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La estrategia de Casado: revelar los apoyos con cuentagotas, ejercer de ganador y arrinconar a Santamaría

El vicesecretario y candidato a presidir el PP, Pablo Casado.

Iñigo Aduriz

En su teoría de la espiral del silencio, la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann explicó la manera en la que la opinión pública actúa como forma de control social. Planteó que las personas adaptan su comportamiento a las opiniones predominantes en su entorno, de forma que se suelen apuntar al caballo ganador para hacer frente al aislamiento que podría comportar expresar opiniones minoritarias. Los candidatos a la Presidencia del PP se han encomendado a la tesis de Neumann para afrontar el congreso de este fin de semana. Ambos tratan de presentarse como ganadores para que los compromisarios que dudan –en total son 3.082 los que decidirán al sucesor de Rajoy– se sientan en la obligación de apoyarles.

Esa estrategia de concurrir como vencedores en un partido con pocos contrapesos donde el líder ejerce todo el poder –y tiene la capacidad de repartir cargos en la Ejecutiva y de designar candidatos con las municipales y autonómicas a la vuelta de la esquina– es la que explica que ambas candidaturas se enredaran a principios de semana en una guerra de cifras. Tanto el equipo de Soraya Sáenz de Santamaría como el de Pablo Casado dicen contar ya con el respaldo asegurado de más de un 60% de los delegados, lo cual evidencia que o bien parte de los compromisarios les han mentido diciéndoles a ambas que les van a apoyar, o bien que los aspirantes están inflando esos votos para llegar al congreso partiendo de favoritos.

Con el mismo objetivo, de aparecer como triunfador y arrinconar a Santamaría, Casado ha decidido revelar con cuentagotas los nombres de los dirigentes que le apoyan. Cada día ha ido sumando nuevas adhesiones, lo cual le lleva a presentarse no solo como ganador sino como el único capaz de integrar en torno a su candidatura a distintos miembros del partido. “Esta candidatura es el paraguas en el que todos se sienten cómodos”, decía este miércoles, tras destacar en las últimas horas su capacidad para aglutinar a todos los candidatos que no pasaron la primera vuelta, incluida María Dolores de Cospedal: “Soraya Sáenz de Santamaría tiene todo mi respeto y haremos que se sume a esta integración de las cinco candidaturas que ya hemos sido capaces de entendernos”.

Después de la votación del día 5 en la que la exvicepresidenta y él mismo resultaron los más apoyados por los afiliados y, por tanto, se convirtieron en candidatos al congreso, Casado ha ido poco a poco exhibiendo su lista de apoyos. El mismo día 5 conseguía el respaldo de una de sus valedoras, la expresidenta madrileña, Esperanza Aguirre. “Es el futuro líder porque es el único que defiende la ideología que llevó a la victoria”, aseguraba entonces la exlideresa, que maniobra también a favor del vicesecretario en chats con sus excolaboradores.

De Cospedal al 'aznarismo'

El día 10 el vicesecretario decidía escenificar otro apoyo: el de la expresidenta del PP vasco María San Gil. Fue especialmente simbólica esta adhesión porque la política vasca se había mantenido en un segundo plano desde 2008, cuando decidió abandonar la primera línea por sus desavenencias con Mariano Rajoy. “Pablo Casado me ha devuelto la ilusión. Es la mejor persona para encarnar esos principios y esos valores en los que creemos la inmensa mayoría de los votantes del PP y una gran mayoría de españoles”, aseguraba, en lo que se interpretó como un claro respaldo del sector cercano al expresidente del Gobierno José María Aznar, crítico con Rajoy, al vicesecretario.

Al día siguiente, Casado empezaba a desvelar que parte de los dirigentes populares que en la primera vuelta respaldaron a María Dolores de Cospedal se habían pasado a su candidatura. Desde su equipo aseguraron entonces que ya trabajaban a favor del vicesecretario la exministra de Agricultura Isabel García Tejerina, el extitular de Interior Juan Ignacio Zoido y el exministro de Justicia Rafael Catalá. A todos ellos se les ha visto después en distintos actos a favor de Casado.

El fin de semana fue el turno de la mayoría de los candidatos que no consiguieron pasar a la segunda vuelta. En un acto en Gandía (Valencia), el domingo arropaban a Casado el exministro de Asuntos Exteriores José Manuel García-Margallo y el concejal de La Font de la Figuera, Elio Cabanes. El vicesecretario alabó a ambos. De Margallo dijo que era una “referencia” no solo por su etapa como ministro sino también por “sus estudios sobre la necesidad de realizar un fortalecimiento institucional” de España.

Sobre Cabanes, afirmó que “fue la voz que habló desde esa afiliación de base, de esos concejales que no cobran un sueldo y que siguen con su trabajo” pero se “dejan la piel” por las ideas y proyecto de hacer “un partido mejor”. Ese mismo domingo salía a la luz el respaldo a Casado de José Ramón García-Hernández, portavoz de Exteriores del PP, que aseguró que el vicesecretario “tiene unos principios sólidos. Es la opción más real”.

De FAES a Cañete

Un día después, el pasado lunes, Casado volvía a enseñar músculo en un desayuno informativo en Madrid. En esta ocasión el nuevo apoyo revelado era el de María Dolores de Cospedal, que aseguraba que la del vicesecretario era “una magnífica opción” para presidir el PP. Él se deshacía en halagos hacia la que sigue siendo su jefa dentro del partido: Es una “política de raza” que “igual estaba en una cumbre de la OTAN” como ministra de Defensa, como “iba a un pueblo pequeño a interesarse por nuestros concejales”. “Me siento plenamente identificado para compartir no solo equipos sino sobre todo valores”, insistía.

El martes, tanto el equipo de Casado como el de Santamaría convocaban a los medios a sendos briefing en los que lanzaban su respectiva propaganda acerca de los apoyos con los que contaban. Poco antes, la fundación FAES, el think tank que preside Aznar, deslizaba su respaldo al vicesecretario. “Si se hace lo mismo, no pueden esperarse resultados distintos”, apuntaba en un comunicado, dando a entender su rechazo al continuísmo de Sáenz de Santamaría.

El propio Aznar, que en 2015 ya dijo que quería que si alguien tenía que “renovarle”, fuera Casado, asegura mantenerse “al margen” de las primarias, aunque este miércoles ha deslizado que uno de sus demonios, el también expresidente, José Luis Rodríguez Zapatero, respalda a Santamaría. “No voy a hacer como ha hecho mi sucesor en la Presidencia del Gobierno, Rodríguez Zapatero, que ha manifestado su clara preferencia por uno de estos candidatos, en este caso la candidata”.

El martes también anunciaba la adhesión al proyecto del vicesecretario el comisario de Energía de la UE, Miguel Arias Cañete: “A título personal y como simple compromisario, sin menoscabo de la valía de cualquier otro candidato, mi voto personalmente se lo daré a Pablo Casado”.

Una comida de exministros

En las últimas horas también han revelado su apoyo a Casado el barón murciano Fernando López Miras, o el presidente de La Rioja, José Ignacio Ceniceros. Y este jueves el vicesecretario participará en una comida de ministros de los gobiernos de Rajoy que le apoyan: Cospedal, García-Margallo, Jorge Fernández, Juan Ignacio Zoido, Rafael Catalá, José Manuel Soria e Isabel García Tejerina. También le respaldan otros que no podrán acudir como José Ignacio Wert o Luis de Guindos.

Desde la candidatura del vicesecretario confían en que el goteo de apoyos culmine este jueves con la adhesión a su proyecto del poderoso presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. El dirigente gallego, que en la primera vuelta mostró sus simpatía por Cospedal, mantiene la incógnita de cuál será su opción. Pero resulta de especial relevancia su posicionamiento no solo porque hasta que renunció a presentarse a las primarias se le consideró como el heredero natural de Rajoy, sino por la influencia que podría ejercer en los 279 compromisarios que el PP de Galicia enviará al congreso. Se trata de la tercera comunidad en peso de delegados, solo por detrás de Andalucía y la Comunidad Valenciana.

Este miércoles, Feijóo, el único barón que ha ganado tres elecciones autonómicas consecutivas en plena crisis y controla su feudo en Galicia sin ninguna oposición interna, trataba de restarse importancia: “Un dirigente autonómico no debe influir o presionar a compromisarios”.

Tanto Casado como Santamaría cerrarán sus campañas este jueves en Madrid. El vicesecretario mantendrá un encuentro con compromisarios en una céntrica terraza de la capital. La exvicepresidenta del Gobierno, por su parte, celebrará un acto en un restaurante de Vallecas. Ambos tratan de llegar al viernes como favoritos para que, siguiendo la teoría de la espiral del silencio de Neumann, los indecisos –que pueden decantar la votación– caigan de su lado.

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