El 'triunfo' en avales de Casado descoloca a Sáenz de Santamaría y Cospedal
Parten como favoritas en la carrera de la sucesión en el PP y, sin embargo, este miércoles, tanto la exvicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría como la número dos del PP, María Dolores de Cospedal ofrecieron una primera imagen más débil que la de otro de sus rivales en el proceso interno, el vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado, en la entrega de avales.
Ellas acudieron acompañadas por sus equipos y con esos apoyos recopilados en distintas carpetas que no eran especialmente visibles. Cospedal entregó 3.336 y Sáenz de Santamaría ni siquiera desveló la cantidad. Casado quiso, en cambio, realizar un primer gesto simbólico en esa entrega de avales. Sus principales compañeros, entre ellos el también vicesecretario Javier Maroto, portaron una decena de carpetas adornadas con su logo de campaña y, a continuación, dieron la cifra: en 48 horas, el aspirante consiguió recoger más de 5.000 avales.
El candidato presentó la firma y el apoyo de 3.000 afiliados, que se sumaron a los más de 2.000 que se depositaron en las sedes provinciales y que llegaron por correo. “En menos de 48 horas, la candidatura de #RenovaciónPopular que lidera, ha logrado una movilización sin precedentes en la historia del partido”, sostenían en su equipo tras dar ese golpe de efecto al inicio oficioso de la campaña.
El gesto sorprendía en el partido especialmente en quienes apoyan a Cospedal y Sáenz de Santamaría, que cuentan con ganar o, como mínimo, con llegar a la segunda fase una vez vote la militancia, el 5 de julio. Desde el equipo de la segunda explicaban, a última hora, que no pensaban hacer públicos los avales: “Se han presentado los necesarios, y más”, se limitaban a señalar. Lo cierto es que ser el ganador en la cantidad de avales presentados no quiere decir que Casado sea el que más apoyo tiene dentro del partido. La exvicepresidenta o la exministra de Defensa han podido lograr más firmas aunque finalmente hayan decidido mostrar únicamente unas pocas.
El “candidato de la transparencia”
Es solamente un gesto simbólico. Y Casado se ve en todo caso “imparable”, como el regenerador del partido representante de una nueva generación. Y eso que sobre su candidatura sobrevuela el caso de su máster que investiga la magistrada Carmen Rodríguez-Medel. La entrega de los avales coincidía con la noticia, adelantada por eldiario.es, de que la Universidad Rey Juan Carlos no encuentra rastro ni del tribunal que le realizó las convalidaciones ni de la propia acta de las mismas. A pesar de todo, él se presentaba como el “candidato de la transparencia” y se consideraba blanco de los ataques.
Esa doble vertiente, la de aspirante renovador y la de víctima de una conspiración, es la que parece que va a marcar la campaña del vicesecretario popular en las próximas semanas, sobre todo si siguen saliendo nuevas informaciones que puedan comprometer aún más como candidato regenerador frente a la etapa de corrupción en la que han tenido cargos destacados tanto Cospedal como Sáenz de Santamaría.
Por parte del resto de los aspirantes el principal esfuerzo tras presentar los avales ha sido remarcar que tienen opciones, sobre todo si la militancia juega un papel determinante en la elección del presidente. Los afiliados deben tener una actitud proactiva, porque para poder votar el día 5 de julio tienen primero que inscribirse en alguna de las sedes. El censo de inscritos, apuntaba uno de los aspirantes en un corrillo con periodistas en el Congreso de los Diputados, marcará la “legitimidad” del proceso. Pero después, proseguía, los compromisarios deberán respetar esa legitimidad.
Respeto a los afiliados
Un sector del partido defiende, en esa misma línea, que esos representantes que serán quienes finalmente voten al nuevo presidente en el congreso del 20 y 21 de julio, asuman una norma no escrita y se comprometan a elegir como presidente al aspirante más votado en la primera vuelta. Es decir, que lo que diga la militancia no lo pueda revertir el aparato, eligiendo a otro candidato de los dos que resultarán de la criba del 5 de julio, siempre que no haya uno que arrase -logre más del 50% de los votos, tenga el apoyo de más de la mitad de las comunidades autónomas o se sitúe 15 puntos por encima del siguiente adversario- y se convierta automáticamente en presidente.
Lo que sostienen los aspirantes que parten con menos opciones, pero también los que respaldan a Cospedal, Sáenz de Santamaría o Casado, es que en el partido ya se ha extendido la idea de que los órganos de dirección no marcarán el futuro y que realmente se está ante un proceso democrático sin precedentes pero que supondrá un revulsivo. “Ya no es un juego de sillas”, concluyen.