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La investidura, vista desde la calle, el bar o la panadería: “Todos los partidos han sido votados por la gente y son legítimos”

Vecinos de Madrid desayunan con el debate de investidura de fondo, en un bar del distrito de Latina.

Constanza Lambertucci

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Nadie atendía al televisor este domingo por la mañana en un bar del sur de Madrid mientras la presidenta del Congreso anunciaba el resultado de la primera votación del debate de investidura: “Síes: 166; noes: 165; abstenciones: 18”. El cómputo resultó insuficiente para formar Gobierno en este intento. Nadie se inmutó, no era una sorpresa. Aunque pocos en la calle aseguraban interesarse por el debate que ha monopolizado los medios este fin de semana, muchos tenían una opinión formada: algunos acusaban al presidente en funciones, Pedro Sánchez, de “mentiroso” y otros esperaban que no haya sorpresas el martes, en el segundo intento de formar Gobierno tras las elecciones de noviembre.

“Nos están tomando el pelo a todos”, se quejaba horas antes Eliseo, de 92 años, en una esquina del distrito Latina, con un roscón en las manos. Este domingo estaba más pendiente de llegar temprano a la panadería para que no haya fila que del debate que arrancaba a esas horas en el Congreso de los Diputados para intentar investir presidente al candidato socialista. Según aseguraba Eliseo, no entiende que aún no se haya formado Gobierno tras una par de elecciones y dos --ahora tres-- investiduras fallidas: “Después del 76, cuando murió el dictador, se pusieron todos de acuerdo para que la cosa, en lo posible, fuera a mejor”. Pero los tiempos han cambiado en política, aseguraba: “El que dice hoy blanco, no aguanta mañana”.

En la calle, los reproches a Pedro Sánchez por acordar el contenido programático de un Gobierno de coalición con Podemos y por pactar con ERC la abstención de los diputados independentistas catalanes se hicieron escuchar este sábado en una manifestación que sacó a 15.000 personas a la calle, según la Policía. Este domingo, las mismas quejas se repetía entre quienes criticaban las “incongruencias” del presidente en funciones y clamaban por “la unidad de España”, pese a que el candidato socialista afirmó que tras los acuerdos “no se va a romper España ni la Constitución, sino el bloqueo”.

“[Sánchez] se pasó diciendo que no podía dormir y al día siguiente teníamos pacto”, criticaba Nicolás, de 32 años, después de hacer unas compras en la víspera de Reyes en el barrio de Salamanca. En Moncloa, Laura, una estudiante de 25 años, insistía en machacar los acuerdos: “Es una vergüenza. Eres la lista más votada, genial, haces pactos… pero no puedes pactar con los que quieren romper el país y con exdelicuentes”.

Ese rechazo a los acuerdos resonaba también en el hemiciclo, donde diputados de las bancadas de derechas gritaron “asesinos”, “fuera, fuera” y “viva el rey” durante la intervención de la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua. José, un músico de 58 años, escuchó los gritos e insultos por la radio y le pareció “terrible”: “[A Bildu] les lastra el saco que lleva encima por no condenar los asesinatos [de el grupo terrorista ETA]. Pero los que dicen que no hay que matar y que hay que hablar, ahora tampoco les dejan hablar”.

Mientras hacía fila para comprar un roscón en una panadería del centro de Madrid, José aseguraba que más “terrible” que los acuerdos del PSOE con Podemos o ERC le parece “blanquear” partidos con “valores que atentan contra los derechos fundamentales de las personas”. “Hay otras fuerzas que han hecho acuerdos con personas que defienden la homofobia, el machismo y supuestos valores a los que yo no quiero volver. He vivido otras épocas y prefiero vivir como ahora”.

Samuel, un taxista de 39 años, también defendía “el juego democrático”: “Lo fundamental es constituir un Gobierno con presupuestos nuevos”. “Todos los partidos han sido votados por la gente y son igual de legítimos”, afirmaba después de escuchar por la radio que la investidura había fallado. “No tengo problemas con los acuerdos a los que ha llegado el partido más votado”, señalaba. Eso sí, “se podría haber llegado antes, con los mismos actores”, recriminaba.

“Los únicos perjudicados somos nosotros”

“Discuten, se juntan y ya está. Luego quedan tan amigos todos y los perjudicados somos nosotros”, lamentaba Petra, de 78 años. La mujer decía que casi no pone la tele: “¿Pa’ qué? Me pongo la radio para que me cante flamenco. Tengo ganas de que me dejen tranquila”. El mismo hartazgo expresaba Manuel, de 43 años, que el día anterior estuvo pendiente del debate, pero este domingo prefirió salir con su hijo: “Era como una reyerta en la calle, pero a lo fino”.

Hasta el diputado de Teruel Existe, Tomás Guitarte, que se estrenaba en la cámara este sábado, se mostró “escandalizado” por la dureza de algunos intercambios entre Pedro Sánchez, Pablo Casado (PP) -que llamó al presidente en funciones “sociópata, mentiroso, fatuo, arrogante y patético”- y Santiago Abascal (Vox) -que optó por “traidor, estafador, político indigno y sin escrúpulos-. Para Manuel, ”miran poco por el pueblo, hablan poco sobre el paro, pero tratan demasiado otros temas“.

Como el “problema político” en Catalunya, señalaba Fernando, de 52 años. “Tengo amigos en Catalunya y no es tan grave como lo ponen los partidos políticos de la derecha. Que si viene una guerra, que si van a cerrar las empresas. Esto se puede arreglar con diálogo, no como dice el Casado”, opinaba desde dentro del puesto de diarios que regenta hace dos décadas en Usera. Nicolás, el hombre de 32 años que hacía compras en Salamanca y que vive en Barcelona, disentía: “Es la zona más hostil donde he vivido”.

Pero ambos están de acuerdo en una cosa: prefieren que el debate haya sido el fin de semana antes de Reyes a que se siga dilatando la formación de un Gobierno. “Me parece bien que haya cierta celeridad después del año que llevamos”, apuntaba Nicolás. “Llevamos mucho tiempo en esta historia y tarde o temprano tiene que pasar algo”, señalaba Fernando.

Este martes, si los apoyos se mantienen y no hay cambios de última hora, como los del PRC o Coalición Canaria, que cambiaron su voto casi a último momento, el candidato socialista será investido presidente. A metros de donde los diputados votarán nuevamente este martes, dos trabajadores del Teatro de la Zarzuela fumaban este domingo un cigarrillo durante un descanso. Se han enterado “poco o nada” de las sesiones de este fin de semana porque han estado “currando todos los días”. Pero uno de ellos abre los ojos y alza las cejas para responder lo que le parece una obviedad: “A la gente le interesa que haya Gobierno, si no está todo paralizado”.

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