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La memoria de Amparo Pérez sigue viva

Familiares, amigos y vecinos de Santander han depositado flores y velas en homenaje a Amparo. En el centro de la imagen, Marco, su nieto, sosteniendo un ramo.

Rubén Vivar

El silencio contenido sólo se rompe por el ruido de los coches al pasar, ajenos a lo que acontece esta mañana de domingo gris. La estampa, sin duda, es singular. Más de un centenar de personas se concentran frente a un vial recién construido de apenas 400 metros de longitud. El hierro y el cemento han taponado la historia y vida de Amparo Pérez, la mujer de 86 años que luchó hasta el mismo día de su muerte para evitar el derribo de su casa, el único fuerte que había logrado conservar tras una existencia llena de contratiempos.

Es una mañana de domingo sin luz que rememora a otro domingo de febrero en el que Amparo dio su último suspiro al son de las máquinas que en ese mismo momento tiraban su casa. La tristeza se adueña del ambiente, sólo roto por el murmullo sotenido de quienes quieren homenajearla y evitar que el caso caiga en el olvido.

Durante más de una hora han permanecido, primero, en la rotonda de la Avenida de Los Castros, donde han colocado velas, flores y un cartel con su fotografía en el que se podía leer: “Gran luchadora y ejemplo a seguir”. Posteriormente, se han desplazado hasta el lugar en el que se encontraba la vivienda, de la que ya no queda ningún tipo de rastro.

Para acceder hasta el lugar, los manifestantes han invadido el vial ante la atenta mirada de un agente de seguridad privada. Al parecer, la carretera, cuyas obras ya están finalizadas, iba a entrar en funcionamiento el pasado viernes pero el Ayuntamiento, al conocer la convocatoria de la concentración, decidió posponer su apertura para esta próxima semana.

Al acto han acudido sus nietos Mar y Marco Santamaría. Visiblemente emocionado, Marco ha tomado la palabra para agradecer a todos los asistentes su presencia y apoyo. “Allá donde esté, mi abuela seguro que estará orgullosa”, ha expresado con una voz entrecortada que ha sido interrumpida con un emotivo aplauso.

No es un día cualquiera. Este 17 de mayo Amparo habría cumplido 87 años. Entre los presentes nadie duda de que la pérdida de su casa, motivada por la construcción del vial, fue lo que acabó con su vida. También reprochan la “falta de humanidad” del alcalde y presidente de la FEMP, Íñigo de la Serna. Marco no puede ocultar la “rabia, impotencia e indignación” que siente.

“Ha sido un abuso y un atropello. Ella tenía su vida aquí, y esto la ha llevado por delante. Así de claro”, manifiesta a eldiario.es Cantabria. En este sentido, Marco ha vuelto a negar, “como han dicho por ahí”, que su abuela tuviera problemas de salud. “Salvo el año pasado por una operación de rodilla, el único ingreso que ha tenido muy abuela ha sido el 4 de febrero. Y ahí se quedó”.

Y es que para Marco y su familia “es muy difícil pasar página”. Tanto él como sus padres viven muy cerca, y cada vez que pasa por allí es inevitable mirar el “puto vial” y acordarse de su abuela, de su historia, de su lucha, de su dignidad. Han sido 37 años los que él ha vivido en esa casa que ya no está. “Yo veía ese pequeño túnel desde la cocina de mi abuela. Cuántas veces habré bajado por esas escaleras…” dice mientras los recuerdos no dejan de asaltarle la cabeza. Pero, “de repente, del 5 de febrero al 15, me ha desaparecido todo. ¡Todo!”, enfatiza compungido. “Ya no es la casa, son los recuerdos, ¡y mi abuela! ¡Me han quitado toda una parte de mi vida! No me ha quedado nada”.

Esa casa era mucho más que cuatro paredes. La propia Amparo, junto a su marido, se encargó de levantarla “a pulso” en una finca que les cedió un pariente hace más de seis décadas, tal y como ella misma relató a este diario.

Marco ha tenido que vivir la lucha de su abuela, de la que nunca se separó, al tiempo que preparaba, junto a su mujer, el nacimiento de su primer hijo. Apenas unas horas de diferencia separaron el alumbramiento de la vida de su primera hija con la despedida a su abuela. “La niña es la que me da alegría y fuerza para seguir adelante, pero… (silencio) Uuuufff... (coge aire). Me cuesta mucho. Es muy duro”, concluye mientras su cuñado, que permanece a su lado, le anima.

Pero no todo es rabia en un día tan triste. No tiene palabras para agradecer cómo se ha “volcado” la gente con su abuela y con su familia. También se acuerda de quienes pueden vivir una situación similar, como los vecinos del barrio de Prado San Roque, donde el PP proyecta construir un nuevo bloque de viviendas a costa de derribar el hogar de 16 personas, muchas de ellas presentes en el homenaje a Amparo. “Tristemente esto se va a volver a repetir. Cómo no nos unamos todos…”, manifiesta intentando vislumbrar un poco de esperanza.

“Asfalto por personas”

Además de los vecinos de Prado San Roque, también han estado presentes miembros de la Asamblea en Defensa de la Senda Costera, afectados por el incendio de Tetuán, de la Asociación de Vecinos Antonio Ginés y Francisco Cabezón, de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca y prácticamente representantes de todos los partidos en la oposición -PSOE, IU, Podemos, Compromiso por Cantabria y Equo-.

Paco Gómez Nadal, uno de los activistas que más cerca ha estado de la familia, recordaba la “dignidad” y la “ambición, no económica, sino de seguir en su casa, en su barrio, en su entorno” de Amparo.

Para él, el vial “representa lo que es el Ayuntamiento de Santander: asfalto a cambio de personas”. Asfalto que además “no tiene ningún sentido”. “Una ciudad que decrece haciendo viales para el crecimiento”, señala haciendo alusión a la alarmante pérdida de población de la ciudad, que ha retrocedido hasta niveles de los años 80.

Pero si hay algo que ha crispado especialmente a las personas que han apoyado la lucha de Amparo es “la sordera ante el dolor humano”. El alcalde y su equipo se negaron durante meses a reunirse con la anciana y su familia, así como a buscar una solución consensuada. El Ayuntamiento derribó la casa con Amparo en la UCI, donde permaneció ingresada diez días.

En esta misma línea coincide Sara Pérez, otra de las personas que han participado en la concentración. Cree que la actuación del equipo de Gobierno es “un indicativo de la falta de humanidad de nuestros gobernantes”. No comprende cómo en estos “tiempos horribles”, se agravan las injusticias sociales y la política especulativa “pasa por encima de las personas”.

A su juicio, el caso de Amparo es “fruto de la avaricia y de la especulación urbanística que está llevando a cabo el Ayuntamiento” de su ciudad.

Sara también lanza una pequeña reprimenda a la sociedad civil. Lamenta que en el acto sean “tan pocos”, algo en lo que también había reparado Paco Gómez Nadal, que aunque reconoce que “muchos barrios se han movilizado y han visto que hay que estar juntos”, cree que “la lucha de Amparo ha servido menos de lo que debería servir”.

“Un Ayuntamiento ha pasado por encima de una ciudadana hasta el punto de acosarla y no respetar sus derechos más fundamentales por un vial que no era necesario. No lo entiendo”, continúa Sara reclamando una mayor movilización ante este tipo de actuaciones.

Sobrecostes

Para Miguel Canales, “es un deber ciudadano y cívico el estar aquí, y en la medida de lo posible seguir apoyando no solamente ya el caso de Amparo y a su familia, sino el de muchas personas que se ven desprotegidas por quienes deberían hacerlo”.

En su opinión, el Ayuntamiento de Santander ha “denostado” a Amparo, haciendo “prevalecer los intereses de unos pocos. En este caso, de la empresa Copsesa”, apunta. Esta constructora, que ha ejecutado la obra, es propiedad de Domingo San Emeterio, dirigente del PP cántabro.

Tras acusar a Amparo de querer más dinero y advertir que eso sería “prevaricación”, el alcalde aprobó a favor de esta empresa un sobrecoste de 220.000 euros. Este incremento fue ratificado en Junta de Gobierno local justamente una semana después de fallecer Amparo. La obra, que ha concluido tres meses antes de lo previsto, había sido adjudicada con una baja temeraria, por un presupuesto de 3,8 millones de euros.

En el caso de Amparo, el jurado de expropiación determinó que su vivienda, de 90 metros cuadrados y 379 más de terreno, tenía un valor de 79.000 euros. En 2012, el Ayuntamiento de Santander aprobó un nuevo Plan General, por el cual el terreno donde se asentaba -la Vaguada de las Llamas, la zona de expansión de la ciudad- pasó de ser calificado de urbano a rústico. A la hora de pagar impuestos, la casa de Amparo estaba tasada por Hacienda en 109.000 euros.

Con ocasión del homenaje, el PSOE ha anunciado en un comunicado que, tras contar con el visto bueno de la familia, en el próximo Pleno municipal propondrá que el vial pase a denominarse Avenida de Amparo Pérez.

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