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Nuestra vida en almoneda

El PSOE dice que pactó con Bildu para salvar la prórroga ante la cerrazón del PP

Elisa Beni

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“Ni follan ni se quitan de encima”

Dicho popular andaluz

Si no ha sido ahora, no será nunca.

No conserven la más mínima esperanza de que el debate de los partidos gire en algún momento hacia el diálogo provechoso y la búsqueda del bien común, si bien desde los diferentes espectros ideológico y formas de ver la vida.

Si la mayor crisis desde la guerra civil, con todos los elementos para ello –no debida a ningún actor nacional, amenaza homogénea para todos los humanos de la clase que sean, un nivel de muertes inaceptable y un objetivo común, acabar con ellas–, no ha conseguido variar ese flujo hacia el desastre que es nuestra vida política, no hay esperanza de que vaya a reconducirse. Déjenme que haga una pequeña excepción de Ciudadanos. Tal vez porque su nueva líder, sin emborracharse de testosterona, ha tenido el sentido común de ver que solo había un objetivo y solo un camino razonable para ello. Le doy las gracias por esa grandeza de miras, aunque le sobraron condiciones en la balanza.

Nuestras vidas han sido puestas en almoneda. Los partidos han ido al mercadillo, al zoco del desconsuelo, para obtener sus réditos en forma de trueques de exigencias o, simplemente, de futuros réditos en la lucha despiadada por el poder. Y luego están los que ni follan ni se quitan de encima, los perros de hortelano políticos, que no quieren quedarse a la intemperie absoluta de la indigencia moral, negándose a proteger a sus conciudadanos, pero tampoco se resignan a no sacar de esto nada. Y nada es lo único que debería haberse obtenido por ser decentes.

Solo había y hay un objetivo incontrovertible: el virus sigue en la comunidad y es absolutamente necesario evitar que vuelva a propagarse masivamente. Con un solo ciudadano infectado y descontrolado que quede y sin medidas, toda la pesadilla vuelve a arrancar. ¿De qué tenían que hablar sino de eso? A menos que uno sea un irracional y peligroso negacionista, solo eso y la forma de lograrlo podía entrar en el silogismo para tomar una decisión. Tan sencillo como esto: si el riesgo de perder lo ganado existe y restringir la movilidad es clave para lograrlo, entonces solo podemos contar con el estado de alarma. Por más vueltas que le den es lo único que hay que valorar: ¿hay que impedir aún que 47 millones de personas se muevan sin control de zonas con más prevalencia a otras? Si la respuesta es sí, solo a ese botón se podía apostar. 

Tan así es la cosa que los más lógicos de los perros del hortelano no han intentado siquiera negar la mayor, sino que han actuado como si hubiera otra forma legal de hacerlo. Tenemos en este bloque al Partido Popular, en la que será su mayor losa como partido de gobierno. Todos sabemos que Rajoy jamás hubiera osado actuar así. Dicen que con otras leyes existentes se puede obtener un objetivo que comparten. No es cierto. El informe de la Abogacía del Estado dice lo que todo jurista honesto debe reconocer en su fuero interno, o sea, que con esas normas se puede confinar o restringir los movimientos de personas enfermas o que hayan estado en contacto con ellas pero no de los millones que parecen sanas o que están sanas. Junts per Cat se ha parapetado tras una propuesta de reforma de estas mismas leyes para que puedan hacer lo que no pueden, ergo no pueden. Reformar, señores, será para la pandemia que viene, no para el próximo mes. Otra forma de hortelanear haciendo apuestas hueras sobre nuestras vidas.

Lo que ha hecho el Gobierno con respaldo del Congreso ha funcionado y lo que proponían por contra abre un escenario de recursos y de confusión. ¿Dónde está la responsabilidad? La negativa del PP responde a sus propios cálculos de tocar poder y no a nuestro bienestar ni a nuestra salud. De Vox ni les cuento. Ustedes ya lo están viendo. Rozan el golpismo, dado que exigen no unas nuevas elecciones sino una caída del Gobierno para ser sustituido por otro por un método no existente en la Constitución. No merece más comentario.

Sigamos en el zoco. ¿Qué tiene que ver con el control del virus y la evitación de un nuevo pico de la curva una mesa de negociación sobre el conflicto catalán? Nada, Rufián, nada. Algo más cerca andaba la petición de Compromís de reforma de la sanidad pero ¿ese loable objetivo de cara a los valencianos vale el ponernos en riesgo a todos? ¿Convertimos nuestra seguridad de estos meses en un mercadillo de mayor y mejor aporte económico para cada sanidad? Eso ha de venir pero no en forma de condición. Votaron que no a controlar la expansión del virus. No lo olviden.

Yo es que me inflamo. Tampoco la reforma laboral tiene una higa que ver con nuestra necesidad de evitar darle al virus autopistas para volver a colapsarnos la vida. Bildu tampoco debería haber puesto a subasta nuestra salud y nuestra urgencia. Por mucho que uno esté de acuerdo en la derogación de la injusta reforma laboral de Rajoy que, ya les digo, no puede ser “integral” porque derogar esa ley en su conjunto sin tener otra dejaría un vacío legal insostenible en una democracia occidental y, además, perjudicial para los propios trabajadores. Así que se ha pactado lo que ya estaba pactado y llevan razón todos. Otegi tiene que saber que no puedes eliminar por completo una ley, no puedes abrogarla. Y un vasco tampoco puede pactar lo imposible. Los del BNG ni suben ni bajan, se abstienen, pero tampoco porque crean que hay que recobrar la libre movilidad ya.

Cualquiera que tuviera ahora la responsabilidad de evitar que desde el lunes todos campemos sin límite de aquí para allá, también los que llevan el virus sin saberlo, hubiera pactado hasta con el diablo. Yo, la primera. Lo digo por los varoncitos que se rasgan las vestiduras y que no sé a qué santo le ponen la vela de la salud y las vidas de sus gobernados.

Ese inmenso peso, el de tomar la única decisión correcta, tampoco exime ni al Gobierno ni a su presidente de toda crítica. Si alguien sabe con qué ganado se la juega, si conoce la derrota que toman a menudo sus propios socios de investidura, si no ignora que este mercadeo va a producirse, no hubiera sido mala cosa no pisar ciertos callos desde el principio y haber intentado recorrer la única senda posible con la diversidad de España como compañera. Un mando único no excluye un diálogo y una pedagogía y una empatía en la toma de decisiones.

Todos deberían haber decretado un tiempo muerto de sus intereses electorales y partidistas hasta que este horror y esta amenaza estén controlados.

No ha sido ahora y, por tanto, no será nunca.

No sé a dónde nos conduce esto pero no es a ningún sitio mejor.

Les diría que me duele España si no hubiera comprobado que este despropósito recorre Europa y hasta el mundo.

Quizá sea nuestro sino como especie.

Solo tenían una cosa que hacer… y algunos ni la hacen ni dejan hacerla.

¡Menuda mierda!

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