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La salida de Ruiz-Huerta, un capítulo más de la bronca interna que ha marcado la legislatura de Podemos en Madrid

Lorena Ruiz-Huerta y Ramón Espinar, en la moción de censura contra Cifuentes.

Sofía Pérez Mendoza

Podemos amaneció el lunes con un nuevo sobresalto tras la dimisión “por sorpresa” de la portavoz del grupo parlamentario en la Asamblea de Madrid: “Ya no comparto este proyecto”. El equipo de diputados regionales llevaba funcionando desde enero con una voz cantante, la de Lorena Ruiz-Huerta, que tenía fecha de caducidad: las próximas elecciones. Ella ha decidido adelantar su salida entre críticas a la dirección.

Su corriente más afín, Anticapitalistas, estaba cada vez más lejos de los modos y el discurso de las direcciones estatal y autonómica. La renuncia a concurrir a las primarias en la región marcó una ruptura sin precedentes que ya venía cocinándose a fuego lento desde el principio de la legislatura. El acelerador puesto por Iglesias y Ramón Espinar, al frente de la formación regional, para perfilar cuanto antes a Íñigo Errejón como “referente” y candidato, profundizaron una brecha que reforzaba la “situación de minoría” de la portavoz, como ella misma ha admitido, incluso frente al grupo parlamentario que representaba hasta este lunes.

Esas disputas internas han acompañado a la formación regional de Podemos desde el inicio de la legislatura. “Ha habido conflicto interno en el seno de Podemos en todos los ámbitos y negarlo no tiene sentido”, admiten fuentes del partido. Las tensiones en la cúpula estatal han tenido habitualmente sus ecos en la capital, como en muchos partidos. La Comunidad de Madrid y también el Ayuntamiento son dos plazas decisivas para Podemos, cuyas dos cabezas visibles hasta Vistalegre 2, Iglesias y Errejón, trataron de zanjar hostilidades con un acuerdo bilateral que, sin embargo, echó alcohol sobre otras heridas abiertas.

El pacto sellado entre ambos para dar una salida a Errejón tras la derrota de su proyecto estalló después en un problema de cohesión en el seno del sector más próximo a Ramón Espinar, el secretario general de la Comunidad de Madrid desde noviembre de 2016 y que tiene mayoría en el Consejo Ciudadano.

La muestra de las discrepancias de Juntas Podemos –la marca con la que Espinar se presentó a las primarias para liderar la ejecutiva regional y que incluía al sector de Anticapitalistas– se dispararon con la presentación de la lista de Errejón para las primarias, que incluye a Espinar como número cuatro.

Las primarias municipales, otro punto de inflexión

Pero la falta de unidad ya se hizo palpable unos meses antes, con los apoyos a la candidatura municipal de Julio Rodríguez para el Ayuntamiento de Madrid. La alianza entre los afines a Iglesias y Errejón para Madrid capital repercutió en cambios en la dirección regional que dejaron herida de muerte la relación entre los de Espinar y los anticapitalistas de Podemos en Movimiento. Salieron de la Ejecutiva tres afines a esta última corriente (Raúl Camargo, Jacinto Morano e Isabel Serra) y entró en como presidenta del grupo parlamentario Mónica García, afín a Errejón, en lugar de Marco Candela, próximo a Espinar y a Iglesias.

El diseño de las primarias en Madrid, pese a que parecía que la herida se había suturado en Vistalegre 2, no fue una balsa de aceite. Espinar y Errejón partían de modelos diferentes. El primero, respaldado por el Consejo Ciudadano Autonómico, prefería un cabeza elegido en una votación separada de la que elegiría su lista, con el riesgo de que Errejón rechazara presentarse con esas reglas del juego.

Pablo Iglesias, ante el desencuentro, lanzó públicamente una advertencia clara: “Ni media tontería con cuestiones internas. Hay una urgencia que es evidente, y que es que tengamos un candidato”, dijo. La Asamblea de Madrid estaba entonces en medio de la gran crisis institucional de la legislatura, la que se desencadenó con el caso Máster y que tenía a la presidenta Cristina Cifuentes como protagonista.

Mientras, el grupo parlamentario seguía funcionando. Lorena Ruiz-Huerta continuaba dando el canutazo a los periodistas cada jueves antes del pleno. Ante los medios tuvo que responder sobre la decisión de Anticapitalistas, la corriente que se aglutina en Podemos en Movimiento, de no concurrir a las primarias de Podemos y disputar la candidatura a Iñigo Errejón. Algunos en el partido le afean que, en esos momentos, “expresara como portavoz opiniones personales sobre estos conflictos internos”. “Era complicado aguantar así. Las condiciones eran las que eran. Y si se quiere entrar hay que buscar salidas para ese sector de Podemos”, apunta una diputada regional.

Esta determinación abrió grietas dentro de la propia corriente y sacó de las filas de Anticapitalistas a la diputada regional Isabel Serra, una vez que además algunos diputados, como Ruiz-Huerta o Raúl Camargo, firmaron un texto (Manifiesto por Madrid) que exigía a Podemos listas abiertas para construir “unidad popular” con otros colectivos sociales. La decisión fue tildada de incomprensible por el sector más próximo a Errejón que asegura que ofrecía un puesto en las listas a Ruiz-Huerta, aunque nadie descartaba la entrada de algunos nombres sueltos próximos a Anticapitalistas a última hora.

La que se abrió en torno a las primarias para elegir a un candidato regional no fue la primera crisis en Podemos Comunidad de Madrid: el partido ya había vivido el cese de Sergio Pascual en 2016, cercano a Errejón, como secretario de Organización y el relevo “muy tenso”, como recuerdan algunos en el partido, de José Manuel López al frente de la portavocía del grupo parlamentario. Lorena Ruiz-Huerta fue nombrada portavoz, como sustituta de López, en medio de esa algarabía.

¿Más cambios en el grupo parlamentario?

La salida de Ruiz-Huerta deja las manos libres a la candidatura de Errejón para volar hacia 2019. La misma exportavoz se ha marchado criticando la “deriva de Podemos”, unos mensajes que han terminado generando “malestar” en el grupo parlamentario, El sector próximo a Errejón asegura que no ha habido “presiones” para provocar su salida. “No suponía ningún problema que siguiera como portavoz aunque la posición política fue discrepante”, dicen fuentes del partido.

Algunos leen esta marcha como el “cierre de un capítulo” que despeja absolutamente el camino para los errejonistas. “Íñigo es el referente”, coinciden en la dirección regional y nacional. El lugar de Ruiz-Huerta lo ocupará con toda probabilidad la diputada Clara Serra, número dos de la lista de Errejón y propuesta por el grupo parlamentario por unanimidad. El nombre, no obstante, debe pasar esta semana el filtro del Consejo Autonómico Ciudadano.

“Es bueno que la solución haya sido unánime. La reunión de grupo ha sido cordial y ha durado 15 minutos. El acuerdo estaba ahí. Eso es positivo”, interpreta María Espinosa, secretaria de Coordinación Parlamentaria y miembro del Consejo de Coordinación. El sector más próximo a Errejón, además, niega que la dimisión vaya a pasar factura electoral.

Fuentes de la dirección regional avanzan que podría haber más cambios en la estructura del grupo parlamentario, una postura que no ven tan clara en la dirección nacional porque “queda muy poco para mayo”. Las portavocías adjuntas están ocupadas por Raquel Huerta y Marco Candela, y la presidencia recae en Mónica García. “Ahora hay que mirar a 2019 y valorar qué personas elegimos para el grupo parlamentario. Esto se hará con la mirada puesta en las elecciones”, afirma Espinosa.

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