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A vueltas con el batallón de la Legión que sigue llevando a Franco en su nombre

Francisco Franco y Millán Astray abrazados mientras entonan cánticos legionarios en el cuartel de Dar Riffien, en 1926.

Marta Borraz

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Han pasado 46 años del fin de la dictadura franquista y 15 desde que España comenzara a contar con una ley de memoria histórica para eliminar los vestigios que aún persisten, pero todavía una unidad de la Legión sigue llevando a Francisco Franco en su nombre. Es la I Bandera 'Comandante Franco', de la que el dictador se convirtió en primer jefe desde el momento de su fundación, en 1920, y que pertenece al Tercio Gran Capitán, con base en Melilla.

En la ciudad autónoma son unos cuantos los legionarios que prestan servicios en este batallón abanderados por un escudo que homenajea a Franco. Así lo confirmó la actual secretaria de Estado de Defensa y entonces subsecretaria, Amparo Valcarce, en la Comisión de Defensa del Congreso: “Efectivamente, lleva el nombre del comandante Franco —no Ramón, Francisco— porque fue su primer jefe entre los años 1920 y 1922”, se puede leer en el diario de sesiones del 22 de octubre de 2020. Algo que también consta en la página web del Ejército de Tierra, donde se cuentan los orígenes de la Legión y de las unidades que la componen.

En el momento en que Franco dirigió y combatió con la primera de las tres banderas que entonces conformaban lo que originalmente se llamó Tercio de Extranjeros, ya era uno de los colaboradores más cercanos del fascista José Millán-Astray, el fundador de la Legión por propio empeño personal. Tanto que este llegó a proponerle al dictador que, además de dirigir la bandera, fuera su lugarteniente. Franco llegaría después a convertirse en jefe del Tercio de Extranjeros, tarea que desempeñó hasta 1935, poco antes de dar el golpe de Estado contra la II República cuyo fracaso haría comenzar la guerra civil. Sin embargo, no sería hasta 1994 cuando la I Bandera pasara a denominarse 'comandante Franco'.

El cambio, en el aire

El asunto lleva un tiempo dando vueltas: ya había sido denunciado y ha saltado a los medios y las redes sociales en varias ocasiones, pero ha vuelto a la agenda después de que el pasado marzo el Gobierno respondiera a una pregunta parlamentaria de Bildu, uno de los partidos que llevan tiempo llamando la atención sobre esta cuestión, en la que preguntaba al Ejecutivo si estaba entre sus planes retirar la denominación.

“¿Es cierto que el Ministerio de Defensa ha decidido cambiar el nombre de la unidad de la Legión denominada I Bandera Comandante Franco?”; “¿Cuándo se va a producir dicho cambio?”; “¿Cuál será la nueva denominación?”, preguntó el diputado Jon Iñarritu. La contestación hace referencia de forma sucinta a que el Ministerio de Defensa “ha realizado las acciones necesarias para dar cumplimiento a la Ley 52/2007 de 26 de diciembre [la conocida como Ley de Memoria Histórica]”. Y añade: “El pasado 20 de julio de 2021, el Consejo de Ministros aprobó el Proyecto de Ley de Memoria Democrática, en el que se incluyen nuevas previsiones”. Una respuesta muy similar recibió también Compromís en el Senado en julio de 2021.

En la misma línea se pronunció Valcarce en el Congreso hace año y medio, cuando aseguró que en 2009 y 2019 Defensa “trabajó” sobre 410 símbolos franquistas además de modificar “11 denominaciones de bases o acuartelamientos”. La socialista explicó que una comisión en el seno de la Subdirección General de Patrimonio Histórico había seleccionado algunos símbolos que había que “excluir” del cumplimiento de la ley, pero “no es el caso”, dijo en referencia a la I Bandera 'Comandante Franco'. “Se ha hecho mucho, se continúa haciendo y no le quepa la menor duda de que continuaremos haciendo”, añadió antes de nombrar la Ley de Memoria Democrática que poco después aprobaría el Consejo de Ministros.

La ambigüedad de las contestaciones no ha sido esclarecida por el Ministerio de Defensa, que no ha respondido a las preguntas de este medio sobre si se prevé llevar a cabo la modificación. Por su parte, el Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática asegura que se trata de una cuestión competencia del departamento dirigido por Margarita Robles. “Es obvio que en pleno siglo XXI es un sinsentido que haya una unidad a la que da nombre un dictador genocida que protagonizó uno de los episodios más oscuros de nuestra historia. Y para eso hay legislación que trata de que esto no ocurra”, señala Iñarritu, que seguirá insistiendo con el tema si no se rebautiza el batallón.

“Contrario” a la ley vigente

Para el diputado la legalidad vigente “apremia” al Gobierno a llevar a cabo la modificación, sin necesidad de esperar a que se dé luz verde a la Ley de Memoria Democrática. Una norma que, de hecho, lleva en el cajón mucho tiempo y, de momento, sin visos de reactivarse ante las discrepancias del PSOE con socios de la coalición como ERC, que reclaman la modificación de la Ley de Amnistía de 1977, y que mantienen la norma congelada. La ley refuerza las consideraciones relativas a la retirada de símbolos que exalten la dictadura, la Guerra Civil, sus dirigentes u organizaciones represivas, pero es algo que ya contempla la primera legislación, aprobada en 2007.

Es en concreto su artículo 15 el que obliga a las Administraciones Públicas a retirar “escudos, insignias, placas y otros objetivos o menciones conmemorativas” que supongan un enaltecimiento del franquismo. “Con simbología nos estamos refiriendo no solo a calles, sino a honores y distinciones de todo tipo”, explica el abogado especializado en memoria histórica Eduardo Ranz y cuyas acciones judiciales obligaron en 2017 a la ciudad autónoma de Melilla a hacer un inventario de vestigios franquistas.

Entre ellos, estaba la estatua de Franco, cuya retirada fue aprobada en febrero del año pasado a pesar de la abstención del PP y el voto en contra de Vox. Lo que ocurrió entonces con algunos sectores de la derecha y organizaciones ultras como la Plataforma Millán Astray es un preludio de lo que podría llegar a pasar con bandera de la Legión. Y es que se han opuesto a la retirada de la efigie y han recurrido en los tribunales argumentando que no ensalzaba al dictador, sino a la figura de Franco como comandante por sus años en el tercio y en la guerra del Rif, donde las tropas españolas fueron conocidas por su brutalidad y ensañamiento.

Sin embargo, Eduardo Ranz asegura que “todo lo que tenga que ver con Franco es simbología franquista”, independientemente de que se construyera para conmemorar hechos anteriores a la Guerra Civil. “Cualquier simbología que le represente debe ser así entendida y por lo tanto es contraria a la Ley de Memoria Histórica”, concluye el abogado.

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