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Atreverse a vencer

Miembros del equipo organizador de la asamblea constituyente de Podemos. / Efe

Irene Montero / Jorge Lago

Miembros de Podemos —
  • “La propuesta del equipo Claro que Podemos es fruto de un intenso debate colectivo y hunde sus raíces en el conocimiento profundo de la multiplicidad de posiciones y realidades concretas del Estado”, afirman los autores, integrantes del equipo Claro que Podemos, liderado por Pablo Iglesias, y que ha presentado la propuesta organizativa del mismo nombre

La apertura del debate sobre la estrategia política y electoral de Podemos ha precipitado un desbordante torrente de opiniones y emociones encontradas. Reflejo, una vez más, del proceso profundamente democrático en el que estamos inmersos para constituir esta herramienta de cambio político y recuperación de nuestra soberanía.

Los patrocinadores de la vieja política desearían caracterizar este proceso como impuesto, decidido por cúpulas que desde sus soberbios sillones organizan la vida de la gente corriente o de sus militantes, pues ése es el único lenguaje que entienden y la única política que practican. Pero una vez más, desde Podemos estamos demostrando que nuestra voluntad democratizadora ha echado a andar en nuestros propios procesos de toma de decisiones y que es, ya, independiente de cualquier voluntad individual o grupal: cientos de círculos, cientos de miles de afiliados y miles de personas registradas en las distintas herramientas de participación online están protagonizando los debates centrales y la toma de decisiones sobre la propuesta política y organizativa de Podemos. No hay vuelta atrás, el proceso democratizador es irreversible. Las propuestas están encima de la mesa y la estructura de deliberación colectiva también: toca asumir la responsabilidad de debatir y tomar partido, sin perder de vista ni por un segundo el motivo por el que estamos aquí: atrevernos a vencer.

Imaginarnos vencer, atrevernos a hacerlo, nunca ha sido una tarea sencilla. Implica, de entrada, romper con las viejas inercias que muchos arrastrábamos desde hace ya demasiado tiempo, esas que nos llevaban a preferir el refugio de nuestras certezas, nuestras identidades, símbolos y verdades, antes que abrirnos a la posibilidad real de contrastarlas y ponerlas en común con las de todos y todas aquellas para las que estaban supuestamente destinadas.

Las personas que conformamos Podemos confiamos firmemente en nuestra victoria, la de las mayorías sociales que recuperan su soberanía y se organizan para decidir sobre sus propias vidas. Hay algo fundamental que aprendimos del 15M: se es lo que se hace, no lo que se dice. Si queremos democracia, la practicamos. Ya no es momento de pensar en un futuro ideal separado del presente: lo que queremos para mañana lo construimos ahora. Y lo hacemos entre todas y todos. Así, nuestra victoria pasa hoy por actuar la democracia, por demostrar que estamos ya construyendo una nueva institucionalidad que nos mueve hacia una vida más digna y más plena.

Por ello las decisiones en Podemos las tomamos colectivamente: porque nuestro objetivo democratizador es también nuestro único método posible. La estrategia electoral, en tanto decisión central de Podemos para este ciclo político, no podía afrontarse sino a través de esos procedimientos de deliberación y decisión compartida.

Los responsables de abrir este intenso debate en la Asamblea Ciudadana han sido los mismos que asumieron la responsabilidad, hace tan sólo unos meses, de inventar Podemos cuando casi nadie confiaba en ellos. Hasta ahora la estrategia electoral era motivo central de muchas de nuestras conversaciones, pero ningún equipo había confiado tanto en su propuesta como para someterla a la crítica y el debate colectivo.

Este equipo abre fuego, además, con una propuesta sólida y coherente, en la que la estrategia política y electoral forma parte de una propuesta integral para hacer de Podemos una herramienta ganadora. Los principios y documentos éticos, organizativos y políticos no pueden entenderse aislados; están estrechamente imbricados, configurando en su conjunto un proyecto político completo para el cambio. Este proyecto unitario se asienta, para consolidarlas, en las señas de identidad que nos han permitido llegar hasta aquí: empoderamiento ciudadano, participación, transparencia y democracia. Esto no son solo palabras, ni eslóganes eficaces para una campaña, son principios estructurantes de una organización política que prefigura un modelo de país.

¿En qué consiste ese proyecto? El objetivo político fundamental es convertir la indignación en cambio político, traducir las demandas y consensos de una mayoría social ya en proceso de ruptura democrática en una mayoría política que construya un nuevo proyecto de país. Eso es vencer, y se vuelve imposible sin una organización que vehicule el proceso de empoderamiento popular que implica ese objetivo.

Por ello apostamos por no repetir viejas fórmulas organizativas que alejen a Podemos de la ciudadanía. Podemos debe ser una herramienta cuyas dinámicas de trabajo y toma de decisiones intensifiquen cada vez más la construcción de fuerza social organizada para el cambio. Cualquier fórmula que priorice crear una estructura de poder interna a fortalecer los procesos de empoderamiento popular nos aleja de nuestros objetivos políticos. Las estructuras por delegados, con representantes de representantes de la gente, cortocircuitan la participación directa de todos los miembros de Podemos y desaniman a la mayoría. Las estructuras que sólo permiten participar y decidir activamente en la organización a las personas que dedican más tiempo o disponen de más experiencia elitizan la política y niegan a la gran mayoría de la población la posibilidad de hacerse parte de la toma de decisiones. Por eso apostamos por dejar de mirarnos hacia dentro, y mirar fundamentalmente hacia fuera. Ya no hay excusas: las nuevas herramientas de participación permiten materializar la fórmula de una persona un voto, haciendo posible que todo sea decidido por aquellos y aquellas que quieren implicarse en Podemos: desde las listas electorales a los programas políticos, pasando por los portavoces y responsables de la coordinación interna. Todos y todas estamos permanentemente invitadas a participar del debate y la toma de decisiones, respetando y poniendo en valor los ritmos, tiempos y experiencias diversas de cada persona.

En esta propuesta, Podemos es de todos y todas y no es, a la vez, de nadie. Podemos es, claro, de todos y cada uno de los miembros más activos en los círculos, aquellos que proponen las líneas políticas de la organización y la relación con la sociedad civil, aquellos que trabajan en la ampliación del campo de batalla y la deliberación y movilización constantes. Ésta es de hecho la columna vertebral de Podemos, y como tal debe ser valorada y fortalecida. Pero no sólo. Podemos es, necesariamente también, una herramienta para la participación y el empoderamiento de una mayoría social creciente que necesita espacios de articulación políticos para darle la vuelta a este país. Poner en valor a los círculos y a los integrantes más activos de Podemos no puede suponer la exclusión del resto de la gente. Necesitamos una organización que reconozca el valor incalculable de los primeros, garantizando que sean ellos los que hagan las preguntas y definan los debates. Una organización que, a la vez, invite permanentemente a participar, decidir y empoderarse a quien todavía no ha dado el paso, pero quiere hacerlo. Por sobre todo, una organización en la que todos y todas somos importantes.

Podemos debe ser, también, un espacio de responsabilidad colectiva, que huya de las miradas parciales tanto en el espacio (lo que vale para mi ciudad o pueblo puede no funcionar en otros) como en el tiempo (lo que suma hoy puede restar mañana). Esto obliga a entender el próximo ciclo político electoral como un todo, atendiendo a la especificidad de cada cita electoral desde una estrategia de conjunto. Esta estrategia nos lleva a destacar de nuevo que Podemos no nació para ser una fuerza política más, ni para ocupar un lugar testimonial desde el que influir tímidamente en el destino de una política y unas instituciones que le son siempre ajenas. No, Podemos nació para ser una herramienta con la que recuperar nuestra soberanía. Tenemos que atrevernos a ganar, sabiendo bien que la victoria nunca es solamente electoral, sino social y sobre todo ciudadana. Todos nuestros esfuerzos, cada uno de nuestros pasos, han de caminar firmes para darle la vuelta a este país. Por ello decimos que las elecciones generales son el escenario más importante de este ciclo electoral. Pero decimos, también, que impulsar el empoderamiento popular desde cada pueblo y cada ciudad, llegando hasta el último rincón, es nuestra tarea por excelencia, que debe concretarse no sólo en nuestras dinámicas organizativas, sino también en nuestra apuesta política institucional.

Ser una fuerza protagonista en los comicios municipales y autonómicos es un paso irrenunciable tanto para impulsar el empoderamiento ciudadano como para disputar después las elecciones generales. No vamos a salir de la agenda política, porque nacimos para quedarnos. Y vamos a estar presentes de la única manera que sabemos estar: transformando con nuestras propias manos y mentes la vida concreta de nuestros pueblos, barrios y ciudades, y disputando a la casta las instituciones desde esos procesos de construcción de nueva institucionalidad.

Concentrar nuestra fuerza e identidad en unas candidaturas autonómicas que se presentan como antesala de las elecciones generales nos permite incrementar nuestras posibilidades de ganar en el ámbito político institucional. Nos permite, sobre todo, afrontar después la difícil y comprometida tarea de participar de las instituciones de forma responsable, y demostrar que quienes conformamos Podemos hemos puesto encima de la mesa propuestas políticas necesarias, solventes y realizables. Que somos una alternativa de gobierno real.

Trabajar por las candidaturas ciudadanas que se están fraguando en los municipios, o por aquellas que probablemente lo hagan en los próximos meses, es una apuesta decidida por el fortalecimiento de los procesos de empoderamiento popular. Esta propuesta no habla de nuestra incapacidad para gobernar o para organizarnos, aunque sabemos que somos una herramienta joven y con un desarrollo desigual de nuestras dinámicas organizativas, y eso debe llevarnos a un ejercicio de responsabilidad colectiva. Tampoco habla de una posible desconfianza en nosotros y nosotras mismas, más bien al contrario. Es una propuesta que confía en Podemos, y potencia por ello las señas de identidad que nos han permitido llegar hasta aquí: la participación y el empoderamiento popular desde los ámbitos de construcción de la política más cercanos a nuestra vida diaria: nuestros pueblos y ciudades. Una apuesta por tejer redes y por traducir por fin al ámbito político institucional los procesos de empoderamiento ciudadano que desde hace años se vienen consolidando en nuestros municipios. De hecho, esta apuesta solo puede tener éxito y sentido si el inmenso trabajo de todos los miembros de Podemos –en sus círculos, en las redes y en los debates colectivos– se pone al servicio de estas candidaturas de unidad popular (y no de suma de siglas ni de viejas fórmulas disfrazadas de lo nuevo) para producir con ellas, desde las exigencias de regeneración democrática, transparencia y participación ciudadana que nos definen, el primer paso de una profunda transformación social y política que empezará en nuestros pueblos, ciudades y barrios, y acabará dándole la vuelta al país entero.

Ésta es la propuesta que presenta el equipo Claro que Podemos. Una propuesta que es además fruto de un intenso debate colectivo entre compañeros y compañeras que llevan meses dejándose la piel en esta herramienta de empoderamiento popular que es Podemos, y que hunde sus raíces en el conocimiento profundo de la multiplicidad de posiciones y realidades concretas que existen a lo largo y ancho del Estado.

Pretender que la propuesta no generase un torrente de apasionadas opiniones es no entender la democracia. Celebrar la implicación de la gente en el debate, la toma de partido y el compromiso con éste u otro planteamiento es apostar por ejercer la democracia y no sólo predicarla. Por ello la tarea ahora es volcar todos nuestros esfuerzos y toda nuestra ilusión en fortalecer y enriquecer el debate, haciendo confluir diferentes propuestas a través de los procesos de deliberación colectiva que nos caracterizan, y asegurando la implicación activa de todos y todas.

Huyamos de los debates a puerta cerrada y de los procesos de toma de decisiones vehiculados por grupos de poder internos: hagamos florecer la reflexión colectiva hasta salir de la Asamblea Ciudadana con una estrategia política y electoral ganadora y un partido cohesionado para hacerla realidad.

El debate está servido. Participemos de él con responsabilidad y alegría. Atrevámonos a ganar.

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