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Sobre este blog

Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.

Autores:

Aina Gallego - @ainagallego

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Extraordinaria y urgente necesidad

Ferran Martínez i Coma

El pasado 30 de diciembre, mientras algunos planificaban la Nochevieja, el gobierno no descansaba y aprobaba el Real Decreto Ley (RDL) número 17 del año. En 2012, el primer año del gobierno de Rajoy, se aprobaron 29, un récord en nuestra democracia, como ya conté en una entrada anterior. El uso del RDL responde a una necesidad “extraordinaria y urgente” que permite al gobierno legislar para después “ser inmediatamente sometidos a debate y votación de totalidad al Congreso”, tal y como recoge la Constitución en el artículo 85.

Mientras que en 2012 se aprobaron 29 RDLs, en 2013 y 2014 fueron 17. Un lector optimista o proclive al gobierno podría pensar que hemos tenido diferentes situaciones de “extraordinaria y urgente necesidad” que justificarían estas cifras: durante el primer año de gobierno popular se habrían tenido que tomar más decisiones para “enderezar” el rumbo del país, y con el paso del tiempo, la “urgencia” por cambiar las leyes habría descendido, y con ella el número RDLs aprobados. El gráfico presenta la evolución de los RDL (los datos se han obtenido de la web del Congreso).

Gráfico 1.

Desde una perspectiva democrática, la reducción del número de RDLs es una buena noticia. Ahora bien, antes de dejar que el optimismo nos nuble la vista, conviene hacer dos puntualizaciones. En primer lugar, visto en persepctiva, se sigue utilizando mucho el RDL. En este siglo, tan sólo en el último año de Zapatero se aprobaron tantos RDLs como en estos dos años. Siendo importante, esto no es lo peor.

Lo peor es que en los últimos tiempos los RDLs no son RDL “únicos” sino que son varios en uno. Como bien muestra Eva Belmonte en El BOE nuestro de cada día, el último RDL del año del que hablábamos más arriba no sólo regula la financiación de Comunidades Autónomas y entidades locales sino que, además, en el mismo redactado se incluyen nuevas disposiciones en temas tan relacionados entre sí como la tarifa plana de cotización para los nuevos contratos indefinidos o medidas para hacer que se apliquen las mismas reglas a los vuelos nocturnos que a los diurnos. Son RDLs “multiusos”.

El método que el gobierno suele utilizar para introducir este tipo de RDLs es mediante el apéndice “y otras de carácter económico”. En 2014 el gobierno aprobó dos RDL multiusos: el primero y el último del año. En 2013 fueron cuatro, y en 2012 uno. En otras palabras, el número de RDLs sería considerablemente mayor del que muestra el gráfico, de no ser por el uso de estas tretas gramaticales (y legislativas) que permiten incluir asuntos bien distintos dentro de un mismo RDL. He revisado los datos desde el año 2000 y sólo he encontrado un RDL multiuso, en 2008.

¿Y todo esto por qué es importante? Hay dos razones fundamentales. En primer lugar, porque estamos hablando de calidad de la democracia. Cuando se publica un RDL, el Congreso se limita a debatirlo y votarlo después de su aprobación por parte del gobierno; es decir, cuando ya está en marcha. Si en un RDL multiuso las disposiciones no tienen mucho que ver las unas con las otras -como en los ejemplos mencionados-, se está desvirtuando el significado de los conceptos de “extraordinaria y urgente necesidad”. Parece lógico utilizar RDL después de un terremoto -como se hizo en Lorca- o para reprarar los daños causados por el viento y el mar en el pasado invierno. Pero no parece que quede muy claro cuál era la “extraordinaria y urgente necesidad” para la aprobación del RDL relacionado con el sistema gasista y la titularidad de centrales nucleares (4 de octubre) o el relacionado con las células y tejidos humanos (4 de julio). Si no se ha tenido tiempo para debatir y deliberar sobre estos temas, es que el gobierno ha planificado mal.

En segundo lugar, puede parecer que el gobierno aprovecha estos RDL multiusos para eludir el escrutinio público (en el último RDL del año el gobierno se las ha ingeniado para que los desempleados que sustituyen sin cobrar a los funcionarios en las administraciones públicas bajo el modelo de “colaboración social” puedan seguir haciéndolo ignorando así la sentencia del Tribunal Supremo que lo había declarado ilegal) aprovechando además fechas en las que los medios y los ciudadanos están con la guardia baja por Navidad.

En la entrada anterior aventuraba cuatro posibles hipótesis que podían explicar el (ab)uso de RDLs por parte del gobierno. La primera era que, como el gobierno tiene mayoría absoluta, el Congreso se convierte en una mera correa de transmisión de sus decisiones; esto obvia que una de las labores del Congreso es precisamente la publicidad. La segunda era que el gobierno no se fiara de la competencia de sus propios diputados; pero nada hace pensar que los diputados del partido del gobierno hoy sean menos capaces que los del pasado. La tercera era que probablemente las ‘formas parlamentarias’ no son razones relevantes a la hora de explicar el voto de casi nadie; el problema es que si esto es así, tampoco lo eran con Aznar o González y el numero de RDLs era en aquellos años considerablemente menor. Por último se proponía una razón más triste o cínica. En tanto que la gran mayoría de RDL no son publicitados y apenas son debatidos, su uso se vería fomentado cuando interesa que las decisiones legislativas no sean conocidas por el público. ¿Con cuál se quedan?

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