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The Guardian en español

Trump, en aprietos legales ante el testimonio más crudo sobre su papel al frente del asalto al Capitolio

Una pantalla muestra al expresidente de EEUU Donald Trump en el Despacho Oval, durante la audiencia de la comisión del Congreso que investiga el asalto al Capitolio.

Hugo Lowell

Washington —

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Donald Trump y sus dos asesores más cercanos podrían afrontar una demanda penal amplia por el asalto al Capitolio tras el testimonio sobre sus posibles actos ilegales que dio el pasado jueves la exasesora de la Casa Blanca Cassidy Hutchinson durante una audiencia especial de la comisión de investigación de la Cámara de Representantes sobre lo sucedido el 6 de enero de 2021.

Una de las revelaciones significativas del testimonio de Hutchinson es que el expresidente sabía que sus partidarios estaban armados y que, probablemente, tenían la intención de causar daño cuando les dijo que se dirigieran al Capitolio. 

Hutchinson testificó bajo juramento que Trump estaba muy enfadado porque algunos de sus simpatizantes, reunidos en la explanada frente al Capitolio, no estaban pasando el perímetro de seguridad para participar del mitin “Save America en el parque público donde él iba a hacer sus declaraciones. 

Los simpatizantes no querían pasar el control de seguridad, dijo Hutchinson, porque muchos iban armados con cuchillos, cuchillas, espráis de pimienta y, según se supo después, pistolas. No querían entregar sus armas al servicio secreto para asistir al mitin.

“Me da igual que tengan armas, no han venido a hacerme daño”, exclamó Trump en un extraordinario arrebato de furia, de acuerdo con el testimonio de Hutchinson. “Dejen entrar a mi gente, pueden marchar al Capitolio desde aquí, dejen entrar a la gente, quiten los putos mags [magnetómetros, usados para detectar armas]”. 

La reacción del expresidente es importante por dos razones: deja claro que había sido informado sobre las armas que portaban sus simpatizantes y sabía que esas personas, armadas, pretendían hacer una marcha no autorizada hacia el Capitolio.

Trump subió a continuación al escenario del mitin y dijo a sus partidarios del parque y de los alrededores del monumento a Washington que marcharía al Capitolio junto a ellos, proporcionándoles el mayor incentivo para acudir a la sesión conjunta del Congreso que tenía que certificar la victoria de Joe Biden y Kamala Harris.

Trump quería indultos presidenciales preventivos

El expresidente hizo estos comentarios, según Hutchinson, en contra de la opinión del abogado de la Casa Blanca, Pat Cipollone, que trataba desesperadamente de impedir que Trump y su jefe de gabinete, Mark Meadows, fueran al Capitolio por temor a las posible consecuencias legales. 

“Nos van a acusar de todos los delitos imaginables”, dijo Cipollone a Hutchinson en la mañana del 6 de enero sobre las intenciones de Trump de marchar hacia el Capitolio, algo que podría representar obstrucción de un procedimiento oficial y fraude contra los Estados Unidos. 

El análisis legal de Cipollone fue clarividente: incluso antes de escuchar a Hutchinson por primera vez a principios de este año (a puerta cerrada), la comisión de investigación del Congreso ya sostenía que Trump y sus asesores principales habían violado múltiples leyes federales el 6 de enero.

En la audiencia especial, Hutchinson también reveló que inmediatamente después del ataque al Capitolio Meadows y el entonces abogado de Trump, Rudy Giuliani, expresaron su interés en recibir indultos presidenciales preventivos.

La revelación de Hutchinson marca un nuevo hito en la conciencia de culpabilidad, o el temor de haber cometido un delito, que tenían los asesores más cercanos a Trump, su abogado John Eastman y al menos media docena de congresistas republicanos.

Al hablar del interés de Giuliani en un indulto, Hutchinson también testificó sobre otro posible delito que podría haber cometido el abogado de Trump por el aparente conocimiento de los planes para el 6 de enero que tenían los grupos de extrema derecha Oath Keepers y Proud Boys

Según las declaraciones de Hutchinson, en los días previos al ataque al Capitolio, las palabras Oath Keepers y Proud Boys se escucharon en la Casa Blanca durante visitas de Giuliani.

La nueva conexión entre Giuliani, los Oath Keepers y los Proud Boys ha hecho surgir el fantasma de que el entonces abogado del expresidente estaba perfectamente al tanto de las intenciones que tenían los dos grupos de extrema derecha. Los miembros principales de las dos formaciones han sido acusados de conspiración para la rebelión.

Sala de guerra

En la víspera del ataque al Capitolio, Trump instruyó a Meadows para que hablara con el activista político de extrema derecha Roger Stone y con el que había sido su asesor de seguridad nacional, Michael Flynn, una instrucción que el jefe de gabinete siguió, según el testimonio de Hutchinson.

Meadows planteó en repetidas ocasiones la posibilidad de ir hasta el lugar donde se reunía el círculo de Trump en el hotel Willard de Washington, aunque luego comenzó a tener dudas y en vez de eso terminó haciendo una llamada a dicha sala de guerra, según Hutchinson.

Como ya informó The Guardian en 2021, fue entonces cuando Trump llamó desde la Casa Blanca a Giuliani y al grupo de abogados que trabajaba para él en el hotel Willard para debatir sobre posibles formas de impedir la certificación de la victoria electoral de Joe Biden.

La conexión de Meadows con este equipo de Trump parece tan importante como la de Giuliani con los grupos de extrema derecha. Entre otras razones, porque el hotel Willard también era la sede de Roger Stone, relacionado con los Proud Boys, y de Flynn, que en otra época trabajó con los Oath Keepers.

La congresista republicana Liz Cheney, vicepresidenta de la comisión de investigación del 6 de enero, terminó la audiencia especial del jueves con pruebas de un posible intento de manipulación de testigos por parte de personas aparentemente cercanas al expresidente. En una llamada de tono mafioso, a un testigo le dijeron que Trump sabía que todos seguirían siendo “leales”.

Traducción de Francisco de Zárate

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