Santa Lucía, un camino con un jardín inesperado
La calle Santa Lucía recorre desde la calle del Tesoro a la de la Palma, y aunque tiene tres tramos (la cruzan Espíritu Santo y San Vicente Ferrer) se puede decir que está claramente dividida en dos por la orografía: la gran cuesta hasta Espíritu Santo en un sentido y en el otro a partir de esta calle.
El nombre
Parte de la calle se llamó también de la Cruz Nueva, Nueva de la Cruz, de las tres Cruces de las Maravillas y hasta Tres Cruces Nuevas. También se la conoció como Callejón del Rey. El nombre
en honor a la martir de tiempos de Diocleciano le viene por una imagen que había en tiempos en la fachada de la casa del marqués de Rodazne que allí estuvo.
La calle antes…
Dos maravillosas vecinas del número cuatro de Santa Lucía nos cuentan la historia de su casa. A primera vista se aprecia que es el inmueble más antiguo de la calle, una gran casa baja con fachada a base de sillares de piedra que inmediatamente remite en pequeño a muchos conventos de la capital. La casa fue rehabilitada por completo en 1989 respetando la fachada y según nos cuentan “tiene como trescientos años, antes fue convento también”. Traspasando la puerta podemos contemplar un magnífico patio interior con frutales, un patio de vecindad que nadie imagina está ahí y te transporta a tiempos del Madrid pretérito.
Uno puede imaginar realmente la casa como escenario de grandes historias y así se ha hecho durante años: hasta la remodelación de la casa había un portón donde las dos vecinas confirman se dice ataba su caballo Luis Candelas.
Los muros del número cuatro de la calle han sido testigos del ocaso de los oficios y tiendas tradicionales en las últimas décadas. En el tramo de calle antes de llegar a Tesoro hubo al lado de la imprenta que, último testigo de esos tiempos de oficios, aún sobrevive, una casa donde se hacía vidrio artesano y al lado una metalistería, en el lugar donde ahora está taberna La Buena – esquina con Espíritu Santo - unos ultramarinos. Tampoco sobreviven la tahona que hubo en el edificio andamiado según nos cuenta Jose, de la tienda de menaje hotelero de la calle, ni la bodega que había en lugar de la tienda de chinos, ni el bar La Peña o la churrería.
…y la calle ahora
Santa Lucía es
un collage de distintas arquitecturas como otras del barrio y acercándose a la zona de Tesoro, una sucesión de fachadas desavenidas: el ladrillo, la sillería, la piedra… Destaca además de la antigua casa del número cuatro un edificio rehabilitado y pintado en un azul casi a lo Klein que bien podría estar en el bonaerense barrio de Caminito en lugar de en Malasaña.
Hoy una de las cosas que más llaman la atención de Santa Lucía es la gran cantidad de motocicletas, lo
que tiene que ver con dos talleres que hay en la calle. Seguramente la gente del exclusivo mundo de Vespas y Lambrettas conoce bien esta calle de cuestas.
Donde antes hubo negocios de la España en blanco y negro ahora empiezan a proliferar sitios de hoy como un local de comida para llevar, que se mezclan con un par de inmuebles en rehabilitación. En uno de ellos se puede leer un enigmático letrero junto al enrejado de una puerta
de 1878
que ya no está. Pone “Feralla...y mierda de artistas en general. Falagan”.
Santa Lucía es una de esas calles del barrio en las que reparan más los vecinos que
los muchos visitantes de Malasaña en busca de ocio.
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