Tras la tormenta, el oasis: el Music Fest de Elche congrega 12.000 personas tras la cancelación del viernes
Elche amaneció el sábado 11 de octubre con el barro aún fresco de la dana 'Alice', que obligó a cancelar la jornada inaugural del Oasis Elche Music Fest. Pero la ciudad, fiel a su espíritu jubilar, resurgió entre charcos y decibelios. En el parking de la Universidad Miguel Hernández, el festival de Producciones Baltimore (responsables del WARM UP de Murcia, Low y Spring Festival) recuperó el pulso con una única jornada que condensó toda la energía acumulada en 24 horas de espera.
De la DANA al desquite
El viernes debía ser la noche de Mikel Izal, Dani Fernández o La La Love You, pero la meteorología dictó sentencia. La organización canceló a tiempo, priorizando la seguridad, y los asistentes transformaron la frustración en expectación. El sábado, con el cielo despejado y el recinto reabierto, 12.000 personas dieron sentido al lema no escrito del festival: “tras la tormenta, la música”.
El Oasis Elche Music Fest, concebido como parte del Año Jubilar de Elche, no busca ser un festival más. Busca gustar a todo el mundo, y lo consigue al mezclar lo local con lo nacional, la escena emergente con los grandes nombres como Siloé o la nostalgia de Duncan Dhu, y proyectar a la ciudad como nuevo epicentro cultural del Levante junto Murcia (WARM) o Cartagena (Imperium). Dos escenarios, food trucks, DJs y un público intergeneracional completan la ecuación.
Becarios: juventud encendida desde casa
Como huyo siempre de la masificación, decidí tener mi base en el escenario alternativo. Abrir una jornada así no era tarea fácil, pero Becarios asumió el reto con descaro local. Unidos desde 2023 entre Elche y Alicante por Álvaro García, James Lomax, Mario Santisteban y Franco González, el cuarteto presentó temas de su próximo EP La Casa Encendida, producido por Aleix Turon (Cala Vento). Canciones como Opencor, Polillas o Rob Gordon demostraron que hay cantera y que el indie del sureste está en forma. Un grupo joven, pero con discurso propio y un futuro prometedor.
Sanguijuelas del Guadiana y la aparición de “la jefa”
Uno de los momentos más celebrados del día fue protagonizado por el grupo pacense Sanguijuelas del Guadiana, banda que mezcla flamenco, rock y poesía social con una autenticidad arrolladora. En pleno concierto surgió la sorpresa: Rozalén -quien acababa de terminar su actuación- irrumpió en el escenario entre vítores de “¡la jefa!” para cantar junto a ellos Revolá, amadrinando simbólicamente uno de los proyectos más potentes de la nueva música española. El público respondió con euforia a la, sin duda, propuesta más rompedora y prometedora de las vistas durante toda la jornada.
La Plata: del brillo al ruido
La noche avanzaba y llegaba el turno de La Plata, la banda valenciana de indie pop y post-punk que tantos seguidores ha ganado desde su irrupción en 2016. Su mezcla de urgencia juvenil, melodías luminosas y melancolía ochentera los ha convertido en una referencia generacional.
Sin embargo, los problemas de sonido empañaron un concierto que prometía más. En el WARM UP de Murcia de 2018 —como ya conté en una crónica de entonces— fueron una de las revelaciones del festival, con hits como Un atasco o Me miras desde lejos. En Elche, su energía seguía intacta, pero la nitidez del directo no los acompañó. Pese a ello, continúan siendo una de las bandas más singulares del panorama español.
Siloé: redención y comunión colectiva
El cierre de la noche llegó con Siloé, cabeza de cartel y auténtico eje emocional del festival. El trío vallisoletano —Fito Robles, Xavi Road y Jaco Betanzos— convirtió el escenario principal en un altar sonoro dominado por una gran cruz roja incandescente. “La música nos conecta”, proclamó Robles antes de iniciar una sucesión de himnos entre la fe y el vértigo: Todos los besos, Si me necesitas, llámame… canciones que unieron a miles de voces en una especie de misa laica que sirvió como cierre simbólico y poderoso.
Un nuevo festival que quiere quedarse
Pese a la adversidad meteorológica, el Oasis Elche Music Fest dejó claro que su propuesta, entre nostálgica y actual, funciona. La capacidad de reacción que demostró la organización permitió a los 12.000 asistentes del sábado consolidar a Elche en el mapa de festivales del Levante. No fue la edición soñada, pero sí la que resistió la tormenta y, desde el barro, levantó su propio oasis.
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