Coral, la perrita que fue tratada como un “producto” y que espera una familia: “No queremos que crezca en una jaula”

Coral, una hembra de galgo inglés en adopción

Raquel Sáez

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Algunas personas adoptan perros cuando son cachorros, conmovidos por su ternura y pequeñez, pero sin reparar en que los peludos terminarán creciendo y muchos hasta adquirir un tamaño grande. Esa es la excusa perfecta para abandonarlos, argumentando que no pueden lidiar con un perro de esas dimensiones y devolviéndolo a la jaula donde aguardaba en la protectora o el refugio de turno. 

Ese es el caso de Coral, una hembra de galgo irlandés a la que adoptaron con tres meses y han devuelto con casi un año porque “es más grande de lo que pensaban y supuestamente era una perra mala y posesiva”, explica en sus redes sociales la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Málaga Gatos. “Como si de un producto se tratase”, sostienen.

La peluda espera que alguna familia se interese por ella

Al poco tiempo, los cuidadores comprobaron que Coral no tenía nada de agresiva ni posesiva. Al contrario, la peluda se mostraba reticente hacia las personas, quizás por desconfianza. Y eso lo han ido trabajando desde su llegada: “Los voluntarios trabajamos en reforzar la confianza en ella y que pierda miedo en nosotros. Todavía no hemos visto dónde está esa perra mala y posesiva que decían que era; solo vemos una perra grande que tiene mucho amor que dar y recibir”. 

Más bien, todo lo contrario. En cuanto alguien es capaz de ganarse su confianza, esta hembra responde con creces y da muestras de lo cariñosa que es, hasta el punto de que te “llena la cara de besitos”. Un truco: darle alguna de las salchichas que le vuelven loca. 

Crecer lejos de una jaula

Lejos de la versión de sus primeros dueños, Coral es una perrita sociable tanto con las personas como con el resto de perros. En el caso de los primeros, puede ser que sea desconfiada al principio. En lo que se refiere a otros animales, no tiene problemas. De hecho, está conviviendo con dos hembras casi igual de grandes que ella y un macho algo más pequeño.

“Es una perra manipulable, aunque al principio hay que ir despacio con ella para que vea que no le quieres hacer daño”, aconsejan los voluntarios de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Málaga Gatos.

No hay razones para no enamorarse de Coral, sabiendo sobre todo que aguarda en una jaula, donde recibe todos los cuidados, pero que nunca podrán suplir el calor de una familia. Por eso, desde la protectora hacen un llamamiento: “No queremos que Coral crezca en una jaula. Queremos que siga viviendo en una casa como lo hacía antes, pero esta vez con una familia que sí la aprecia y la quiere”.

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