Pikara Magazine es una revista digital que practica un periodismo con enfoque feminista, crítico, transgresor y disfrutón. Abrimos este espacio en eldiario.es para invitar a sus lectoras y lectores a debatir sobre los temas que nos interesan, nos conciernen, nos inquietan.
¿Es transgresor el carnaval?
Ahora parad de llorar. Si, efectivamente, los disfraces para mujeres parece haberlos diseñado Hugh Hefner (el legendario creador de PlayBoy, conocida revista cuyos valores impulsan la igualdad entre mujeres y hombres, ...Ja, ja, ja!)
Llamadme histérica pero este catálogo y cualquier tienda de disfraces tiene poco de transgresor, colorista, rompedor o liberador. Al contrario; solo hay caspa cutre y un sexismo lacerante propio del destape. Aunque solo nos destapamos nosotras.
No es que yo tenga ningún problema con “enseñar cacha”, ni mucho menos, pero o jugamos todas y todos o rompemos la baraja. Si los trajes de bombero se parecieran a un trikini, aceptaría esa escasez de tela como algo normal. ¿Solo nosotras tenemos la obligación de ser sexualmente apetecibles?.
Es un coñazo esquivar a todas horas los estereotipos que esta sociedad impone hasta en fiestas supuestamente libres. Pero ni son tan locas ni tan liberadoras: las mujeres en esta fiesta tenemos que estar buenas mientras que los hombres pueden ser “graciosos”. Vamos, más de lo mismo.
Lo que me mata es el matiz servicial, pseudo erótico y sumiso que detecto en esos escasos metros de tela… El catálogo de profesiones para ellas pasa por cuidar y servir con estéticas de fantasía erótica: mesoneras, niñeras, limpiadoras, geishas, etc.
Para ellos, sin embargo, están los ridículos o los que imponen respeto por tratarse de profesiones de poder: bomberos, policías, detective, político corrupto, futbolista, etc.
Todo esto sucede sin límite de edad. Ya desde pequeñas nos enseñan cual es nuestro papel de florero en esta sociedad. Un ejemplo:
Este disfraz para niñas mayores de un año (¡ah!, ya me quedo más tranquila) cae en algo más grave todavía: la sexualización de menores que aún no tienen ni pechos. Y así, con esta sutileza, la sociedad va construyendo nuestros géneros desde el binarismo mujer-hombre. Sin darnos cuenta, nos colocan en el lugar que consideran nos corresponde, nos cosifican y, si nos quejamos, somos unas puntillosas y unas feminazis.
La fiesta que se supone más transgresora, carnal y pagana sucumbe a los embistes del patriarcado y a la hipocresía de toda una sociedad. Todo, amigas y amigos, es político.
Es en esta fiesta cuando más se lanzan los hombres al cambio de papel. ¿De donde nace esa afición por disfrazarse de mujer?.
Os agradecemos mucho que os pongáis en nuestra piel de vez en cuando, pero cuidado porque algo tan liberador y rompedor como dar la espalda a los roles de género puede acabar convertido en caricatura.
Hay quien considera que puede ser un signo de misoginia cuando lo que se pretende es parodiar y ridiculizar a las mujeres: labios pintarrajeados, pechos y trasero enormes… Buscando opiniones al respecto leo en GQ esta explicación: “En realidad, los hombres que se disfrazan por este motivo intentan neutralizar su temor a la mujer, que ven como una vulva dentada que puede manejarles a su antojo con sus armas sexuales”, explica el psicólogo Enrique Gil Calvo. (Boca abierta. Tranquilidad al comprobar que mi vulva no está dentada.)
Dicho esto, queridos chicos heterosexuales, si os disfrazáis de nosotras, hacedlo por favor sin mofaros de nuestros grilletes de género. O probad a vestiros de Virginia Wolf y Simone de Beaouvoir, que también fueron mujeres. O cobrad un 22% menos de sueldo, o aguantad a babosos que os gritan sandeces por la calle, o soportad la carga de triples jornadas laborales... Así sabréis cómo nos sentimos.
Propongo que este año nos montemos un buen carnaval queer todos, todas, todxs, que la liemos parda y seamos transgresoras de verdad. Que deconstruyamos esos roles y nos revolucionemos un poquito.
Pensad por un momento en un carnaval en el que se diera un intercambio de roles para romper la estructura restrictiva de la sociedad en busca de una liberación real. Bonito, ¿verdad?
Lo siento. Ni en carnaval rompemos las normas. Y después llega la Cuaresma y todo vuelve a su sitio. Nosotras al nuestro y ellos al suyo.
- Lenguaje apropiado y disidencia: el feminismo por los laberintos de la in/corrección política. Teresa Maldonado
- ¿Qué hacemos con la masculinidad: reformarla, o abolirla transformarla?. Jokin Aspiazu
-“El tango queer rompe con todo un símbolo heterosexista y se apropia de él”. Bárbara Muriel
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