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De crisálidas a nanopartículas: los otros proyectos privados españoles para crear una vacuna contra el coronavirus

Algunas empresas privadas españolas están desarrollando sus propias vacunas contra la COVID-19

África Gelardo Arrebola

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Con la noticia de la aprobación de los primeros ensayos clínicos en humanos de una vacuna española, la que desarrolla la empresa farmacéutica Hipra, por parte de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), el fármaco en el que está trabajando la compañía privada se sitúa a la cabeza de la investigación española contra la COVID-19. Pero no es la única del sector empresarial que está llevando a cabo proyectos en esta línea. De entre los nombres privados españoles que estudian una vacuna contra el coronavirus, además de Hipra, destacan otros como Viralgen Vector Core, Innoup Farma, Algenex, el grupo Zendal e IrsiCaixa.

Tecnología con crisálidas de Algenex

La empresa madrileña Algenex está trabajando en una plataforma tecnológica muy novedosa: la utilización de las crisálidas de un insecto para desarrollar y producir una vacuna contra la COVID-19. A esta tecnología la han llamado CrisBio, y promete aumentar la velocidad de creación de este tipo de productos, lo que ayudaría también a que otros países puedan acceder a las vacunas. La compañía biotecnológica está investigando una vacuna basada en un vector o vehículo viral. Es decir, utilizan el baculovirus, un virus inofensivo para humanos y manipulado genéticamente para infectar las crisálidas. Así, las células de estas comienzan a producir la proteína recombinante que servirá, una vez purificado y acabado el fármaco, para desencadenar la respuesta inmune en el organismo.

Esta tecnología podría servir no solo para desarrollar la vacuna de la compañía, sino también como plataforma para otras vacunas contra la COVID-19 basadas en baculovirus, como la estadounidense Novavax. Incluso se podría utilizar para otros virus debido a su gran capacidad de producción. Algenex ya cuenta con la aprobación por parte de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) para usar esta tecnología de crisálidas en un producto contra la enfermedad hemorrágica del conejo.

La vacuna oral de Innoup Farma

Innoup Farma es una compañía biofarmacéutica ubicada en Pamplona, Navarra, que está estudiando junto con la Universidad de Navarra una vacuna contra el coronavirus administrada de manera oral, con el fin de generar inmunidad en las mucosas, la puerta de entrada del virus.  

La vacuna, que se encuentra en fase preclínica, funciona con nanopartículas que contienen el coronavirus encapsulado e inactivo. Asimismo, el grupo también trabaja en el desarrollo de una vacuna para la alergia al cacahuete utilizando la misma tecnología de nanopartículas que genera inmunidad a través de la administración mucosal.

Vectores virales de Viralgen Vector Core y el grupo Zendal

La compañía donostiarra trabaja con grupos de investigación internacionales, como el Massachusetts General Brigham Hospital (MGB) y la Universidad de Harvard, para producir una vacuna contra el coronavirus a través de vectores virales adeno-asociados recombinantes (rAAV) utilizados en terapia génica.

El virus modificado se utiliza como vehículo para dar a las células del organismo las instrucciones necesarias para sintetizar la proteína necesaria, en este caso la proteína 'S' o spike del coronavirus, para generar la respuesta inmunitaria. Una tecnología similar utiliza el grupo gallego Zendal, que aglutina a diversas empresas biotecnológicas como Biofabri. Esta última tiene diversos proyectos de fabricación de vacunas.

La compañía gallega colabora con el desarrollo de la vacuna del CSIC de Mariano Esteban y Juan García Arriaza. El grupo de Esteban usa como vector o vehículo el virus vaccinia modificado de Ankara (MVA) que, de la misma manera que en la vacuna de Viralgen, otorga instrucciones para sintetizar una proteína del coronavirus y activar la respuesta inmune.

IrsiCaixa y partículas similares a virus

El Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa colabora de forma conjunta con científicos del Barcelona Supercomputing Center (BSC) y el Centro de Investigación en Sanidad Animal del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA-CReSA). El objetivo es investigar sobre los anticuerpos generados frente al coronavirus, así como desarrollar fármacos y vacunas contra la COVID-19.

La fundación privada utiliza partículas similares a virus (VLPs) para conseguir una vacuna que se base en moléculas similares a las del coronavirus, pero que no sean infecciosas. Estas partículas contarían en su superficie con la proteína 'S' del virus, por lo que se generaría la respuesta inmune, pero no se desarrollarían los síntomas de la enfermedad.

El proyecto más avanzado hasta la fecha es el de la empresa de Girona Hipra. La compañía, que se encuentra en proceso de reclutamiento de voluntarios, está investigando una vacuna que se basa en dos proteínas recombinantes de las variantes Alfa y Beta. Asimismo, grupos de investigación de titularidad pública, como los del CSIC, también trabajan con diferentes tecnologías para conseguir el primer producto español que consiga generar inmunidad frente al coronavirus.

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