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Derrotadas las técnicas mafiosas de la derecha golpista

Miembros del grupo parlamentario socialista tras la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno.

Rosa María Artal

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Ha sido una larga y angustiosa travesía que ha sacado a plena luz lo peor y lo mejor de España. Pero, al fin, España va a tener un gobierno de coalición progresista, superando la enorme presión de una derecha empeñada en derrotar por la trampa el resultado de las urnas. Días de intensas tensiones que culminaban en una noche de cuchillos largos que el Estado democrático ha impedido desenvainar. Con un diputado, Tomás Guitarte, de Teruel Existe, durmiendo en paradero desconocido para sus atacantes, y otros tan presionados que acabarán denunciando el acoso sufrido. Lo que este esforzado camino al gobierno ha demostrado es que España ha resucitado a su peor derecha y que los progresistas han sabido aguantar y vencer.

Se demuestra, por tanto, que la derecha –en toda su extensión- no estaba haciendo política sino su negocio habitual que disfraza de patriotismo. La que va desde el Señorito Iván de Miguel Delibes, pisoteando a sus santos inocentes, a la que estas navidades insólitas insultaba y obstaculizaba desde el Congreso la formación de un gobierno legítimo. Hace falta mucha convicción democrática para enfrentar sus técnicas que –hasta con un diputado escondido y protegido por Interior- no difieren de la mafia. Algo muy grave ocurre en este país cuando votar “en conciencia” se considera un acto de valentía. El PSOE de Pedro Sánchez, Unidas Podemos con Pablo Iglesias al frente, y todos cuantos han colaborado con su apoyo o abstención positiva se han mantenido firmes.

No quedaba otro camino. La derecha más extrema ha ido ganando terreno, con la ayuda eficaz de poderes al margen, desde los mediáticos a los económicos que en algunos casos vienen a ser lo mismo. Con el ruido de fusiles, de sotanas, y de togas que ya sabemos. Era formar gobierno o dejar que esa lacra siguiera creciendo. Y así lo han entendido los políticos que han hecho posible esta investidura y sobre todo los ciudadanos que una y otra vez han votado a quienes querían que les gobernasen. Para la mayoría -que es lo que cuenta- no era esa derecha salida de las catacumbas.

No es posible emplear una falsa equidistancia, la objetividad hoy es señalar el peligro de esa derecha que no duda en utilizar procedimientos impropios para lograr sus propósitos. Ésos que solo los ingenuos creen son los de la ciudadanía. No hay derecho al sinvivir que han hecho sufrir a tanta gente. El miedo a sus reconocidos métodos que han llenado de pronunciamientos militares, intentos de golpes de Estado y Golpes consumados los dos últimos siglos.

Esto no parará aquí, pero no es lo mismo afrontar las trampas desde el poder que desde la inestabilidad. Los que temen la basura que expande esta derecha deben buscar su propio criterio, mirar y deducir. Anuncian un apocalipsis económico que no lo será ni siquiera para los protegidos de su sistema. Es un programa socialdemócrata, lo mínimo exigible en un Estado que quiera responder a lo que ya en la Constitución se dice que somos: un Estado social. Se van poner en marcha medidas para proteger a las mujeres y a sus hijos frente al machismo y la violencia de género, especialmente necesario tras el aumento de las asesinadas que coincide con el negacionismo de la ultraderecha. Lo peor son las zancadillas, la maledicencia, los acosos que rozan lo delictivo. El surtido de basura expelido no es propio de un país democrático.

Hemos asistido al matonismo de numerosos diputados, a la patética postura –de espaldas- de Adolfo Suárez Illana, diputado del partido amparado por personas que hicieron la vida imposible a su padre por cambiar el Movimiento dictatorial franquista -al que pertenecía- por una ley para la Democracia. A políticas desencajadas insistiendo en ver golpes de Estado donde no los hay, precisamente. Ni para el sentido común democrático en España –el gobierno de progreso- ni en Catalunya, dado que ni siquiera la justicia española se ha atrevido a sentenciarlo así. Las hemos visto desmoronarse camino de la nada como Inés Arrimadas, o camino de la furia y la venganza como Álvarez de Toledo. Desde los vertederos mediáticos y al más alto nivel en el escalafón se ha insultado con rabia renacida. Había dicho Pedro Sanchez: “Pueden hacer dos cosas, seguir con el berrinche o aceptar el resultado”. Y parecen haber optado por el berrinche. Columnas calificando al Gobierno de CoProfagia progre o las lágrimas de Pablo Iglesias “en directo”, al verse vicedpresidente de un gobierno progresista tras años de insultos y cloacas destinados a tumbar su imagen.

Lo del diputado Tomas Guitarte de Teruel Existe es inaceptable. Ha tenido que ser protegido por la Seguridad del Estado y ha de seguir conviviendo con sus acosadores. Teruel necesitaba que alguien luchara por él. Sus caciques y beneficiarios clientelares la han tenido abandonada durante décadas. Gobernado tradicionalmente por la derecha, les cuadraba una vieja jota de La Bullonera: “Son los amos de mi tierra como el perro del hortelano, ni se atreven a salvarla ni nos dejan defenderla”.

Un tema a no desdeñar es el uso que la cada vez más extrema derecha hace de la monarquía. Han coincidido en expresar una grandilocuente defensa del rey, cuando la institución de la jefatura del Estado puede ser criticada como otras instituciones, tal como recordaba Aitor Esteban del PNV. “Si quieren defender a la monarquía, eviten que la monarquía sea identificada con ustedes. Quizás se hayan convertido ustedes en la mayor amenaza para la monarquía en España”, les había dicho Pablo Iglesias poco antes. El político vasco, por cierto, en la misma línea de argumentación, concluyó: “El rey ha propuesto la investidura del felón Sánchez, según su lógica, qué irresponsabilidad la del monarca”. Cuando decimos que en España no hay una derecha civilizada y homologable a sus similares en Europa, nos referimos a los partidos nacionales. El PNV es esa derecha civilizada y homologable. Y desde luego esta sociedad precisa tener partidos conservadores que no den vergüenza.

La utilización de la figura del rey venía avalada por estas imágenes tensas de la Pascua Militar de la víspera. La monarquía habrá de cuidarse de quienes le adulan y asocian con la triple derecha y aún más de quienes podrían estar invocando su nombre en esas noches de cuchillos largos.

Se ha marcado de nuevo la brutal diferencia entre las dos Españas. Las de Antonio Machado, obligado “en conciencia”, este sí, a exiliarse a Francia, donde murió. “Ya hay un español que quiere vivir y a vivir empieza, entre una España que muere y otra España que bosteza”. Tal cual ha vuelto a ocurrir.

En el nuevo gobierno suenan muchos nombres a trabajo, prestigio y decencia. A firmeza habrá de ser también, porque un país con las trampas y amenazas sufridas y las que están por venir, es invivible. Cuando, en efecto, ya hay muchos españoles del siglo XXI, sin telarañas ni brillantina, felices por haber abierto esta ventana de esperanza. Muchos han esperado décadas.

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