¿Cómo se previene el cáncer de piel?
La autoexploración es una sencilla medida que si bien no evita que se desarrolle melanoma, sí permite detectarlo de forma precoz y tratarlo con mayor eficacia. Los expertos proponen realizar una autoexploración de toda la superficie cutánea corporal (debe incluir el cuero cabelludo, las zonas genitales, la planta de los pies, etc.) una vez al mes o, como mínimo, cada dos meses. Podemos utilizar como ayuda la realización de fotos de nuestro cuerpo, de varios espejos o de una persona de confianza.
De acuerdo con la Asociación Española Contra el Cáncer, aunque la mayoría de los lunares nunca llegan a convertirse en melanoma, algunos sí lo hacen. Por ello, la AECC incluye el autoexamen entre las medidas preventivas recomendadas, con el objetivo de conocer el patrón de nuestros lunares “para detectar cualquier cambio”. Deberá examinarse toda la superficie incluyendo palmas, piel debajo de las uñas, plantas, espalda; “en caso de cualquier cambio en nuestra piel deberemos consultar al dermatólogo”, advierten.
SOBRE LA EXPOSICIÓN AL SOL
La AECC recomienda evitar la exposición al sol durante las horas centrales del día (entre las 12 y las 16 horas), “cuando la luz ultravioleta es más intensa”, así como utilizar barreras físicas para que el sol no llegue a la piel: sombrillas, sombreros de ala ancha (para proteger también el cuello y las orejas), camisetas, etc. Por lo general, las telas apretadas y de colores oscuros ofrecen mayor protección.
Además, cuando se va a estar al aire libre es necesario aplicar sobre la piel fotoprotectores solares con filtros de protección UVA y UVB adecuados al tipo de piel de cada persona. Sus valores van del 0 al 16 (0 indica el riesgo mínimo de sobreexposición y 10 o más el máximo).
En todas las edades, son necesarias gafas de sol que absorban el 100% de las radiaciones ultravioleta. Todas estas medidas son también recomendables en los días nublados, “ya que los rayos ultravioletas atraviesan las nubes”.
Por otra parte, indican que otras fuentes de luz ultravioleta (como las famosas lámparas bronceadoras) “aumentan el riesgo de aparición de melanoma”.
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