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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Un 'plan C' para el president Puigdemont

Carles Puigdemont, president de la Generalitat

Jordi Sabaté

Estimado señor president de la Generalitat de Catalunya, molt honorable Carles Puigdemont:

Tras las acciones judiciales del pasado día 20 de septiembre y la incautación de más de 9 millones de papeletas destinadas al referéndum -¿debería añadir ilegal?- del próximo 1 de octubre, he leído en la prensa que usted, su aparato de gobierno y sus partidarios no descartan hacer una DUI (declaración unilateral de independencia) si, por interposición de la judicatura española mediante las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, no se celebra dicho referendo en la fecha fijada. En concreto, dicha DUI aparece cada vez con más frecuencia citada como su 'plan B'.

Es decir, que el 'plan A' era la votación para saber si ustedes tienen una mayoría con la que independizarse de España y el 'plan B' consiste en que, en el caso de que no les dejen votar, se pasan la mayoría “por la espalda” -utilizando su propio lenguaje- y declaran la independencia de Catalunya sin consultar a los catalanes. Es decir: nos la imponen queramos o no. Bueno es saberlo, por que la semana pasada ya nos enteramos por las duras de que no se trata tampoco de que seamos españoles por deseo propio, sino también que lo somos por imposición. Al menos, ese parece el mensaje que nos quiso hacer llegar el Gobierno central.

Es decir, que usted y el presidente Mariano Rajoy nos quieren dejar claro que debemos escoger entre ser españoles por imposición o bien catalanes por imposición. Y a esto, ambas trincheras le llaman 'democracia'. Ah vale, pues qué bien: bonito concepto de democracia tienen ustedes y los suyos. Y mientras, muchos catalanes y no pocos españoles no catalanes tenemos la sensación de que nos estamos perdiendo algo, de que han dejado ustedes el guion encima del taburete para lanzarse a la improvisación con una dialéctica muy poco reconfortante y que cada vez se parece más al grito y al puñetazo.

Lo que ocurre, señor president, es que el final de esta película ya lo conocemos: usted hace su DUI y la ira del Estado español cae sobre Catalunya. A usted y al resto del Govern los detienen y Barcelona, Girona, Lleida y Tarragona quedan bajo el estado de excepción más o menos encubierto, a gusto de la Fiscalía. Con un poco de suerte no corre la sangre y usted tiene su 'selfie' con un grupo de funcionarios de la Guardia Civil o la Policía Nacional.

Pero a diferencia de lo que usted cree, ni Europa ni el resto del mundo le harán el más mínimo caso; quedará a sus ojos retratado como un fanático nacionalista que ha sido debidamente neutralizado en nombre de la democracia y la preservación del orden y la paz internacional. El argumento será que usted quiso imponer a una presumible mayoría una secesión que no deseaban, al menos para la que no fueron consultados. Y nosotros, los catalanes, veremos completamente humilladas nuestras instituciones -¿acaso no tuvimos bastante con lo del 20S?- y reducido nuestro autogobierno a cenizas, quizás por muchos años. Eso, claro está, si no corre la sangre, repito, algo que cada vez más tememos que ocurra.

Señor Puigdemont, señor president: ¿Qué hay en su cabeza? ¿Qué diantres pasa por su sesera mientras considera llevar a tantos compatriotas hacia el precipicio? ¿Sabe lo que está haciendo? ¿No cree que debería enfriarse unos instantes y reflexionar? Se lo ruego, todavía hay tiempo, todavía tiene margen de maniobra y alternativas, sigue siendo el president de la Generalitat de Catalunya. Le propongo un plan nuevo, un 'plan C'. Consiste en disolver el Parlament y convocar elecciones con la premisa, asumida por ustedes los soberanistas, de que si consiguen la mitad de votos -que no de escaños- más uno por parte de los catalanes que acudan a las urnas, tendrán su DUI.

Aténgase a lo que pueda suceder entonces, aunque probablemente será lo mismo que suceda el 2-O, pero al menos ni la UE ni el resto del mundo podrá negar que ha conseguido una mayoría clara en una elección limpia y transparente, con garantías y sin imposiciones. Cuando salga detenido en la foto, ya no será un villano fanatizado sino, tal vez, un político honesto de un país judicializado y autoritario, con una constitución que ya no consigue dar respuestas a los anhelos de sus ciudadanos.

Es posible que vaya igual a la cárcel, pero hará mucho más por la imagen internacional de Catalunya que con su actual 'plan B'. Eso sí: mi 'plan C' contempla que si ustedes -organicen su bloque como quieran pero defínanlo claramente- no consiguen la mitad más uno de los votos, se olvidarán de la independencia de Catalunya, pues considerarán que el pueblo catalán ha hablado en las urnas.

Por otro lado, mi 'plan C' tiene ventajas adicionales. Por ejemplo, puede forzar a que, para ganar o para evitar que ustedes ganen, los líderes catalanes de Ciudadanos y el PP se dejen de llenar la boca con las palabras “salvar a España” y empiecen a hablar de “mejorar a Catalunya” y cosas por el estilo. Es decir, que con este plan puede obligarles a que se expliquen sobre qué planes concretos tienen para Catalunya.

He oído hablar de federalismo, financiación actualizada y otros bonitos conceptos tanto a la señora Arrimadas como al señor García Albiol en los últimos años. Se lo he oído decir en la radio o en la televisión en momentos puntuales, no recuerdo cuándo, y tal vez ya sería hora de que lo pusieran por escrito y se mojaran con compromisos. ¿Por qué deberíamos votarles la mayoría de catalanes? Explíquennoslo.

Respecto al PSC, podríamos conseguir, con el 'plan C', que nos aclarasen en qué lugar del mapa se sitúan exactamente respecto tanto a Catalunya como al PSOE, además de contarnos a nosotros, los ciudadanos, si tienen algún plan para sacar al país de la grave crisis en que se encuentra sumido. Digo país y digo Catalunya, que de “salvar España” debería encargarse el PSOE, si es que el señor Pedro Sánchez se atreve a salir de su escondite y dar un golpe de autoridad en su partido.

Tal vez el 'plan C' ayude a los que desean una Catalunya federal dentro de una España nueva mediante una alianza de las izquierdas; es decir de Izquierda Unida, Comunes, Podemos y el PSOE, ya que el “referéndum ilegal” habrá desaparecido del horizonte y el nuevo reto será ganar Catalunya para la causa progresista y federalista, con la que, confieso, me identifico. Puede, señor Puigdemont, que hasta eso consigamos con el 'plan C': unir a la izquierda española y echar al presidente Rajoy y su gobierno. ¿Quién sabe? Cosas más raras se han visto. Y, de todos modos, no tenemos nada que perder, al menos el resto de los catalanes y de los españoles, que usted no sé...

Por favor, señor president, piénselo bien, se lo ruego: pare las máquinas y actúe con sensatez y sentido de estado. Opte por el 'plan C' y proteja a los catalanes del desastre. Y al resto de los españoles, de paso, también.

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