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Madrid y la basura orgánica: en pos de Europa

Contenedores de reciclado en Madrid

Economistas Sin Fronteras

Sara Ramón Bruquetas —

A raíz de la elaboración de la Estrategia de Prevención y Gestión de Residuos 2018-2022, presentada en Junta de Gobierno el 28 de junio de 2018 por el Área de Medio Ambiente y Movilidad, el Ayuntamiento de Madrid fija como objetivo principal en relación a la gestión de residuos, recuperar de la basura cualquier material que pueda ser aprovechado mediante reciclaje, compostaje o recuperando la energía que los mismos puedan contener y pretende así crear una sociedad eficiente en la gestión de recursos y llegar a la economía circular y residuo cero. 

En la ciudad de Madrid, la producción de residuos alcanza la cifra de 1,2 millones de toneladas al año. Cada habitante produce anualmente casi 370 kilogramos de desperdicios, según el portal de datos abiertos del Ayuntamiento de la ciudad. Hasta noviembre de 2017, en los hogares madrileños, gracias a la recogida de proximidad o portal a portal, se ha llevado a cabo el reciclado de residuos de papel y cartón, vidrio, envases y resto de residuos no reciclables complementándose ésta, a su vez, con las recogidas en puntos limpios fijos, de proximidad y móviles. Sin embargo, estaba pendiente la recogida de bio-residuo o materia orgánica. 

El objetivo de recuperación de los residuos orgánicos se implantará progresivamente en toda la ciudad y pretende cumplir, junto a otras medidas, con el objetivo europeo que se traspone en España en la Ley de 2011 de Residuos y Suelos Contaminados, consistente en que la cantidad de residuos domésticos y comerciales destinados a la preparación para la reutilización y el reciclado para las fracciones de papel, metales, vidrio, plástico, orgánica y otras fracciones reciclables alcance, antes de 2020 y en conjunto, como mínimo el 50% en peso. 

En noviembre de 2017 se puso en marcha por parte del Área de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento el servicio de recogida de materia orgánica en una primera fase piloto, que incluía 17 zonas y varios grandes generadores como Mercamadrid, hoteles y grandes empresas. Con el inicio de este proyecto, Madrid busca cumplir la normativa europea y española que obligará a reducir progresivamente la cantidad de basura orgánica que se lleva al vertedero. Sólo el 30% de los residuos que genera cada persona se recicla, terminando el 70% restante en el cubo de restos, de los que el 47% es materia orgánica susceptible de ser utilizada para compostaje o biogás. Así, hasta el pasado mes de enero, se recogieron 3.435 toneladas de materia orgánica, 13,5 kilos por habitante, de las que 2.964 provenían de las 17 zonas pioneras y el resto de los grandes generadores de residuos incluidos en el programa. 

Este 1 de octubre, una vez finalizada la fase piloto, se han incluido para la recogida de residuos orgánicos los distritos de Arganzuela, Canillejas, Chamberí, San Blas y Villaverde. En los meses de noviembre y diciembre está previsto incluir Ciudad Lineal, Moncloa-Aravaca, Puente de Vallecas, Tetuán y Villa de Vallecas y en diciembre Hortaleza, Latina y Vicálvaro, para ya en 2019 haber implantado el sistema de recogida en toda la ciudad

El Ayuntamiento de Madrid ha apostado por el reciclaje para frenar la contaminación, pero ¿ha olvidado las otras dos “R”: reducir y reutilizar? Actualmente, se sigue enterrando en vertederos y quemando nuestros residuos. El fin último debería ser reducir los desechos que acaban en el vertedero y recuperar materiales para transformarlos y volver a utilizarlos. Hay que gestionar todos los desperdicios generados teniendo en cuenta siempre que es mejor prevenir y no perder de vista que todo aquello que consumimos va a generar una basura que tendrá un impacto sobre el entorno, la población y el medio ambiente, por lo que es muy importante pensar, antes de desechar, en reutilizar o reciclar y ver su posible utilidad alternativa. De esta forma, el Ayuntamiento se ha propuesto disminuir la incineración un 50% en 2022, hasta su total eliminación en 2025, y a día de hoy ha conseguido que todos los desechos sólidos urbanos generados en la ciudad reciban un tratamiento de recuperación de elementos reciclables y de compostaje de la materia orgánica y que sólo los rechazos, que son aquellos materiales que no se pueden reciclar ni compostar, se incineren para producir energía eléctrica o se entierren en un vertedero controlado. 

La Fundación para la Economía Circular define la economía circular como una estrategia que tiene como objetivo “la producción de bienes y servicios al tiempo que reduce el consumo y el desperdicio de materias primas, agua y fuentes de energía”. Es un sistema alternativo al actual modelo de producción y consumo donde lo principal es la reducción de elementos de desecho y el aprovechamiento de los recursos. Así, la economía circular busca alargar la vida útil de los elementos, para minimizar el coste ambiental que produce el fin de ésta en cualquier bien o servicio, apostando por tanto por reparar, reutilizar y reciclar, teniendo siempre presente que el reciclado no es suficiente para frenar los efectos devastadores provocados en el medio por nuestra actual forma de vida. 

Aunque el Ayuntamiento de Madrid aún está lejos de cumplir con el objetivo europeo de alcanzar el 50% de basura reciclable en 2020, a día de hoy, según datos del portal de transparencia del Consistorio, de enero a junio de 2018 se han recogido 606.710 toneladas de residuos urbanos, de los que 8.237 corresponden a materia orgánica. Los datos de recogida de residuos, medidos en toneladas y según el tipo de los mismos, son los siguientes:

 

A la vista de estos datos, se observa cómo la ciudadanía está cada vez más implicada en el reciclado de materia orgánica, incrementándose las cantidades recogidas desde noviembre de 2017 (884 T) a enero de 2018 (1.377 T) en más de un 50%. El problema es que, tal y como indican los datos, Madrid continúa lejos de conseguir el objetivo europeo y a día de hoy no se llega al 30%, según datos del portal del Ayuntamiento de Madrid, ya que parte de tasas bajas en comparación con otras ciudades que llevan años realizando la recogida de materia orgánica y por lo tanto llevando a cabo una mejor gestión de este tipo de residuos. 

La Unión Europea considera la existencia de correlación entre la generación de residuos y la coyuntura económica, observando que la cantidad de residuos recogidos en los últimos años ha estado ligada a la renta per cápita disponible, disminuyendo así su cantidad con la crisis económica y cumpliendo los objetivos establecidos para el año 2015, para volver a aumentar con la recuperación económica, según los datos que figuran en el apartado del diagnóstico de la Estrategia de Prevención y Gestión de Residuos del Ayuntamiento de Madrid. Por ello, se deben establecer estrategias y métodos que rompan la fuerte correlación de estas dos variables y la implantación del programa de recogida de materia orgánica en el 100% de los hogares y negocios de Madrid, para, de esta forma, aprovecharla como generador de energía, fertilizante y dar un impulso al compostaje. 

El programa de implantación progresiva del bio-residuo que se está llevando a cabo reúne y prevé todas las acciones esperadas y deseables para conseguir los objetivos europeos, planteándose la estrategia de recoger de manera selectiva para 2022 el 45% de los residuos orgánicos de la ciudad, siendo las actividades o acciones a realizar: implantar la recogida selectiva del residuo orgánico en el 100% de los hogares y negocios de Madrid y aprovecharla como generador de energía, fertilizante y dar un impulso al compostaje; acompañar la implantación de recogida de este residuo con una campaña de comunicación masiva; fomentar el agrocompostaje descentralizado; asegurar la separación de materia orgánica de grandes generadores con bajo nivel de impropios; crear un grupo de trabajo sobre el bio-residuo y asegurar que el Ayuntamiento ejerza una labor ejemplarizante en el uso de éste.

Es por todo esto cada vez más importante la participación y concienciación ciudadana e inculcar una nueva forma de actuar, hacer y vivir para conseguir así igualar la tasa de recuperación del reciclado del 45% que tiene la Unión Europea. Gracias a esto y a la recogida selectiva de materia orgánica se evitan malos olores, emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera, se mejora la recogida selectiva de otros residuos susceptibles de ser reutilizados o reciclados y disminuye la cantidad de basura que llega al vertedero, beneficiando al medio ambiente, amortiguando el impacto sobre el mismo y la ciudadanía, así como a todo el entorno en general. 

Economistas sin Fronteras no se identifica necesariamente con la opinión de la autora y ésta no compromete a ninguna de las organizaciones con las que colabora.

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