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México teme que la retórica racista de Trump infecte la política fronteriza

Economía, comercio y seguridad pública centrarán el viaje de Biden a México

The Guardian

David Agren —

La retórica racista de Trump sobre los migrantes y su promesa de vallar la frontera del sur de Estados Unidos ha obligado a Joe Biden a pedir disculpas en nombre del país y ha provocado la ira del anterior presidente de México, Vicente Fox.

Pero incluso si no se construye el muro, muchos mexicanos temen que los comentarios de Trump sobre su país den lugar a una política de control fronterizo más estricta, que amenace con arruinar dos décadas de estrechos vínculos e integración económica gracias al Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

“No hay manera de que México salga ganando en esta situación”, reconoce Federico Estévez, profesor de ciencias políticas en el Instituto Tecnológico Autónomo de México. “La única victoria posible es que Trump fracase. Pero podemos estar seguros de que sus políticas migratorias serán adoptadas en la frontera”.

Joe Biden se disculpó el martes en una comparecencia junto al presidente Enrique Peña Nieto en la ciudad de México, donde preocupa en especial la creciente ola anti inmigración incitada por Trump. Los mexicanos han convertido al candidato republicano en objeto de mofa en las redes sociales, con sátiras que le tachan de racista e imágenes de cumpleaños en los que apalean piñatas con la forma de Trump -cuidando especialmente el detalle de su peinado-.

Su retórica empieza a preocupar a las élites del país, cuya actitud hacia los migrantes no ha sido siempre positiva y cuya ineficacia a la hora de acabar con la corrupción o crear empleo ha conducido a millones de mexicanos a instalarse en el norte. “Trump habla de las razones por las que los mexicanos emigran: falta de trabajo, una corrupción muy extendida”, dice Rodolfo Soriano Núñez, sociólogo de la ciudad de México. “Esto eclipsa cualquier posible pacto de migración [bilateral], que es la prioridad de los mexicanos, que lo necesitan para evitar un paquete aún mayor de reformas sociales”.

Algunos miembros de la clase política han empezado a devolver el golpe. Los expresidentes Vicente Fox y Felipe Calderón han criticado a Trump y a su plan de que México pague su propio muro fronterizo. Las declaraciones de Fox -candidato forastero y sincero orador que, con su elección en el 2000, puso fin a siete décadas de gobierno del mismo partido- fueron publicadas el viernes en la Fox Business Network: “No lo vamos a hacer, no voy a pagar ese puñetero muro”.

“El silencio es sumisión”

Peña Nieto fue más prudente, a pesar de referirse a Trump en su aparición con Biden. “Construir muros solo significa aislarse a uno mismo”, dijo. En su discurso frente a la asamblea general de la ONU el pasado septiembre, advirtió sobre los síntomas del “populismo”. Sin embargo, ese aviso fue tomado como un ataque al eterno candidato a la presidencia Andrés Manuel López Obrador, que en ese momento lideraba las encuestas, como Trump.

Muchos instan a Peña Nieto -con su reconocida incapacidad de improvisar o saltarse los guiones y telepromters- a unirse a la ofensiva, aun cuando corre el riesgo de alimentar futuros ataques por parte de Trump.

“No podemos permanecer a la defensiva en contra de Trump. Nadie nos ha insultado de esa manera desde [el presidente James] Polk en 1846” (causante de la guerra entre Mexico y EE.UU), tuiteó el intelectual e historiador Enrique Krauze. “El silencio es sumisión”, piensa Jorge Guajardo, antiguo embajador mexicano en China, que también defiende que los políticos del país no pueden evitar provocar a Trump manteniéndose en silencio. “Somos su saco de boxeo. Es el momento de devolver el golpe”.

La amenaza de Trump llega en un momento en el que el fluye la cooperación entre ambos países en materias de comercio y, más recientemente, de seguridad ante la campaña de México contra los cárteles de la droga. Además, el país ha establecido un nuevo récord en detenciones y deportaciones de migrantes centroamericanos, antes de que lleguen la frontera con EE.UU.

“No hay mucho más que la administración mexicana pueda hacer para complacer a los estadounidenses”, dice Estévez, que piensa que lo único que México puede esperar por ahora es el regreso a un “nacionalismo más cordial”. “Pensaron que la cooperación con Estados Unidos era suficiente. Y llegó Trump”, concluye.

Traducción de Mónica Zas

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