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La incapacidad de Rajoy para encontrar apoyos dificulta al rey la designación de candidato

Felipe VI y Mariano Rajoy en una imagen de archivo

Gonzalo Cortizo

Mariano Rajoy no quiere perder el debate de investidura y prefiere que el rey no le señale como candidato, sin tener antes los votos necesarios para sacar adelante su nombramiento. La incapacidad del líder del PP para conseguir apoyos llevará al rey al límite del bloqueo institucional, con serias dificultades para dar un nombre y poner en marcha la maquinaria que requiere la designación de un presidente. La formación conservadora quiere tiempo para que la presión sobre PSOE y Ciudadanos aumente y el jefe del Estado tiene que decidir si está dispuesto a dárselo.

Rajoy quiere evitar que acabe fraguando la idea de que la dificultad para formar Gobierno nace de un problema personal que todos los demás tienen con él. Una derrota en la sesión que elige presidente le reportaría un escenario de incertidumbre y la posibilidad de que se abra el debate sobre la necesidad de dar un paso atrás. El candidato del PP no quiere que la presión le señale a él y sabe que, sin fecha para la investidura, las miradas están sobre Pedro Sánchez y Albert Rivera.

Mientras tanto, el PP fía toda su suerte a un argumento ambiguo: “Sería absurdo ir a la investidura si no se cuenta con votos suficientes para ser investido”. La frase corresponde a la declaración realizada este lunes por el portavoz parlamentario Rafael Hernando y esconde en sí misma un par de imprecisiones que la historia desmonta.

Rajoy podría aceptar el encargo del rey sin necesidad de llevar los acuerdos bajo el brazo a la reunión de Zarzuela. Es lo que hizo José María Aznar, tras ganar por estrecho margen con el PSOE las elecciones de 1996. En aquel momento, Aznar fue designado por Juan Carlos I sin haber pactado previamente el apoyo de nadie. Al predecesor de Rajoy le costó casi un mes conseguir los votos de PNV, CiU y CC que le convirtieron en presidente. Pese a que al socialista Felipe González le daban los números para buscar una alternativa, el rey propuso al del PP sin pedirle garantías previas.

Los partidos acusan a Rajoy de pretender que se le apoye sin mover un dedo para conseguirlo y sin haber puesto en marcha una mesa negociadora. El diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, insinuó este lunes tras verse con el rey que el PP está trabajando para ir a unas terceras elecciones “para ver si obtiene un mejor resultado”.

La dirección del PP pretende, no obstante, trasladar la idea de que su líder no ha dejado de trabajar para obtener los acuerdos que le puedan mantener en La Moncloa. El portavoz oficial del partido, Pablo Casado, aseguraba este lunes en rueda de prensa que Rajoy mantiene constantes contactos para desbloquear la situación. A la pregunta de cuándo y con quién, Casado responde: “Sinceramente, lo desconozco”.

Con estos mimbres Felipe VI se debate entre dos posibilidades: volver a encargarle a Rajoy la formación de un Gobierno o abrir un periodo de reflexión a la espera de que cambien las posiciones y los números salgan para el candidato conservador. A la luz de las primeras declaraciones de los portavoces que han ido pasado por Zarzuela, el rey parece inclinado a la opción de no proponer ningún nombre por el momento.

La situación en la que se ve inmerso el monarca es delicada en extremo. Cuando propuso la candidatura de Pedro Sánchez se arriesgó a ser el impulsor de una salida con final en vía muerta. Fuentes parlamentarias señalan que la experiencia del primer fracaso puede condicionar ahora su decisión.

La incertidumbre está en niveles de vértigo y el rey ha dejado ver su preocupación ante los portavoces parlamentarios que le han ido visitando en el inicio de esta cuarta ronda de consultas. El último en hacerlo este martes ha sido el portavoz de Izquierda Unida, Alberto Garzón, y sus palabras sobre el rey no pueden ser más esclarecedoras: “No creo que [Felipe VI] sepa todavía lo que va a hacer el jueves por la noche”.

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