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The Guardian en español

Trump coloca a un enemigo visceral de China al frente de su política comercial

Peter Navarro en el documental Death by China.

Tom Phillips

Pekín —

El Gobierno chino es despreciable, brutal, un parásito, un puño americano, burdo, inmoral, despiadado y una potencia totalitaria imperialista que manda sobre la factoría líder mundial de cáncer, el mayor productor mundial de propaganda y la mayor prisión y Estado policial en la faz de la tierra.

Esa es la visión de Peter Navarro, el hombre elegido por Donald Trump para liderar una nueva Oficina Presidencial para la política comercial e industrial estadounidense. La elección probablemente se añada a las preocupaciones de Pekín sobre los planes del multimillonario para las relaciones entre China y Estados Unidos.

Al principio, los líderes chinos parecieron abrazar la posibilidad de una mejora de las relaciones con Washington, dado que el presidente electo es un destacado negociador. “Debemos darle la bienvenida”, declaró un experto chino en la política exterior del país. Pero ese entusiasmo se ha reducido después de que Trump haya enfadado a Pekín tras una serie de polémicas intervenciones en asuntos muy sensibles como Taiwán y el Mar del Sur de China.

El nombramiento de Navarro, profesor de Negocios en la Universidad de California, para dirigir el recién creado Consejo Nacional de Comercio de la Casa Blanca supone un nuevo golpe a las esperanzas de China.

El equipo de Trump describe al académico de 67 años, con fama en China por ser un halcón radical, como una “mente política brillante y un trabajador incansable”. Pero Pekín probablemente no coincida con esa visión.

Navarro es el autor de varios libros abiertamente contra China, incluidos Death by China (Muerte por China) y Crouching Tiger: What China militarism means for the world? (Tigre agazapado: ¿qué supone el militarismo chino para el mundo?).

En The Coming China Wars (Las próximas guerras de China), un libro de 2006 que Trump ha descrito como uno de sus favoritos sobre China, Navarro muestra al país asiático como un reino de pesadilla donde se respira “el hedor de un miedo desgarrador manchado de sudor” y donde miembros miopes, corruptos e incompetentes del Partido Comunista llevan la voz cantante.

Navarro, un intransigente formado en Harvard, acusa a la “tramposa China” de destruir las industrias y las vidas de los estadounidenses inundando el país con sus productos ilegalmente subvencionados “contaminados, defectuosos y cancerígenos”. Los políticos estadounidenses deben “abordar el problema chino de forma agresiva y exhaustiva” antes de que se convierta en un conflicto total, escribe Navarro.

En un documental de Netflix de 2012 basado en el libro de Navarro Death by China, que Trump ha calificado de “joya”, Navarro culpa a Pekín de la pérdida de 57.000 fábricas estadounidenses y 25 millones de empleos.

“El represivo Gobierno comunista está abusando de los ciudadanos chinos y estadounidenses por igual”, se afirma en el documental. “Ayuda a EEUU a defenderse y protege a tu familia: no compres productos fabricados en China”, dice Navarro a los espectadores en una introducción del polémico documental de 80 minutos, que está narrado por el actor Martin Sheen.

Navarro, que también ha apodado a China “factoría global de la contaminación” y “nido de enfermedades”, no ocultó su repulsión por los líderes chinos durante la campaña electoral de Trump. En declaraciones a the Guardian en julio en un complejo cercano a su casa en Laguna Beach, el académico denunció agresivamente cómo el “brutal y autoritario Gobierno comunista chino” había diezmado la economía estadounidense.

La visión de los expertos

Pintó a China como un abusón voraz y dijo estar de acuerdo con las afirmaciones de Trump en las que aseguraba que China era la culpable de, en sus palabras, “expoliar nuestro país”. “Es una descripción acertada del daño y la carnicería que las políticas comerciales chinas han causado en el corazón de Estados Unidos. Lo que está ocurriendo es un robo”, declaró Navarro.

Poco antes de que se confirmase el nombramiento de Navarro, Andrew Nathan, un experto en China de la Universidad de Colombia, declaró que los planes de Trump para sus relaciones con Pekín seguían siendo un enigma a pesar de la presencia de destacados halcones sobre China en su grupo. “Trump ha mostrado dos caras de su personalidad en su trato con la gente. Uno es: 'Lleguemos a un acuerdo, somos negociadores'. Y el otro es: 'Hieres mis sentimientos y te voy bombardear y machacar porque yo nunca pierdo, siempre gano'”, señala Nathan.

“No sé si estará preparando a China para un acuerdo. De hecho, no sé si Trump es así a propósito o si simplemente su humor cambia de vez en cuando dependiendo de cómo le trate la otra parte”, opina Nathan. El experto, autor del libro sobre política exterior China's search for security (La búsqueda china de la seguridad), indica que, en cualquier caso, Pekín seguiría contando con su habilidad para ganarse al magnate. “Creo que perciben a Trump principalmente como un empresario, y eso para ellos es un halo de esperanza”.

Christopher Balding, profesor de finanzas de la Universidad de Pekín, indica que por muy “alarmistas” e “inflamables” que fueran las reflexiones de Navarro sobre China, probablemente no podría mantener sus posturas radicales una vez entrase en el Gobierno. “Creo que Navarro se dará cuenta pronto de las limitaciones a las que está sometido”, explica.

“Llegan como profesores o empresarios, ocupan el cargo de secretario de lo que sea y pronto se dan cuenta de que no pueden implementar tan fácil su idea favorita o su teoría académica”, explica Balding, quien prevé un “rechazo considerable” de la comunidad empresarial estadounidense en el tema de la imposición de fuertes aranceles a las importaciones chinas.

Li Yonghui, director de la escuela de Relaciones Internacionales en la Universidad de Pekín de Estudios Exteriores, explica que el ascenso de Navarro es consistente con la postura intransigente de Trump con China y dejará a Pekín “algo preocupada” a pesar de que cree que no es probable un cambio radical en las relaciones entre ambos países. “Deberíamos permanecer vigilantes. Tenemos que estar preparados”, afirma Yonghui. “Seguro que Trump pone una presión sin precedentes en las relaciones con China”.

Un portavoz del Ministerio de Exteriores chino reaccionó al nombramiento asegurando que estaban haciendo un seguimiento cercano de la transición y de la posible dirección de nuevas políticas. “Como dos superpotencias, China y Estados Unidos tienen muchos intereses comunes”, declaró Hua Chunying a los periodistas. “La cooperación es la única elección adecuada”.

Traducido por Javier Biosca Azcoiti

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