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Cuando Rivera quiso “extirpar” los nacionalismos simulando ser un cirujano que opera a España

El dirigente de Ciudadanos, Albert Rivera, en una manifestación

Carmen Moraga

“Señor Sánchez, usted tiene un plan y tiene una banda”. “Han tratado a España como si fuera un botín”. “¡La que nos ha liado con su banda!” Albert Rivera subió el lunes pasado a la tribuna de oradores del Congreso para alertar a toda España de que el presidente del Gobierno y líder del PSOE, Pedro Sánchez, está tramando “un plan” con los nacionalistas, los separatistas, los populistas y Bildu, “su banda”, para “perpetuarse en el poder”. El jueves volvió a repetir el mismo mensaje pero sentenciando que “la banda” había fracasado en su intento de “repartirse el botín, España”.

Su animadversión hacia los nacionalistas no es algo nuevo. El líder de Ciudadanos siempre ha dicho que una de las razones por las que se animó a entrar en política fue precisamente para combatirlos en Catalunya. No hay discurso suyo que no esté aderezado con una cuantas frases de ataque a estas formaciones, sobre las que siempre advierte de que “son un peligro” porque solo buscan “destruir España”, como demuestra que hayan querido dar “un golpe de Estado” en Catalunya. Incluso defiende impulsar una reforma de la ley electoral (LOREG) para aumentar el umbral electoral al 3% en el plano nacional e impedir así que estos partidos condicionen la gobernabilidad de España.

De su obsesión con los nacionalistas queda en las hemerotecas un vídeo electoral grabado en la campaña de las generales de 2008 cuando Rivera encabezó la lista al Congreso por Barcelona, la misma que luego lideró Juan Carlos Girauta y ahora lo ha hecho Inés Arrimadas.

Rivera, que ya había dado muestra de originalidad en sus campañas desnudándose en las autonómicas catalanas de 2006, se transformó en cirujano para “extirpar” ese mal de España, representada en un enfermo destripado.

'¿Vas a seguir tragando?, coge aire con Ciudadanos', se titulaba el sketch. Los protagonistas del corto, además de Rivera -que según los títulos de crédito figura como “estrella invitada”-, fueron el entonces candidato a número uno al Congreso por Madrid, Fernando Landecho, y Esperanza García, que iba como número dos al Congreso por Barcelona en esas mismas elecciones generales.

Rivera y su equipo médico están ante unas radiografías de un paciente que en un principio “parecía sano” pero al que descubren con preocupación que “le ha debido pasar algo”. “Sí, sí”, corrobora la 'doctora', “aquí hay manchas de corrupción y también de demagogia adiposa, a derecha y a izquierda”.

Los tres 'doctores' pasan al quirógrafo dispuestos a intervenir con urgencia al paciente. “Joder, qué mal huele esto”, advierten nada más ver sus tripas abiertas, “está a punto de perder los pulmones taponados por una masa de pus, del tipo PNV” y “el resto de la periferia también parece afectada, hay coágulos que parecen de Esquerra y de nacionalistas gallegos. Un caso extremo”, diagnostican.

Ante tan terrible panorama el 'doctor' Rivera advierte: “Si esto se extiende, afectará al resto del organismo. Hay que intervenir cuanto antes. Así que manos a la obra”. “Tú ve limpiando todas esas mentiras, y tú todo el miedo que encuentres. Si dejamos que ese odio se adhiera al tejido, lo acabaremos perdiendo”, ordena a sus compañeros.

Pero la sorpresa llega en plena faena cuando la 'doctora' descubre un cuerpo extraño en un órgano del enfermo. “Y esto, ¿qué cojones es?,” se pregunta, mientras lo extrae con unas pinzas cuidadosamente. “Dios mío¡ se ha tragado dos pins¡”, exclama, “en uno pone PSOE y en otro PP. O sea, otro que se ha tragado el cuento por partida doble”, concluye.

“La cosa está muy jodida”, resume Rivera quitándose ya la mascarilla y los guantes, para recetar de inmediato como cura “un modelo de Estado con más derechos y libertades”. “Con eso lo vamos a conseguir”, zanja.

Ninguno de los tres protagonistas de aquel sketch logró un escaño. La candidatura de Rivera por Barcelona sacó 24.220 votos (0,87%) mientras el PP, con el que ahora compite por el liderazgo, obtenía 470.677 votos (16,81%). En Madrid también se quedaron muy lejos de tener representación, con 3.996 votos (0,11%) frente a 1.737.688 que sacó el PP. Ante el fracaso, el líder de Ciudadanos volvió a refugiarse en Catalunya con una nueva candidatura a las elecciones autonómicas.

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