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“Lo que se ha creado aquí es indesalojable”: La Ingobernable se prepara para resistir al Ayuntamiento de PP y Cs

Cristina Fallaras, Nacho Vegas, Javier Gallego, Belén Gopegui, Quique Peinado e Ismael Serrano

Mario Escribano

Madrid —

“Pondremos en marcha todos los trámites para que el colectivo deje de usurpar un edificio que pagamos todos los madrileños con nuestros impuestos”. La frase es del nuevo alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, y la pronunció a las puertas del centro social La Ingobernable cuando aún era candidato, en plena campaña electoral. Una advertencia que hizo saltar las alarmas en este espacio autogestionado del centro de la capital, ya amenazado de desalojo por el anterior consistorio.

Este miércoles, Carne Cruda ha realizado el último programa de la temporada desde la azotea del edificio, situado en la calle Gobernador 39, esquina con el paseo del Prado. El cartel 'Ahora más que nunca, os necesitamos' ha servido como recepción para las decenas de personas que han acudido para apoyar la continuidad de este centro. Además, en el programa han intervenido personalidades del mundo de la cultura, como la escritora Belén Gopegui, los periodistas Quique Peinado y Cristina Fallarás o los cantantes Nacho Vegas e Ismael Serrano, que han actuado en acústico para la ocasión. Pero también activistas de distintos movimientos sociales relacionados con La Ingobernable. Eso sí, tienen seguro que “lo que se ha creado aquí es indesalojable”.

“Antes de las elecciones, disfrutaban viniendo por la mañana con los medios a hablar de lo terribles que somos”, comentaba Gabriela, una de las integrantes del espacio, en los primeros minutos del programa: “Lo han destacado como si fuéramos el problema más grave que tiene Madrid ahora mismo. La amenaza está muy vigente”. Lo más importante para que el espacio no sea desalojado, ha continuado, “es llenarlo de vida como estamos haciendo ahora mismo”, destacando que “la emancipación no siempre pasa por un modelo de cesión, que por ejemplo puede generar incertidumbre por los gobiernos cambiantes”.

A su lado, Paula, otra activista de este espacio, reivindicaba La Ingobernable como un “lugar de apropiación, imprescindible en una ciudad en la que se especula con nuestras vidas”. Ha definido lo ocurrido en este lugar como “la imagen real de sus pelotazos, cómo expolian lo público y se lo regalan a sus amigotes” frente a una iniciativa “diferente a la que estamos acostumbrados, porque el centro no es solo para los turistas”.

La Ingobernable fue ocupada en mayo de 2017, y desde entonces ha sido lugar de acogida para actividades deportivas –yoga, boxeo– o culturales –como el taller de relato o las charlas y jornadas de diversas temáticas–, además de punto de encuentro para colectivos sociales. Manuela Carmena acabó dejando de reconocer a los activistas como interlocutores en mayo del año siguiente: ningún representante del consistorio se presentó a la reunión convocada por colectivos que han participado en el desarrollo de este espacio. “Carmena no quiso entender lo que estaba pasando aquí dentro: el gobierno del cambio, no quiso colaborar con este laboratorio social”, han afeado a la anterior regidora.

Pero hay que retrotaerse más para entender la historia de La Ingobernable, un bloque cuyo último uso institucional se produjo hace ya siete años. Al menos, al Gobierno de Ana Botella, que en 2013 cedió el edificio de titularidad municipal a la Fundación Ambasz para que construyera un museo de arte y arquitectura –tras un pasado que le llevó a figurar incluso en los correos de Blesa–. En concreto, se trataba de una cesión gratuita para los siguientes 75 años, mientras que este ente se comprometía a invertir 10 millones de euros en el proyecto. En cuatro años no hubo ningún avance y el Ayuntamiento tumbó el proyecto, pues implicaba una construcción con mayor número de alturas y recibió informes técnicos desfavorables, y acabó eliminando esta cesión. Eso sí, con una indemnización de 1,4 millones de euros para la Fundación, ya que las Instituciones no habían cumplido todo el periodo que habían firmado.

“La institución te hace estar absolutamente atravesado por una serie de presiones que cuando estás fuera no tienes. El Ayuntamiento ha dado la espalda a la que sería su lógica base social”, lamentaba Paula, la activista de La Ingobernable, antes de preguntar “qué ha pasado” para que “cuando nos íbamos a comer el mundo nos hemos comido unas papas”. “En este tipo de espacios se disputan distintos tipos de poder, lo privado lo público y lo común, y es muy difícil que ninguna institución quiera ceder ante estos espacios”, ha añadido“.

También en Carne Cruda, Manuela Carmena defendía en febrero la ruptura de las negociaciones, aunque reconocía que “hacen una labor social estupenda pero no necesitan para hacerla ocupar ilegalmente un edificio del Ayuntamiento”. “No voy a ir a reunirme con personas que han roto las reglas del juego”. Sí se ofreció a que “lo puedan hacer en otros edificios” y defendió que “como alcaldesa no las voy a romper ni voy a amparar a quien las rompa: les puedo entender, les puedo justificar, pero no les puedo amparar”. “Otra cosa es entender por qué se rompen y buscar alternativas para que no se tengan que romper”, zanjó.

Cabe destacar que la ocupación de La Ingobernable fue otro episodio en los que se evidenció la división en el grupo municipal de Ahora Madrid, una constante durante los últimos cuatro años. De hecho, los concejales Carlos Sánchez Mato, Rommy Arce y Pablo Carmona se mostraron favorables a la ocupación estando en el cargo y en las pasadas elecciones presentaron su propia candidatura, Madrid en Pie. También mostraron su apoyo el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, y el coordinador federal de Izquierda Unida, Alberto Garzón.

“Otra manera de relacionarnos en comunidad”

Entre los activistas que han participado en este programa de Carne Cruda también se encontraba la Comisión 8M, promotora de la huelga feminista, que ha destacado la importancia de La Ingobernable para la organización de la protesta, aportando “otra manera de relacionarnos en comunidad, poniendo la vida en el centro”. Mientras, la organización del Orgullo crítico –que se celebra este viernes– ha defendido: “No necesitamos mostrar una cara amable a las instituciones y, para eso, necesitamos algo así”. También han acudido representantes del movimiento ecologista Fridays for Future, que han defendido cómo el espacio les ha ayudado a “unirse en una causa común, con personas que nunca habían estado antes en una asamblea”, avisando de que “sin La Ingobernable no nos van a desmontar, porque esto no es un espacio, es una red de personas”.

María, del espacio autogestionado El Eko, en Carabanchel, ha hecho un alegato en defensa del modelo autogestionado frente a “unas dinámicas que intentan plantarle cara a todo este proceso de devorarnos de esta ciudad”, apostando por “democratizar espacios y creando otras lógicas de relación”. “En tres días nos hemos visto fuera del espacio, con toda la programación cancelada que teníamos ya aprobada. Estamos todavía de susto”, ha lamentado por su parte Paula, del espacio cogestionado La Gasolinera, que fue cerrado el pasado fin de semana por orden del Gobierno de Martínez Almeida.

El cierre de temporada de Carne Cruda ha culminado con un coloquio de personalidades de la cultura que han mostrado su apoyo a La Ingobernable. El cantante Ismael Serrano se sorprendía, en referencia al gobierno de Carmena, de que se “tenga cuidado para gente que no te va a votar nunca” y ha lamentado que no se fuera más “ambicioso porque la ocasión lo merece y, si no, ocurren cosas como las que han ocurrido”. “Tengo fe en esta nueva generación que ha crecido más inmersa en el debate político”, ha celebrado el músico, que también ha interpretado en acústico varios temas de su repertorio, cerrando con el icónico 'Papá cuéntame otra vez' y seguido por el cántico “Gobierne quien gobierne, La Ingo se defiende” entre el público. “Tenemos que visibilizarnos, hacernos ver, reivindicar este tipo de sitios. Necesitamos que ellos sientan miedo porque ahora están crecidos”, ha clamado el artista, que también ha actuado en el programa, para llamar a “una resistencia activa para luchar contra el poder”.

Por su parte, la escritora Belén Gopegui ha defendido que existan “muchos pequeños espacios donde se está tejiendo cada día, organizando a medio y largo plazo” para “minar el poder y los medios de la derecha”. “Este espacio es mi casa, aquí he hecho talleres y he aprendido muchísimo”, ha reconocido Gopegui, que ha llamado a “olvidarnos de que los responsables también somos nosotros por lo que pudimos haber hecho” ante las críticas al anterior gobierno municipal: “Es bueno recordarlo porque creemos que encima es nuestra responsabilidad”.

“Cuando no tienes nada, no tienes nada que perder y aprendes que la cosa no consiste en poseer, sino en usar aquello que existe. Y eso es imperdonable”, ha argumentado la periodista Cristina Fallarás para enfatizar que “no nos echarán de La Ingobernable, sino de la ciudad, porque estamos usando los espacios”. En referencia a las políticas de izquierda, ha subrayado que “la modificación no consiste en tomar las bases y darles la vuelta, sino crear unas bases diferentes” porque “o sabe aislarse de las estructuras de poder de la derecha o las acaba asumiendo”.

El periodista y presentador Quique Peinado se ha mostrado en una posición similar, incidiendo en que “ha faltado valentía y dar un paso al frente” y ha comparado La Ingobernable al espíritu de los gobiernos del PP en Madrid: “Este tipo de espacios, que son todo lo contrario: gente ayudándose”.

El público no solo estaba formado por habituales del espacio, también por personas que acuden de forma menos habitual. Es el caso de Jesús, que no es asiduo pero reconoce que en estos momentos “hay que arrimar el hombro”, pues se trata de una “experiencia impresionante en Madrid”. “Tiene pinta de que se acabará, pero queremos mostrar la rabia de que no estamos de acuerdo”, espeta. A su lado está José Manuel, del Taller de Relato de La Ingobernable, que admite estar “ante una situación crítica, es un desahucio inminente”. Y tienen algo claro: “No nos va a quitar las ganas”.

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