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Los empleos a tiempo parcial ya suponen el 40% de los contratos que se firman en Euskadi

Los contratos a tiempo parcial suponen ya el 40% del total de la contratación.

Eduardo Azumendi

Poco podía imaginarse Juan L. García que a sus 27 años, tres años después de terminar la carrera de Biología, su única fuente de ingresos iba a consistir en el sueldo que consigue reunir como entrenador de baloncesto en un instituto y como monitor de tiempo libre. ¿En total? 300 euros, algo menos de siete euros por hora si se tiene en cuenta el tiempo que trabaja a lo largo del mes. “Todo empezó como un aliciente para reunir un dinero mientras estudiaba la carrera, para no tener que recurrir a mis padres. Pero ahora es mi medio de vida”, resume J. L. García su situación. Y es que este tipo de empleos reducidos se han convertido en la única solución para acceder al mercado laboral para jóvenes y no tan jóvenes.

El Servicio Vasco de Empleo-Lanbide registró el pasado mes de enero más de 66.000 contratos, de los que el 40% era a tiempo parcial. “Algunos pueden ser de un tercio de jornada y otros de una hora”, apuntan desde Lanbide. El dato de enero confirma el avance inexorable de este tipo de contratación, ya que en 2014 el 39,9% de todos los contratos fueron de estas características. “Estos porcentajes de contratación a tiempo parcial son incluso mayores en algunos países de Europa, pero en muchas ocasiones algunos ciudadanos los buscan como una forma de conciliar la vida familiar y laboral. Pero, desde luego, no es el caso de Euskadi ni del resto de España. Aquí lo único que evidencia es la precariedad del mercado laboral”.

Alemania fue uno de los primeros países en hacer famosos los “miniempleos”, otra fórmula de contratos a tiempo parcial a la que tienen que recurrir todo tipo de ciudadanos para ganar un sueldo. Desde jubilados que necesitan completar la pensión, hasta jóvenes que recurren a tres o cuatro “miniempleos” para alcanzar un salario digno. Aunque este tipo de contratos a tiempo parcial pueden contribuir a aumentar la flexibilidad, también pueden provocar problemas de tipo económico y social, según los especialistas. Por ejemplo, que los trabajadores se cronifiquen en dichos puestos y, por lo tanto, la precarización de las relaciones laborales. El incremento de la desigualdad y la reducción de derechos a pensiones de los trabajadores son otros efectos indeseados de los contratos a tiempo parcial, ya que estos trabajadores nunca tienen el mismo tiempo cotizado que un empleado a tiempo completo.

A Julia L, de 26 años, los contratos parciales le parecieron una buena idea mientras terminaba los estudios. Trabajaba una media de cinco horas a la semana en un restaurante. Seis años después de empezar en aquella dinámica sigue igual. “Ahora ya no es una solución. ”Por desgracia, lo que estoy viendo en los últimos tiempos es que se está retorciendo la fórmula. Este tipo de contratación a tiempo parcial está sustituyendo en muchos casos a los contratos temporales de jornada completa. Ya sé que para las empresas es más barato y flexible, pero ¿y para los trabajadores? Cada vez tenemos menos derechos“, se lamenta.

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