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La ITV de un coche eléctrico, prácticamente un calco de la tradicional

ITV.

Paula Ulloa

Aquellos usuarios que fueron pioneros en la adopción del coche eléctrico se habrán visto ya en la tesitura de llevar sus vehículos a pasar la ITV, como es preceptivo desde que cumplen cuatro años. Un artículo publicado en la web de Aema-ITV, la Asociación de Entidades para la Inspección Técnica de Vehículos de la Comunidad de Madrid, nos permite conocer algunas pistas sobre cómo es el proceso de revisión de estos modelos y en qué se diferencia del utilizado con los de combustión interna.

La primera conclusión que podemos extraer es que de momento no existe un protocolo establecido en la reglamentación para la prueba de los vehículos eléctricos, por lo que los puntos que se someten a examen son los habituales: carrocería, luces, neumáticos, suspensiones y frenos. Por supuesto, al emplear un motor eléctrico y no uno térmico -que quema para funcionar un combustible de origen fósil-, están exentos de la prueba de emisiones de gases contaminantes.

Desde Aema-ITV recuerdan que, según datos del Ayuntamiento de Madrid, un coche sin distintivo ambiental de la DGT emite de media 1,6 veces más gases contaminantes que otro con etiqueta B; 7,2 más que uno de clasificación ambiental C y 47 veces más que uno con pegatina Eco. Se trata de cifras que explican por qué las autoridades apuestan cada vez más por los vehículos de energías alternativas como una de las medidas principales para favorecer la mejora de la calidad del aire en nuestras ciudades.

En 2022 se matricularon en España 86.650 eléctricos, de los cuales alrededor de 38.200 se vendieron en la capital (esto es, casi un tercio del total). Es por ello por lo que la asociación recuerda la importancia de que estos vehículos pasen, como los demás, la inspección técnica, de modo que, además de proteger el medio ambiente, se asegure que cumplen con las condiciones necesarias para garantizar la seguridad vial.

A falta de un protocolo específico, las inspecciones han realizado una pequeña adaptación de la prueba de motor toda vez que existen notables diferencias entre un sistema eléctrico de impulsión y el sistema térmico convencional. Y, “siempre que sea posible, se hacen comprobaciones sobre la batería y el cableado”, leemos en la página web.

Si las baterías están medianamente visibles o accesibles se hace una inspección visual del estado y fijación de las mismas, comprobando también que no presenten fugas de electrolito. Además, en los eléctricos se verifica visualmente que la toma de carga no esté suelta y sea accesible, el equivalente al chequeo del tapón de combustible de los vehículos de combustión.

Como hemos publicado hace pocos días en este canal de Motor en referencia a la elevada proporción de eléctricos que terminan en el desguace con daños relativamente menores, uno de los grandes problemas que se encuentran los talleres en este caso es precisamente la dificultad de acceder a las baterías de estos coches para realizar un diagnóstico de sus daños e intentar subsanarlos.

Una investigación de la agencia de noticias Reuters ha dictaminado que, mientras que algunas marcas, como Ford o General Motors, se han tomado la cuestión en serio y están trabajando para que sus paquetes de baterías sean más accesibles -y fáciles de reparar-, otras como Tesla están haciendo justo lo contrario. Así las cosas, un empleado de ITV podrá inspeccionar algo o prácticamente nada, en función del modelo eléctrico que le toque en suerte.

Desde Aema-ITV explican que en ocasiones se observan diferencias en la prueba de frenos, “ya que en algunos casos hay que realizarla bajo unas condiciones específicas para que el vehículo no detecte que existe un error al girar un solo eje”.

De forma adicional, según el modelo concreto, se ofrece la opción de incorporar testigos de chequeo en el cuadro de instrumentos para poner en alerta al conductor de cualquier problema al encender y apagar el vehículo. Un ejemplo común es el del testigo Ready, si el vehículo está en condiciones de iniciar la marcha, o el testigo de alerta cuando la temperatura de las baterías es demasiado alta.

Neumáticos y suspensión

El desgaste de neumáticos es un punto clave que debe controlarse en la ITV de eléctricos debido a las particularidades de su tracción, sobre todo en lo referente a la entrega (prácticamente inmediata) de su casi siempre elevado par motor a las ruedas. De hecho, esta es una de las anomalías detectadas con mayor frecuencia, advierten los técnicos de las inspecciones.

Estos datos reflejan que, independientemente del tipo de impulsión de los vehículos, el capítulo de ejes, ruedas, neumáticos y suspensión sigue siendo una de las principales razones que conllevan un suspenso en la prueba. De hecho, según datos aportados por el Archivo de Vehículos de la Comunidad de Madrid a Aema-ITV, el pasado mes de enero, el 30,33% de las inspecciones desfavorables de vehículos no eléctricos en la capital se debía a fallos en neumáticos y suspensión.

El presidente de la asociación, Jorge Soriano, no duda en concluir que estamos ante una cuestión en la que “hay que seguir trabajando, tanto en eléctricos como en el resto de los vehículos, en virtud de la seguridad ciudadana”.

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