La mítica colina de Montmartre podría decidir el próximo Tour de Francia en una decisión que genera polémica
La mítica colina parisina de Montmartre, uno de los sitios más visitados de toda la ciudad y que acoge diariamente a cientos de turistas, podría ser determinante en la próxima edición del Tour de Francia. La organización confirmó que, en la última etapa, el pelotón subirá en tres ocasiones al montículo, igual que hizo en la prueba de ciclismo en línea de los Juegos Olímpicos de París del año pasado, una decisión no exenta de polémica y que podría acabar con una tradición de décadas.
La vigesimoprimera y última jornada de esta 112 edición de la ronda francesa comenzará en Mantes la Jolie. A partir de ahí, recorrerá algunos de los puntos más conocidos de la ciudad para terminar, como es habitual en los Campos Elíseos, donde se coronará al maillot amarillo como nuevo ganador del Tour de Francia.
Sin embargo, hasta llegar hasta ese majestuoso enclave tendrán que recorrer uno de los barrios más populares, Montmartre, conocido por sus pintores, su vida nocturna, sus viñedos, su colina y la Basílica del Sagrado Corazón. Los corredores sabrán que han llegado a ese punto cuando empiecen a emprender la subida por las cuestas adoquinadas de la famosa calle Lepic.
El director de la prueba, Christian Prudhomme, asegura que el trayecto ofrece “posibilidades” de que la etapa no sea ganada por un velocista, al abrir el abanico a “una última pelea” por una victoria de gran prestigio, algo que en su opinión sería “increíble”.
El responsable defendió la decisión de los organizadores, argumentando que el paso en tres ocasiones por Montmartre busca endurecer el recorrido a pocos kilómetros de la llegada: “Si fuera solo por el aspecto estético, solo se pasaría una vez y son tres”.
Montmartre y el Tour de Francia
Prudhomme reconoce que la última etapa del Tour de Francia puede presentar batalla entre los implicados, algo que no sucede desde hace décadas. Históricamente, a la última jornada de la ronda gala se llegaba con todo decidido y apenas presentaba dificultad para los ciclistas, que recorrían las amplias avenidas de la capital hasta llegar a los Campos Elíseos.
El riesgo se minimizaba y era el escenario perfecto para una victoria de los sprinters. Sin embargo, si la clasificación general sigue ajustada antes de la etapa final, el maillot amarillo podría decidirse incluso en París.
Los cambios anunciados por la organización buscan mantener el espectáculo hasta el último minuto. En el precedente de los Juegos Olímpicos fue un éxito rotundo de público, con medio millón de personas en las calles de la ciudad y las calles de Montmartre llenas a reventar de espectadores.
Pero la decisión no está exenta de polémica y ya ha sido cuestionada por los propios corredores. “Montmartre fue agradable en los Juegos Olímpicos, parecía bueno, mucha gente, un bonito ambiente. Pero cuando llegaron a Montmartre, solo quedaban 15 ciclistas en el grupo. Y cuando hacemos el Tour de Francia, habrá 150 luchando en una subida muy estrecha”, asegura Jonas Vingegaard, dos veces campeón del Tour, en declaraciones recogidas por Associated Press.
Algunos equipos han reparado incluso en la seguridad. “Imagina una ligera lluvia en París; no va a ser fácil para los ciclistas. ¿Queremos un espectáculo? ¿Queremos visitar París? ¿Queremos conmemorar los Juegos Olímpicos? Si esperamos una carrera real, podríamos estar decepcionados”, advirtió el responsable del equipo Groupama-FDJ, Marc Madiot, en una entrevista con RMC Radio.
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