El PP bulle por los cambios internos anunciados por Feijóo a la espera de la investidura de Sánchez
“Haremos los ajustes que corresponda, en el Congreso, en el Senado y en el partido”. La frase la pronunció el pasado 4 de octubre el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en una entrevista. Dos semanas después, no hay rastro de unos cambios que no se esperan hasta que Pedro Sánchez logre la investidura, si es que la consigue. La dilación en la negociación para que el secretario general del PSOE logre los apoyos necesarios está retrasando los movimientos, ahoga la iniciativa política del que será principal partido de la oposición y desata una competición interna entre quienes ven su puesto en peligro y quienes confían en ocuparlo.
La reorganización de la dirección del PP es un runrún constante en el partido desde el fiasco de las elecciones del 23 de julio. Los errores de análisis y de estrategia parecen evidentes si se compara el resultado de las autonómicas y municipales de mayo y el de las generales de dos meses después.
Las expectativas apuntaban a un triunfo no solo seguro, también holgado. Tanto, que Feijóo en algún momento llegó a soñar con gobernar solo con el PNV. Y así lo verbalizó. La realidad es que el no de los nacionalistas vascos, reconfirmado menos de 24 horas después de que el líder del PP recibiera el encargo del rey para intentar ser investido presidente, tumbó el último resquicio de opciones de Feijóo de llegar al Palacio de la Moncloa.
Desde el 23J han pasado tres meses. Más de dos desde que el líder de la derecha recibió el mandato del jefe del Estado. Y casi uno desde que perdió las dos votaciones en el Congreso. Y Feijóo todavía no ha hecho los cambios que tanto él como su equipo, su ejecutiva y los barones dan por descontado. Y, de momento, no los va a hacer.
“El día 6 no va a pasar nada”, zanjaba este jueves un presidente autonómico del PP en los pasillos del Senado. La cita será “de trámite”. “Los cambios no serán ahí”, aseguraba otro barón presente en el debate sobre la amnistía y la financiación autonómica.
Se referían al 6 de noviembre, cuando Feijóo ha convocado una Junta Directiva Nacional (JDN), máximo órgano entre congresos y el único con capacidad de cambiar a la actual secretaria general, Cuca Gamarra, aupada al número dos del escalafón del PP en el cónclave que lo eligió presidente del partido, en abril de 2022.
Sea como fuere, esta vez los barones sí quieren participar del diseño tanto de la dirección del partido como de los grupos parlamentarios. Si en abril de 2022, con un PP en shock tras la defenestración de Pablo Casado, Feijóo tuvo manos libres para hacer y deshacer a nivel orgánico, esta vez, si finalmente se confirma como líder de la oposición, tendrá que atender a los líderes autonómicos. Algunos, de hecho, ya han departido con él cara a cara en los últimos días.
La idea que siempre expresó la dirección nacional era que los cambios, en caso de producirse, se acometerían tras la investidura de Sánchez, ya que en el PP aún confían en un fiasco del socialista que lleve al país a una repetición electoral el próximo 14 de enero. Por estatutos, la JDN debe reunirse cada cuatro meses. La anterior fue tras el 23J, por lo que Feijóo tenía de margen hasta finales de noviembre. El plazo para que se disuelvan las Cortes si nadie logra el respaldo del Congreso es el 27 de noviembre.
Feijóo podía así haber convocado la JDN más adelante. Pero ha optado por adelantar la fecha del único órgano que puede cambiar a su número dos. Y el de Gamarra es uno de los nombres que están en el aire, casi desde que asumió el cargo. Superviviente de diferentes direcciones, compatibiliza desde entonces dos de los roles más relevantes en cualquier partido: a la secretaría general suma la portavocía del PP en el Congreso.
La “tríada” interna de Feijóo
El doble papel de Gamarra, al menos sobre el papel, no es una decisión propia, sino de Feijóo. El líder del PP llegó a Madrid con la seguridad absoluta de que en unos meses sería presidente del Gobierno y prefirió no remover mucho el avispero parlamentario. Se hizo, eso sí, una dirección a su absoluta medida. Sin interferencias de nadie. Tanto, que dejó sin cuota por ejemplo a Isabel Díaz Ayuso. Su propuesta de Comité Ejecutivo recibió el asentimiento de los compromisarios. Su Comité de Dirección, el órgano que integra su equipo más próximo, también fue aplaudido.
Feijóo optó por una estrategia clásica en la interna de los partidos: repartir las competencias. En su caso, por cuatro. Gamarra sería la secretaria general, supuestamente un escalafón por encima de los demás; de número tres, como coordinador general, el andaluz Elías Bendodo, en un cargo que el PP ha usado históricamente cuando tocaba Gobierno para descargar de tarea orgánica precisamente al número dos. Además, el líder situó al que había sido su mano derecha en Galicia, Miguel Tellado, como vicesecretario de Organización Territorial. Y para terminar, a Pedro Rollán como vicesecretario de Coordinación Autonómica y Local.
Cuatro personas para tareas, si no iguales, sí muy similares. Rollán está, en principio, de salida. Su designación como presidente del Senado anticipa su cese como vicesecretario, aunque de momento mantiene su puesto en la dirección y hay en el partido quien defiende que podría seguir.
Los otros tres han iniciado en las últimas semanas una suerte de competición por acaparar minutos de televisión, viajes a los territorios e influencia en las directrices del partido. La pugna es muy evidente entre Gamarra y Bendodo. La primera tiene una presencia mediática mucho más habitual por su desempeño como portavoz, lo que le permite convocar ruedas de prensa en el Congreso cuando considere.
En el último mes lo ha hecho en múltiples ocasiones, en muchas de ellas con convocatorias sobre la marcha que no estaban previstas por el servicio de prensa del PP que dirigen dos de los máximos colaboradores de Feijóo: la hoy diputada Mar Sánchez y Luis de la Matta.
La última, este mismo viernes, sirvió a Gamarra para ofrecer además una imagen de respaldo mayoritario en el grupo parlamentario. La portavoz compareció con decenas de diputados a sus espaldas, que acudieron a su llamada, para denunciar el “cierre” del Congreso.
Eso sí, con la ausencia de los miembros del propio Comité de Dirección, con la excepción de Carmen Navarro (primera por la izquierda), secretaria de la Mesa del Congreso.
A la misma hora, Bendodo comparecía ante los medios en Castilla-La Mancha junto al presidente del PP y líder de la oposición, Paco Núñez. Una rueda de prensa de la que el partido no ofreció imágenes. Otras veces sí lo hace, porque desde que Feijóo señaló en Onda Cero el elefante en la habitación en forma de venidera crisis interna, el andaluz ha multiplicado su presencia en los territorios y medios: Antequera, Málaga, Marbella.
A principios de octubre incluso volvió a la sala de prensa de la sede nacional, en la madrileña calle de Génova, después de mucho tiempo sin ejercer una portavocía que desde enero ha recaído casi de forma permanente en Borja Sémper, quien ya practicó como portavoz parlamentario durante el debate sobre el cambio del Reglamento para permitir el uso de las lenguas oficiales distintas del castellano. Desde el PP de Andalucía que lidera Juan Manuel Moreno se da por segura la continuidad de Bendodo.
La evolución de Tellado en las últimas semanas ha sido más discreta, como es habitual en él, pero también ha optado por dejarse ver más y hacer más declaraciones en público en sus continuas visitas a los territorios.
El gallego, uno de los más duros en sus críticas al Gobierno de Sánchez, ha sido uno de los encargados de cerrar los diversos acuerdos del PP con Vox que, según palabras del propio Feijóo, estuvieron entre los motivos por los que el electorado más moderado rechazó su papeleta en las generales.
Los rumores sobre la continuidad de uno, de dos e incluso de los tres son permanentes. Rumores que, a veces, llegan a la prensa en forma de titular. Para intentar acallarlos, el pasado lunes Tellado publicó una fotografía en su cuenta de Instagram, un selfie de los tres bajo un epígrafe: “La tríada”. La RAE lo define como “conjunto de tres cosas o seres estrecha o especialmente vinculados entre sí”, pero como recordaban en el propio PP, es también un “conjunto de tres síntomas o signos relacionados que se presentan de forma simultánea”.
Cambios parlamentarios
La convocatoria de la JDN para el día 6, y la rebaja de expectativas sobre su contenido, deja también en el aire el posible relevo de Gamarra. Feijóo podría convocar otra de forma extraordinaria en cualquier momento, pero en ese momento dejaría muy claro el futuro de su secretaria general.
Desde Génova, no obstante, se ha filtrado a diferentes medios que su cargo no está asegurado, pese a que según los Estatutos del partido Feijóo solo podrá elegir a la persona que pudiera sustituirla de entre los 35 miembros electos del Comité Ejecutivo. Solo los electos directos por los compromisarios.
Lo que también está en el aire es el futuro de las direcciones de los grupos parlamentarios, que de momento son “interinas”, según el propio Feijóo. El líder gallego designó a unos portavoces (Gamarra se mantuvo en el Congreso, Javier Arenas ascendió “temporalmente” en el Senado).
Las quinielas sobre quiénes ocuparán estas importantes responsabilidades son incontables. Algunos nombres se repiten, pero son tantos los que se barajan en las conversaciones informales que enumerarlos solo sirve para reconocer que Feijóo mantiene el esquema en secreto.
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