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César Zafra, el superviviente de Ciudadanos en Madrid que ejerce de escudero de Bal

César Zafra, portavoz de Cs en la Asamblea de Madrid.

Carmen Moraga

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A César Zafra (Salamanca 1984) podría llegarle su gran oportunidad política si el próximo 4 de mayo Ciudadanos, contra todas las encuestas, consigue representación en la Asamblea de Madrid y Edmundo Bal, como se prevé, decide continuar como portavoz en el Congreso y no ocupar su escaño en la Cámara regional. Nadie duda de que entonces Zafra, pese a ir como número tres en la candidatura –por detrás de Esther Ruiz–, se hará con las riendas de un grupo parlamentario mucho más mermado que el de los 26 integrantes que logró el partido hace dos años con Ignacio Aguado como cartel electoral.

Pero todo pende de un hilo y si la papeleta del abogado de Estado no supera ese mínimo necesario del 5%, todos los diputados que repiten en la lista y que hasta hace apenas dos meses se sentaban en la Asamblea madrileña se quedarán en el paro. Entre ellos Zafra, salvo que el partido le busque algún acomodo en agradecimiento a los servicios prestados.

El joven dirigente de Ciudadanos es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, pero tiene poca experiencia laboral en ese ámbito. Nada más aterrizar en la política madrileña, en 2015, se enfrentó a su primera polémica al inflar su currículum y asegurar que ejercía como abogado, para lo que no estaba habilitado, tal y como publicó elDiario.es. También aseguró que había desarrollado su carrera “en una empresa de productos relacionados con el ocio digital” pero tras otra información de Infolibre tuvo que matizar y reconocer que se trataba de “un error”, ya que tan solo había hecho “un par de colaboraciones de presentación de dos videojuegos”.

Superado el contratiempo, Zafra se centró en su trabajo como diputado y hombre de confianza de Ignacio Aguado, que le situó al como portavoz adjunto del grupo parlamentario. En la Asamblea de Madrid Zafra ha ejercido como portavoz en la comisión de Juventud, en la de Presidencia, Justicia, en la de Vigilancia de las Contrataciones, así como en la comisión de Estudio sobre la auditoría del endeudamiento y en la que investigó la presencia de amianto en Metro de Madrid.

Sin embargo, su momento de mayor lucimiento le llegó como portavoz en la comisión de Investigación sobre las irregularidades producidas en la Universidad Rey Juan Carlos, con el llamado 'caso máster' de Cristina Cifuentes, destapado en exclusiva por elDiario.es en marzo de 2018, y por el que tuvo que dimitir la expresidenta regional. En aquellas sesiones, en un principio Cifuentes se negó a contestar a las preguntas de los grupos y también a las que el portavoz de Ciudadanos le lanzaba sin contemplaciones. “Ha quedado demostrado que había un chiringuito en la universidad pública”, zanjó después Zafra.

Ciudadanos finalmente dejó caer a la dirigente del PP a la que hasta ese momento habían estado sosteniendo en el poder tras el acuerdo de investidura de 76 puntos que cerraron ambos partidos en junio de 2015 y que incluía un exigente bloque de medidas anticorrupción.

Tras un periodo de interinidad de Ángel Garrido al frente del Gobierno –luego sustituido durante un periodo aún más breve por Pedro Rollán–, el líder del PP, Pablo Casado, designó como cabeza de lista del partido para las elecciones a la Asamblea de Madrid de 2019 a Isabel Díaz Ayuso. Ciudadanos volvió entonces a apuntalar al partido conservador, pero esta vez logra formar con ellos un Gobierno de coalición. Al ser nombrado vicepresidente del Gobierno, Ignacio Aguado dejó a Zafra de portavoz titular en la Cámara regional.

La complicada relación entre Ayuso y Aguado marcó los dos años de Gobierno conjunto. Hace apenas mes y medio, Ayuso encontró en la moción de censura en Murcia impulsada por el PSOE y Ciudadanos –pero fracasada– la coartada perfecta para romper el Gobierno de coalición con los de Arrimadas y precipitar los comicios autonómicos. Zafra, aunque no era consejero, se encontró de un día para otro con su escaño en el aire, como el resto de sus compañeros de bancada, algunos de los cuales se han ido al PP.

Tras hacerse cargo Edmundo Bal de la candidatura autonómica a nadie le extrañó que Aguado no figurara en la lista. Sus pésimas relaciones con Ayuso fueron la excusa perfecta para que Arrimadas prescindiera de él y le pidiera que se apartara para poder volver a pactar con el PP un gobierno de coalición si la situación les es propicia tras el 4M. Con Aguado de candidato iba a ser imposible.

Bal entonces decidió confeccionar su lista con diputados y diputadas con experiencia, que habían formado parte del equipo de Aguado. De hecho, en los siete primeros puestos, detrás de Bal, figuran media docena de dirigentes de ese 'núcleo duro' de Aguado que son los que tendrían asegurado un escaño si Ciudadanos logra superar la barrera del 5% de apoyo. Entre ellos César Zafra, que va en tercer lugar detrás de Esther Ruiz y seguido de Ana Isabel García; Juan Trinidad, expresidente de la Asamblea regional; Araceli Gómez; y José María Antón García.

Lo que sí se ha considerado muy raro es que entre los seleccionados no se incluyera a ninguno de los cinco consejeros que, según presumen tanto Edmundo Bal como Inés Arrimadas y Begoña Villacís en todos los actos de campaña, fueron los verdaderos artífices del “Gobierno de éxito de Madrid” que lideraba Ayuso. Ni siquiera Manuel Giménez, el titular de Economía, al que le atribuyen “el milagro económico de Madrid” del que dicen que “habla toda la prensa internacional”. Tampoco está la consejera de Cultura, Marta Rivera de la Cruz, que está totalmente al margen de la vida del partido y todo apunta a que también a un paso de volver a ser consejera, pero esta vez del brazo de la propia Ayuso. Su presencia en un reciente acto institucional en el que Ayuso confirmó que quiere contar con ella, así lo certifica. Bal asegura que ninguno de esos consejeros están en su candidatura porque “antes tampoco estaban”.

La figura de Zafra, que es el secretario de organización de Ciudadanos en Madrid, fue entonces reforzada al designarle director de campaña para estas elecciones autonómicas.

El joven dirigente madrileño se ha definido a sí mismo en varias entrevistas como un “hipster” por el tipo de barba poblada que lucía en un principio, que con el tiempo ha ido recortando. En un perfil que le realizó el magazine Vanity Fair desvelaba que era todo un “foodie”, es decir, un amante la de buena mesa, al que “le encanta salir a comer con amigos y su familia u organizar vacaciones gastronómicas en las que disfruta acudiendo a locales tradiciones en los que degustar un buen chuletón”. “Se muere por los dulces caseros que prepara su madre pero también le encanta la comida más tradicional y los platos mexicanos se encuentran entre sus favoritos”. Otro de sus secretos es que es “adicto a la música” y tocaba la guitarra con un grupo de música rock, una afición que comparte con Edmundo Bal que le da a la batería. También es fan de los videojuegos y lector de cómic, afición que le ha llevado a cultivar amistad con artistas gráficos, dibujantes y fotógrafos.

El dirigente madrileño se declara también un gran defensor de los animales –tiene un perro, Nico–. Y muy cinéfilo. “Una de sus películas favoritas es Pesadilla antes de Navidad pero también las de superhéroes como Batman”, además de ser “incondicional de la saga Star Wars e incluso tiene algunos muñequitos que representan a los personajes principales en su despacho”, le encanta el teatro y viajar, según se relata en el mismo reportaje.

Zafra ha sido uno de los artífices de la organización en Madrid en donde sus detractores dicen que “ha tejido toda una red clientelar con todas las personas que le deben el puesto”. También recuerdan que él mismo fue colocado en la secretaría de Organización de Madrid por el todopoderoso Fran Hervías, hoy fugado al PP. Su relación con el hombre de confianza de Albert Rivera, apodado internamente señor Lobo, estuvo a punto de quebrarse tras la repetición de las elecciones generales de 2106, cuando Hervías no logró revalidar su escaño por Madrid. “Se quedó a muy pocos votos y Fran le echó la culpa por no haber sabido movilizar el voto de los madrileños que le habrían garantizado seguir en el Congreso”, cuentan fuentes de la organización. El 4 de mayo se sabrá cuál será su futuro.

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