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The Guardian en español

Madres de afroamericanos muertos a manos de la Policía: “La súplica de Floyd a su madre fue una llamada a todas”

Un grupo de personas participa en una protesta después del toque de queda cerca del lugar donde fue arrestado George Floyd en Minneapolis, el pasado 1 de junio de 2020

Khushbu Shah

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En sus últimos momentos, George Floyd le suplicó a su madre mientras un policía blanco de Minneapolis le hincaba la rodilla en el cuello. Además de un movimiento mundial contra el racismo, su muerte ha desencadenado protestas multitudinarias contra la brutalidad policial por todo EEUU, así como un debate nacional sobre la historia del racismo en el país.

Las últimas palabras de Floyd también han movilizado a mujeres que llevan años sufriendo por la muerte de sus propios hijos, víctimas de la brutalidad policial. Estas madres con hijos asesinados por la policía han visto en las últimas semanas a miles de personas llorar la muerte de Ahmaud Arbery y Breonna Taylor. Como Floyd, ellos también eran negros y habían sido los niños de sus madres.

Su dolor viene desde hace años. Kadiatou Diallo lleva desde 1999 viendo a madres negras llorar. Ese fue el año en que la policía hizo caer una lluvia de balas, 41 proyectiles, sobre su hijo, Amadou Diallo. Lo mismo con Valerie Bell. En 2006 la policía disparó y mató a su hijo, Sean Bell, 50 horas antes de su boda. O como Constance Malcolm: en 2012 la policía siguió hasta su casa a su hijo de 17 años, Ramarley Graham, para dispararle delante de su hermano de seis años con el argumento de que lo habían visto con un arma. Iba desarmado.

Diallo, Bell y Malcolm hablaron la semana pasada con un periodista en Nueva York durante los momentos previos a una marcha organizada por familias con seres queridos asesinados por la policía en el marco del movimiento de protestas por la muerte de Floyd. “No ha cambiado nada”, decía Diallo, “si acaso, ha ido a peor”, añadía Malcolm.

Estas mujeres llevan años protestando por las calles de EEUU para exigir justicia. Tras semanas de protestas, ninguna de las tres se atreve a afirmar aún que el país ha cambiado. Es demasiado pronto, dicen. Las tres llevan años exigiendo una modificación en los protocolos de la policía. La diferencia esta vez, dice Malcolm, es que hay una generación pidiendo el cambio: “Tenemos jóvenes que quieren un cambio, que están en primera línea y están dispuestos, me parece, a morir porque si los ves enfrente de estos policías armados… Sabemos lo que hacen cuando tienen armas”.

“Hace mucho tiempo que estamos luchando como pueblo”, dice Bell. En grupo, estas mujeres han pedido que un fiscal especial investigue todas las muertes ocurridas desde 2015 en las que hubo un agente de policía involucrado, retirarle fondos a la policía y revocar una ley estatal de Nueva York que permite a la policía no divulgar sus registros disciplinarios. “Nuestros hijos y nietos merecen un futuro mejor”, dice Diallo. “El único cambio que he notado es la cámara, los vídeos. Eso es educar a la gente, mostrarles la verdad”.

El vídeo de la muerte de Floyd ha sido reproducido millones de veces en todo el mundo, provocando llamamientos para un cambio, estimulando las protestas y la exigencia de un cambio en los departamentos de policía de todo el país.

Millones de personas vieron también la muerte de Eric Garner en 2014 y escucharon sus últimas palabras: “No puedo respirar”. El agente de policía involucrado en su muerte no fue acusado por ningún gran jurado de Staten Island y cinco años después lo despidieron. Pero esta semana, los legisladores del estado de Nueva York han aprobado una ley que criminaliza la técnica del estrangulamiento. Según la senadora estatal Diane Sabino, la madre de Garner es en parte responsable de este cambio.

El movimiento nacional para recortar la financiación de la policía ha ganado fuerza en los últimos días, pero es algo que la mayoría de estas mujeres lleva pidiendo mucho antes de que el debate entrara en los hogares estadounidenses. Bell y Malcolm pasaron el fin de semana anterior llamando a sus autoridades locales hasta bien entrada la medianoche. “Hay que seguir adelante, hay mucha gente que sabe que debe haber ese cambio, pero tiene miedo a hacerlo”, dice Bell. Algunas fuerzas policiales han atendido esos llamamientos, tomando medidas moderadas para reformar las políticas.

Malcolm, Diallo y Bell forman un grupo muy unido. Somos un equipo que no se va a detener, dice Diallo. “La súplica de George Floyd a su madre fue como una convocatoria a todas las madres para que sigan adelante y logren el cambio. Nuestra fuerza, nuestra fortaleza es impulsar el cambio que necesitamos porque no nos vamos a rendir. Ya lo dije, no ha cambiado nada”.

Traducido por Francisco de Zárate

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