencia de Protección Medioambiental anunció en abril que reduciría los estándares de emisiones de los coches y camiones y revocaría la capacidad de California bajo la Ley de Aire Limpio de imponer sus propios límites a la emisiones de gases de efecto invernadero. En mayo, el Estado presentó una denuncia contra la agencia.

Las negociaciones entre el Estado y la Administración por los estándares de emisiones se rompieron este miércoles, según señaló el senador Tom Carper, el demócrata de mayor rango en el comité de Medioambiente y Obras Públicas.

“Estas negociaciones del Gobierno con el estado de California sobre la economía del petróleo y las emisiones de gases de efecto invernadero han sido superficiales y escasas en el mejor de los casos e hipócritas y diseñadas para fracasar en el peor de los casos”, señaló Carper en un comunicado. “Aunque estoy muy decepcionado por la confirmación del Gobierno de que estas negociaciones se han acabado, me cuesta entender cómo es eso posible si las discusiones serias no llegaron a empezar”, añadió.

En agosto, Trump culpó a las “malas leyes medioambientales” del estado de los incendios que quemaron buena parte de California y que mataron a decenas de personas. Sus comentarios no sentaron bien, incluso cuando visitó la población de Paradise (paraíso, en su traducción al castellano), la más afectada, y a la que se refirió incorrectamente como Pleasure (placer, en castellano).

En cierto modo, el último anuncio sobre la financiación federal para el proyecto de tren de alta velocidad también se puede remontar a diferentes visiones sobre el medioambiente. Los defensores del tren de alta velocidad esperaban que el esfuerzo de varias décadas de 77.000 millones de dólares para conectar ocho de las ciudades más grandes del Estado con el primer tren bala del país resolviese finalmente el gran problema de tráfico y redujese la contaminación del aire provocada por los vehículos atascados.

Cuando Newsom declaró en su discurso del Estado que “el proyecto, tal y como está planeado hoy en día, costaría demasiado y llevaría demasiado tiempo”, Trump se lo tomó como una indicación de que “California se ha visto obligada a cancelar el inmenso proyecto del tren bala tras haber gastado y desperdiciado muchos miles de millones de dólares”.

El presidente lo llamó un “desastre verde”, a lo que Newsom respondió: “¡El tren está dejando la estación, mejor súbase a bordo!”. Su oficina posteriormente aclaró que solo quería decir que había que ser “realistas” con el proyecto.

Una semana después, el Departamento de Transportes de Estados Unidos anunció su intención de cancelar subvenciones federales por un valor de 929 millones de dólares, así como que está “explorando de forma activa todas las opciones legales para que California devuelva los 2.500 millones de dólares que la Administración Federal de Ferrocarriles le había concedido previamente”.

El anuncio se produjo después de la denuncia que presentó California contra el gobierno de Trump por la declaración presidencial de emergencia nacional. Horas después, Trump tuiteó: “¡El proyecto fracasado del tren de alta velocidad en California, donde los sobrecostes están alcanzando cifras récord, es centenares de veces más caro que el tan necesitado muro!”.

“No es casualidad que la amenaza de la Administración llegue 24 horas después del liderazgo asumido por California junto a 16 estados más en su oposición a la ridícula emergencia nacional”, señaló Newsom en un comunicado. “Incluso el presidente unió ambas cosas en un tuit esta mañana. Es un claro castigo político del presidente Trump, y nosotros no nos quedaremos de brazos cruzados. Este es el dinero de California y vamos a luchar por él”.

Traducido por Javier Biosca Azcoiti

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