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Un estudio sugiere que el brote de viruela del mono que afecta a varios países tiene un origen único

Imagen de archivo de un caso de "viruela del mono"

Agencias / elDiario.es

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El brote de viruela del mono que se ha detectado a la vez en varios países tiene “muy probablemente un único origen” y la cepa es posible que presente cambios evolutivos recientes, según un estudio que publica hoy Nature Medicine. El mayor brote de viruela del mono descrito hasta ahora en países donde esta enfermedad no es endémica fue identificado en Reino Unido en mayo y, según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud, se han registrado 3.300 casos en 40 países. 520 de esos casos han sido detectados en España hasta el pasado 20 de junio, según datos del último informe de situación del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, aunque los datos ofrecidos por las comunidades autónomas superan esa cifra, que rondaría los 800 casos.

Un equipo del portugués Instituto Nacional de Salud doctor Ricardo Jorge, encabezado por João Paulo Gomes, hizo un análisis de genoma del virus para intentar establecer la trayectoria evolutiva del brote. Los datos indican que la cepa asociada al actual brote es una rama divergente bien definida del virus de un brote de 2018-2019 en un país endémico, Nigeria, exportado a otros y con vinculación genética con otro registrado también en ese país africano en 2017-2018. Esta rama divergente puede representar una evolución acelerada en curso, según los autores.

El actual virus diverge de los virus relacionados de 2018-2019 en unos 50 polimorfismos de un solo nucleótido, o variaciones genéticas, mucho más de lo esperado para los ortopoxvirus.

Todas las cepas del brote secuenciadas hasta ahora “se agrupan estrechamente, lo que sugiere que el brote en curso tiene un único origen”. En conjunto, los datos actuales apuntan a un escenario de más de una introducción desde un único origen, con un evento o eventos de superdifusores y viajes al extranjero que probablemente desencadenaron la rápida difusión mundial, agrega el estudio.

El equipo señala que no se puede excluir la hipótesis de un período prolongado de llamada diseminación críptica (transmisión no detectada) en humanos o animales en un país no endémico, por ejemplo, después de las importaciones reportadas en 2018-2019.

Lesiones cutáneas

La transmisión silenciosa de persona a persona, entre otras causas por una falta o mala diagnosis, “parece menos probable” si se tienen en cuenta las características conocidas de la enfermedad en los individuos afectados, que suelen ser lesiones cutáneas localizadas o generalizadas.

La transmisión críptica en un huésped animal en un país no endémico, seguida de un evento de propagación reciente es otra hipótesis, aunque, “de nuevo, esto sería de alguna manera sorprendente ya que tal escenario nunca ha sido reportado”.

El estudio señala que el actual virus pertenece al clado (la variedad definida por la evolución biológica de un organismo) 3 de la viruela del mono, dentro del denominado clado “África occidental” que también incluye el 2. Los virus de la viruela del mono de los clados 2 y 3 se notifican “con mayor frecuencia” desde el oeste de Camerún a Sierra Leona y suelen tener un tasa de letalidad menor al uno por ciento, frente al caldo 1 de la cuenca de Congo, que se considera más virulento con una tasa de letalidad mayor al 10%.

La viruela del mono es una enfermedad infecciosa rara que se propaga entre especies, incluso de animales a humanos, y está causada por el virus de la viruela del mono del género Orthopoxvirus (que también incluye el de la viruela). Es una enfermedad endémica en los países de África Occidental y Central, y los escasos informes de casos fuera de esas regiones se asocian a la importación desde esos países.

Un brote “particular”

“Este brote es particular por la cantidad de mutaciones que los genomas secuenciados han acumulado. Los orthopoxvirus son virus con un genoma con dos hebras de ADN, como nuestras células. Son virus con genomas grandes (más de seis veces más largo que el genoma de SARS-CoV-2), muy estables, y codifican para unas 200 proteínas. Evolucionan lentamente porque cuando el genoma se copia, la maquinaria molecular no comete muchos errores y no introduce muchas mutaciones. Sin embargo, los genomas secuenciados del brote en curso presentan muchos cambios, unas diez veces más que los esperados teniendo en cuenta el tipo de virus del que hablamos”, señala a SMC España Ignacio G. Bravo, director de investigación en el CNRS francés (Centro Nacional de Investigación Científica) en el laboratorio MIVEGEC.

Utilizando las letras que se usan habitualmente en genética, este experto señala que los cambios en el virus van preferentemente en una dirección, en “la de convertir C en T”. “Este tipo de cambio direccional es habitual en la evolución de muchos virus, pero lo más importante es que no son los virus quienes los provocan, sino que son proteínas humanas las que hacen que el virus acumule mutaciones”.  

Las proteínas que causan esas mutaciones son unas enzimas llamadas APOBEC3, producidas por las células hospedadoras, que tienen en principio una función antiviral (introducir mutaciones en los virus para desactivarlos), pero que pueden tener como efecto –relata Ignacio G. Bravo– el acelerar la velocidad de mutación del virus. “De hecho, la acción de las enzimas APOBEC3 es responsable de que otros virus acumulen muchas mutaciones de C a T, como el VIH, el SARS-CoV-2 o los virus del papiloma humano”. 

Es muy importante –recalca este experto– decir que el repertorio de enzimas APOBEC3 en el genoma humano es muy variado, que depende de la ascendencia y del fondo genético de cada persona, y que cada tipo de célula en nuestro cuerpo puede expresar distintos tipos de APOBEC3. Esto complica mucho el estudio y fragmenta la evolución de los virus, porque infectando a diferentes personas de diferente ascendencia, un linaje viral puede evolucionar de manera diferente; y porque infectando diferentes tejidos (la piel, el músculo, el hígado) también evolucionará de manera distinta.

“Esto es probablemente lo que puede haber ocurrido en el caso de este brote, y es lo que los investigadores portugueses proponen: este virus saltó a los humanos en 2019 en Nigeria y se ha estado transmitiendo de manera ininterrumpida entre humanos desde entonces, ha sufrido presiones de mutación direccionales de C a T muy importantes, y ha sufrido también presiones de selecciones muy fuertes para adaptarse a la transmisión entre humanos. Esto habría dado lugar a que se acumulen mutaciones que pueden haber facilitado el que el virus se transmita de manera eficaz entre humanos y que ha llevado a este brote”, añade.

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