Los celadores del San Pedro, al límite de sus fuerzas
La crisis y los recortes son la única causa de la situación que denuncian los celadores del Hospital. La falta de personal está haciendo que los turnos de trabajo sean de siete u ocho días, uno libre y otros cuatro después de trabajo. Con lo que se acumulan hasta trece jornadas laborales con una sola libranza. Todo ello en un colectivo con una media de edad de entre 50 y 55 años y un trabajo mayoritariamente físico, lo que está llevando a una cantidad de bajas médicas como no se había visto nunca.
“Llevo más de veinte años realizando este trabajo y nunca había vivido algo así”, explica uno de ellos,“antes no contábamos con los medios técnicos que hay ahora, las camas eran más pesadas, no había grúas... y aun así, se trabajaba mucho mejor. Ahora muchos compañeros tienen problemas de espalda y de rodillas, y los que no, acabaremos teníendolos porque no se puede trabajar en estas condiciones”.
Al parecer, hace tiempo que no se están amortizando las plazas ni se están cubriendo las jubilaciones, por lo que el personal se va reduciendo paulatinamente. Además, es el único colectivo del hospital al que no se le permite compensar el incremento de jornada. Con el incremento de dos horas y media semanales, el resto de profesionales comenzaron a ampliar su jornada un día a la semana para completar el horario, por la tarde si estaban en turno de mañana, o por la mañana si estaban en turno de tarde. Sin embargo a los celadores no se les permite completar durante la semana esas dos horas y media de más. En su caso se hace un cómputo global y se extrae luego de sus libranzas, con lo que los días de trabajo se incrementan.
A esta reducción de libranzas se suman además las limitaciones a la hora de disfrutar de sus días de libre disposición, ya que se les niega la posibilidad de disfrutarlos en fin de semana o festivo, por encontrarse el servicio con menos personal.
Unas condiciones laborales que sin embargo, no quedan solo en el perjucio para los trabajadores sino que van más alla. También los pacientes sufren estas carencias. “Muchas veces tenemos a los pacientes esperando un traslado 45 minutos o incluso una hora porque no llegamos”, relatan, “una sola persona está haciendo el trabajo que antes hacían tres, y no se cuenta tampoco con que los desplazamientos en el hospital son muy largos, a veces necesitamos veinte minutos para un solo servicio”.
Las quejas de los pacientes, que en ocasiones tienen que esperar la llegada del celador en un pasillo para subir a la habitación después de una prueba, son constantes, “entendemos que se quejen, pero luego esas quejas no se trasladan a donde realmente tienen que ir”. También los compañeros se quejan cuando les requieren para realizar un servicio y tardan en llegar, “pero no podemos hacer más, el teléfono suena constantemente y no llegamos, no damos más”.
Este colectivo, apoyado por la Federación de Sanidad de CCOO, ha trasladado todas sus quejas y peticiones a la jefatura y a la gerencia del hospital. Por el momento, no han obtenido ninguna respuesta.
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