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PP, Ciudadanos y Vox sacan a la calle su primer acto conjunto contra Sánchez por su “traición a España”

Santiago Abascal, Pablo Casado y Albert Rivera.

Iñigo Aduriz

La concentración de este domingo en la Plaza de Colón de Madrid convocada por PP, Ciudadanos y Vox contra el Gobierno de Pedro Sánchez bajo el lema 'Por una España unida. Elecciones ya' es el primer gran acto conjunto de la derecha española fragmentada ahora en tres partidos de cara a la campaña electoral de los comicios autonómicos y municipales de mayo. Las tres formaciones esperan poder repetir los acuerdos alcanzados en Andalucía para poder desbancar a la izquierda de las distintas administraciones en las que ahora gobierna y para retener las que están en manos conservadoras.

La justificación oficial de la protesta es el diálogo iniciado por el Gobierno de Pedro Sánchez con la Generalitat nada más llegar a la Moncloa tras más de un lustro de ruptura de las relaciones entre ambas administraciones en plena crisis abierta por el pulso independentista. Estas conversaciones han sido consideradas por la derecha española como una “traición” al país que siete meses después de que el PSOE recuperara el poder merece una respuesta en las calles.

El detonante que hizo a los líderes de PP y Ciudadanos, Pablo Casado y Albert Rivera, respectivamente, llamar el miércoles a la movilización para este domingo a la que después se sumaron Vox e incluso formaciones ultraderechistas como Falange de las Jons y España 2000 o neonazis como Hogar Social Madrid fue el anuncio del Gobierno de que nombraría un relator para la negociación con los independentistas catalanes en una mesa de partidos.

La propuesta del Ejecutivo, sin embargo, quedó este viernes en papel mojado después de que la vicepresidenta, Carmen Calvo, anunciara tras el Consejo de Ministros la ruptura de las negociaciones con los secesionistas, dado que estos no aceptaron las condiciones de Moncloa para el diálogo. Sin embargo, esta decisión no hizo que la derecha cancelara la protesta planteada como un plebiscito y como un termómetro de la calle contra la gestión de Sánchez.

“Lo más grave desde el 23-F”

Cuando el Gobierno comenzó a hablar de la figura del relator, a mediados de semana, Casado elevó aún más su tono de enfrentamiento de los últimos meses contra Sánchez, al que consideró “el mayor traidor contra la continuidad histórica de la democracia española”. El líder del PP justificó entonces su llamada a la movilización en que “lo que está ocurriendo es lo más grave que ha vivido la democracia española desde el 23 de febrero de 1981”. En plena escalada verbal, llegó a asegurar el jueves en una entrevista en la agencia EFE que lo que está sucediendo en Catalunya es “la agenda de ETA”. 

Este nuevo giro aún más radical en la estrategia del PP se producía apenas un día después de que se conociera un nuevo informe de la Guardia Civil sobre la financiación irregular de los populares a través de la trama Púnica que salpicaba de lleno a Casado. El citado informe reveló que un acto de las Nuevas Generaciones que presidía en 2012 el actual presidente del PP fue abonado con facturas falsas. 

El discurso contra el Ejecutivo también lo endureció Ciudadanos el mismo miércoles, cuando su presidente, Albert Rivera, hizo del mismo modo un llamamiento a salir a las calles. El líder del partido habló de crear un “frente cívico” que diga “basta ya” a Sánchez. “Hay que frenar a Sánchez en las calles”, aseguró el líder de Ciudadanos.  “Si hay que echar a Sánchez de La Moncloa tendremos que sumar fuerzas. Esta legislatura no solo está agotada sino que empieza a ser peligrosa”, afirmó, aventurando esa alianza con PP y Vox.

La ruptura de las negociaciones anunciada el viernes por el Ejecutivo no frenó las pretensiones de populares, Ciudadanos y Vox –que empleó argumentos similares para justificarla– sobre la concentración de este domingo que esperan que sea masiva. “La movilización redobla su sentido porque el Gobierno ha demostrado su adicción a la mentira y al engaño”, argumentaban fuentes de la dirección del PP tras conocer la decisión del equipo de Sánchez. “Romper el diálogo no es creíble en boca de este Gobierno. Ha mentido demasiadas veces y sobre todo: aceptaron las 21 infamias de Torra”. 

Este sábado, Casado aseguraba en una entrevista en ABC que el Gobierno “no ha roto el diálogo, lo que unido a los antecedentes de mentiras de Sánchez, significa que tan pronto como se vacíe la Plaza de Colón, volverán a sentarse a la mesa de la vergüenza para tratar de resistir en el poder”.

Consciente de que sigue jugándose la hegemonía de la derecha, el PP ha querido asegurarse la movilización de los suyos fletando decenas de autobuses en toda España para que “todo el mundo” que quiera manifestarse en Colón pueda llegar hasta el centro de Madrid. Solo los populares de Castilla y León enviarán a la capital española 33 autocares, a los que se sumarán los autobuses fletados por el PP andaluz -treinta-, valenciano –veinte vehículos– o el murciano –otros veinte–.

El protagonismo de la “sociedad civil”

PP, Ciudadanos y Vox han repetido el esquema empleado en las negociaciones para formar gobierno en Andalucía en la organización de la protesta de este domingo. Los populares han sido los encargados de dialogar con los otros dos partidos que, siempre según han destacado sus principales dirigentes, no han hablado directamente. Los de Albert Rivera quieren evitar la foto con el partido de extrema derecha intentando mantener así una posición más centrada que el PP en el pulso que mantiene por el electorado.

El equilibrio entre las tres fuerzas políticas y la pugna por intentar capitalizar el supuesto éxito de la protesta han provocado que finalmente hayan dejado el protagonismo de la concentración –al menos encima del escenario, donde leerán el manifiesto los periodistas Marta Claver, Albert Castillón y Carlos Cuesta– a la “sociedad civil”. Casado, Rivera y Abascal hablarán, pero tan solo en declaraciones a los medios y no durante el acto central de la protesta y cara al público.

En un comunicado conjunto, PP y Ciudadanos señalaban el viernes que “los ciudadanos son los protagonistas por encima de las siglas políticas y los partidos”, por lo que “serán miembros de la sociedad civil española” cuya identidad no ha sido revelada “los encargados de llevar a cabo la lectura del manifiesto”.

Ante la suma de organizaciones antisistema, neonazis y de ultraderecha, populares y Ciudadanos apuntan a que “serán bienvenidas a la concentración todas aquellas personas que defiendan la Constitución, nuestra democracia y el respeto a las leyes democráticas”, rechazando la presencia “de aquellos grupos que no defiendan los valores democráticos”. 

Este domingo se pondrá a prueba esa capacidad de convocatoria de la derecha fragmentada en tres partidos y si su viraje –Casado ha llegado a hablar de que la concentración será la “moción de censura” de los ciudadanos a Sánchez– enardece aún más a las facciones más radicales de este espectro ideológico condenado a entenderse en el nuevo ciclo electoral que se abrirá en mayo y que PP, Ciudadanos y Vox esperan que pueda concluir forzando a Sánchez a un adelanto de las generales que desbanque al PSOE de la Moncloa.

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