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Doñana está tan amenazada como la Selva Amazónica o la Gran Barrera de Coral

La marisma de Doñana es refugio para medio millón de aves.

Raúl Rejón

Todo está conectado. Y si el Parque Nacional de Doñana se seca todavía más, el sablazo que recibirá la biodiversidad del planeta será tan severo como el que provoca la deforestación en la Selva Amazónica o la desaparición de la Gran Barrera de Coral. Estos tres hábitats están cada vez más cerca del colapso, según afirma un estudio científico internacional publicado en la revista Science.

El análisis que se ha realizado sobre estos tres pilares de la vida natural en el planeta reitera las amenazas que han ido provocando la progresiva degeneración de Doñana. Carlos Davila, de la oficina de SEO-Birdlife en la marisma, explica que “el agua es Doñana”. Y el agua es lo que está desapareciendo del parque. No es sólo que la histórica canalización de los ríos Guadalquivir y Guadiamar redujera el flujo de líquido hacia el humedal en 260 hectómetros cúbicos al año, sino que “la agricultura intensiva de la fresa ha vivido una explosión aquí”, subraya Davila.

WWF Adena cree que todavía hay “miles de pozos ilegales” en Doñana. El ambientalista Davila, que vive el día a día al lado del coto, confirma que “sigue habiendo multitud de tomas irregulares que captan el agua de los acuíferos”. Sin acuíferos no existe parque. “Parece que hay un clima de impunidad”, subrayan en la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. (IUCN). Esta organización ya avisó en noviembre de 2014 que el espacio está bajo una “muy alta amenaza”.

A finales de 2014, la Junta de Andalucía publicó un decreto para ordenar un Plan de Regadío en el entorno de Doñana. Regularizaba 9.000 hectáreas de explotaciones agrícola. “Fue toda una amnistía para cualquier finca de regadío anterior a 2004”, analiza Davila. El decreto aseguraba que la medida suponía un “desarrollo sostenible de los recursos naturales” y vaticinaba la clausura de los pozos que secan la marisma para regar. “¿Se han cerrado pozos? Sí, pero muy lentamente”, cuenta el representante de SEO.

El mayor humedal de Europa

Mientras, la explotación continúa. En enero pasado, el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) recibió la denuncia sobre 15 hectáreas de cultivos que habían sido trasformadas de secano a regadío para cosechar arándanos. La documentación fue presentada por WWF y aseguraba que “10 de esas hectáreas están situadas en montes públicos municipales”. Esta ONG no únicamente apunta que estas explotaciones ponen en peligro el acuífero sino también “la propia agricultura ya que suponen una competencia desleal frente a los que pagan sus derechos de riego”.

El estudio que ha aparecido en Science incide en la falta de cuidado: “Se ha hecho poco para controlar estos problemas”, concluye. Y se ha dejado que siga vulnerable al cambio climático. A juicio de los investigadores, toda la cuenca que vierte las aguas debería ser protegida no limitarse a la zona central del coto. Así, los pozos y la contaminación por abonos y aguas residuales no empobrecerían la calidad del líquido del que depende este santuario: es el mayor humedal de Europa y refugio para medio millón de aves en sus rutas migratorias.

Carlos Davila indica que “es todo el estuario del río Guadalquivir el que precisa una restauración porque es el alma de Doñana”. Y abunda: “Hay corrientes como el arroyo Rocina que están prácticamente en muerte biológica”. Sin embargo, algunos planes gubernamentales acerca el espacio no pasan por solventar los orígenes del problema sino por parchearlo a base de llevar agua de fuera. ¿Se gasta el líquido del humedal? Pues se trae de otro sitio. El pasado 19 de marzo, el secretario de Estado de Medio Ambiente, Federico Ramos, exigió a la Junta de Andalucía que dé el permiso final para trasvasar agua desde la cuenca del Odiel a la del Guadalquivir.

Ramos dijo que tenía el “máximo interés en resolver este problema de falta de agua en esta zona, un problema económico, social y ambiental” y atender a las “demandas de los agricultores” mediante la trasferencia de 4,9 Hm de agua en una primera instancia y luego otros 15 Hm . Para Adena es un proyecto “insostenible” que demuestra que se pierde la batalla contra una explotación ilegal del agua de Doñana. De hecho, la Comisión Europea tiene abierto un proceso de infracción contra España por esta cuestión de los pozos en el parque.

“Asediado” por varios frentes

La desecación y la contaminación del agua en la marisma son una espada de Damocles que pende de un hilo cada vez más fino. Pero, además, hay otros proyectos que chocan con la preservación del entorno. Petroleum Oil & Gas España, filial de Gas Natural-Fenosa, tiene redactado y solicitado un proyecto para convertir el subsuelo de Doñana en un almacén de gas. También pretende abrir 14 pozos de extracción y construir gasoductos. El Ministerio de Medio Ambiente le dio una declaración positiva. Pero el Gobierno andaluz no ha resuelto la autorización final. Pero tampoco le ha denegado el permiso así que el plan continúa vivo. No se ha retirado. El director de la Estación Biológica de Doñana, Juan José Negro, relataba hace apenas un mes que el parque nacional “vuelve a estar asediado por amenazas externas”.

De lo que se quejan los grupos ecologistas es de la incoherencia de las administraciones. Desde El Rocío (Huelva) Davila lo explica: “Todos quieren la etiqueta verde de Doñana pero no renuncian al crecimiento urbano, a que haya más turismo y se tengan que desdoblar las carreteras, a que más reses pasten en el coto a que los agricultores tengan más hectáreas... y todo no puede ser”. La etiqueta gusta tanto como para que un ministro de Medio Ambiente escoja el parque como paraje para celebrar su despedida antes de poner rumbo a la Comisión Europea. El fin de semana que Miguel Arias Cañete montó en Doñana para su fiesta privada en el Palacio de las Marismillas no mereció ni una explicación detallada en el Congreso.

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