Sudán se revuelve a la sombra mediática de Egipto
Video grabado en la Universidad de Jartum por la periodista egipcia Salma Elwardany antes de ser deportada
El grito que se oye estos días en algunas calles de Sudán es el mismo que se extendió por la región de Oriente Medio y Norte de África desde finales de 2010: “El pueblo quiere el derrocamiento del régimen”. Aunque las protestas que sacuden la región desde entonces han tenido cierto eco también en Sudán, las movilizaciones no habían llegado a cristalizar como sí parecen hacerlo ahora.more
Los recortes anunciados por el Gobierno, argumentando una pérdida de potencia petrolera tras la independencia de Sudán del Sur, es lo que ha prendido la mecha en el país. Omar Al-Bashir, presidente desde 1989 y reclamado por la Corte Penal Internacional por crímenes contra la humanidad, ha anunciado la suspensión de las subvenciones a la gasolina, el despido de miles de funcionarios, el aumento de los impuestos arancelarios y el impulso a la importación de productos alimenticios. Esa ha sido la mecha, pero la rapidez e intensidad con que se extienden las manifestaciones tienen mucho que ver con los 23 años de represión y la falta de libertad de expresión que asfixia a los sudaneses.
El anuncio ha provocado movilizaciones en la calle durante más de una semana. El 17 de junio cientos de estudiantes de la Universidad de Jartum fueron atacados con golpes y gases lacrimógenos. La policía entró también en la residencia femenina para sofocar violentamente las protestas de las estudiantes. Al día siguiente las manifestaciones se extendieron a otros puntos del país.
En conversación con eldiario.es el 26 de junio, la activista sudanesa Maha Sanosi afirma que el apagón de Internet es una medida que el Gobierno tomará tarde o temprano. “Hace unas horas, se bloquearon tres conocidos diarios sudaneses, Hurriyat, AlRakoba y Sudanese Online. Estos tres medios son los que más visitas atraen y el Gobierno les teme. Movimientos juveniles como Grifina están difundiendo información que les ha facilitado Anonymous sobre acceso a Internet por línea conmutada, previendo los cortes de Internet. Estamos preparados.”
Pocas horas después de esta entrevista, Maha Sanosi fue detenidafue detenida. Aunque fue liberada al día siguiente, ha sido convocada por las autoridades de nuevo y teme que en esta ocasión la detención sea más larga. Se ha creado una campaña por su liberación y la de su compañero Usamah Mohammed Ali, con las etiquetas #freemaha y #freeussama.
Las represalias a activistas por tomar imágenes y vídeos de la represión policial han incluido arrestos, como el del conocido activista Usamah Mohammed Ali (@simsimt en twitter), que se encuentra incomunicado, y deportaciones, como la de la periodista egipcia Salma Elwardani (@S_Elwardany), autora del vídeo que encabeza este artículo.
Se extiende el miedo a un bloqueo total de Internet, como medida extrema que ya aplicó el régimen de Mubarak en Egipto y el de Asad en Siria. Como precaución, los activistas comparten ya alternativas como el servicio que Twitter creó tras el apagón del 29 de enero en Egipto:
“¿Por qué no está Al Jazeera cubriendo los incidentes en Sudán?”, se pregunta el activista egipcio Wael Abbas en Twitter. Lo afirma también el periodista de CNN Ben Wedeman: “Si Egipto no fuese un tsunami mediático 24 horas al día, Sudán estaría recibiendo más atención. El país tiene una rica historia de rebeliones y revolución”.
Surgen las comparaciones con Yemen, que comenzó con sólo unas decenas de personas en las calles. El pueblo sudanés ha agotado su paciencia y el Gobierno, que no parece haber aprendido de los errores de los anteriores, se empeña en reprimir las protestas a través de la violencia y el aislamiento mediático de sus ciudadanos.
Amnistía Internacional denunció en mayo el hostigamiento que sufren los medios de comunicación independientes en Sudán, donde es habitual confiscar copias de los periódicos nacionales y detener a periodistas bajo la acusación de traición al Estado, una constante en el país y en el resto de la región.
Ante las movilizaciones que se extienden por el país, el régimen sudanés ha sido previsible. En esa incapacidad de responder a cualquier demanda de sus ciudadanos inherente a los gobiernos de la región, Al-Bashir ha seguido la estela de gobiernos como el de Mubarak y ha reaccionado tratando de aislar a sus ciudadanos, convirtiendo en objetivo sobre todo a quienes informan desde el terreno.
Los activistas tratan ahora de atraer la atención a lo que podría ser una fecha clave en las movilizaciones contra el Partido del Congreso Nacional (PCN) de Al-Bashir: el 30 de junio. El movimiento de resistencia no violenta Girifna, que ha sido blanco de ataques del Gobierno durante los últimos meses, ha llamado al pueblo sudanés a salir a la calle de forma masiva en esa fecha, el día del aniversario de la llegada al poder del PCN, un aniversario que esperan que sea el último. La convocatoria se extiende bajo la etiqueta #SudanRevolts y va creciendo hacia lo que muchos ya anuncian como la entrada de Sudán en la Primavera Árabe.