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El PSOE andaluz quiere hacerse fuerte para esperar a finales de primavera las primarias y el congreso del partido

Javier Fernández, Susana Díaz y Guillermo Fernández Vara.

Olga Granado

Ratificado en el Comité Federal del PSOE este domingo que deben abstenerse en segunda votación para que gobierne Mariano Rajoy, y más allá de los problemas de interpretación de este mandato dentro del partido en los próximos días y de las consecuencias que el tiempo valorará, la siguiente batalla -y no menos difícil, según auguran muchos socialistas- estará en la fecha para las primarias y el congreso que decidan el liderazgo de la formación.

Para este proceso, el PSOE-A, que es la federación más numerosa y ya fue decisiva tanto para la caída de Pedro Sánchez el pasado 1 de octubre como para virar la postura del partido del no a la abstención para Mariano Rajoy, tiene un punto de partida: no es tan urgente. Eso, a pesar del movimiento contrario en el seno de la formación, en forma de resoluciones en asambleas y recogida de firmas.

Cuando en 2000 el partido estuvo en manos de una gestora, con andaluces tan reconocibles como el expresidente Manuel Chaves y el diputado Luis Pizarro, ésta controló la formación cuatro meses, que fue lo que se tardó en celebrar el congreso. Esta vez puede ser como mínimo el doble de tiempo que con la gestora de 2000 porque ya se está hablando de abril de 2017, o incluso esperar hasta junio, partiendo de que hace falta anunciarlo con unos tres meses de antelación, “para prepararlo todo”. Y ese pistoletazo de salida se ha dejado para después de haber resuelto la gobernabilidad, donde los partidarios de esperar incluyen también la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) como herramienta fundamental para el país.

Dos razones oficiosas

El interés del PSOE-A por no precipitar ese momento tiene que ver también con el tiempo que necesita su secretaria general, Susana Díaz, para optar a liderar el partido porque en su entorno dan por seguro que no ha renunciado a ello. Una puerta que ha dejado abierta con la frase “siempre estaré donde me pongan mis compañeros. En la cabeza o en la cola”. 

El tiempo, según explican miembros del PSOE-A, es para dos cosas. Primero, para recomponer la marca de Susana Díaz, deteriorada desde que muchos apuntaron a ella como responsable de la caída de Pedro Sánchez. Entre otras cosas porque fue uno de sus hombres fuertes, el diputado Antonio Pradas, el que entregó las 17 dimisiones en la ejecutiva que marcaron el comienzo del fin del entonces secretario general,  y porque fue su mano derecha, la secretaria general del PSOE de Sevilla, Verónica Pérez, quien horas después afirmaba ser la única autoridad. Las encuestas, como la última dada a conocer en vísperas del Comité Federal del PSOE, todavía le dan más popularidad a Pedro Sánchez que a Susana Díaz.  

Segundo, para planear su sucesión en la Junta de Andalucía y en la secretaría general del PSOE-APara lo primero, de momento cuenta con la estabilidad que le garantiza que C's apoyará los presupuestos autonómicos de 2017, como la propia presidenta expresaba la pasada semana en el Debate sobre el Estado de la Comunidad. En paralelo, el líder de C's, Juan Marín, la ha llamado a la tranquilidad cuando ha dicho, por un lado, que cree perfectamente compatible la secretaría general del PSOE con liderar el Gobierno de Andalucía, y por otro, que pese a que habría que “revisar el pacto de investidura”, no supondría un riesgo para el mismo la hipotética marcha de Susana Díaz.

En este sentido, en el Gobierno de Andalucía dan por hecho que si Susana Díaz consiguiera la secretaría general del PSOE, durante un tiempo compatibilizaría el cargo con la presidencia, en previsión en todo caso de una legislatura corta para Mariano Rajoy, lo que obligaría pronto a engrasar la maquinaria otra vez para elecciones generales.

En ese tiempo, la presidenta de la Junta de Andalucía podría también llevar a cabo una remodelación en su gobierno, que se esperaba para este otoño, e incluso se había extendido el nerviosismo en varias consejerías que podrían verse afectadas por los cambios. El hecho de que en marzo se cumplan dos años desde que ganó las elecciones autonómicas le pone un horizonte adecuado para la crisis de gobierno, que servirían también para definir la apuesta por el sucesor en un futuro.

Todo este tiempo, a su vez, puede ser letal para Pedro Sánchez, si como dijo en su día quisiera presentarse también, porque puede se arriesga a caer en el olvido en su condición de diputado raso. Ella cuenta con un escaparate como la presidencia de la comunidad autónoma más poblada y la seguridad que le da el control de la gestora, comenzando por sus buenas relaciones con su presidente Javier Fernández. 

Tres razones oficiales

Éstas no son las razones oficiales que ofrece la dirección del PSOE-A. La principal razón que esgrime la dirección del PSOE-A para no meterse prisa con la cuestión orgánica es que se vaya a un congreso de “refundación” del partido, y eso exige “tiempo para la reflexión”, como ya avisó Juan Cornejo a Pedro Sánchez el pasado 26 de septiembre cuando éste todavía era secretario general. “¡Qué más da un poco menos! Lo importante es que mejoremos”, ha manifestado también cuando se le ha preguntado si hay un interés en la dirección del PSOE-A por que se retrase la convocatoria.

Entre otras cosas, los partidarios de esperar argumentan que hay mucho que abordar, como por ejemplo el debate de la participación que se quiere dar a la militancia y que “ha quedado en manifiesto durante estas crisis que no está resuelto como exigen los nuevos tiempos”, en palabras de otro veterano socialista. O incluso el propio desarrollo de las primarias para elegir la secretaría general. De hecho, en la dirección del PSOE-A sostienen que Pedro Sánchez “no fue elegido por primarias sino por una consulta no reglada”.

En cualquier caso, este empeño se topa con una campaña de recogida de firmas liderada por un alcalde de la propia comunidad autónoma, José Antonio Rodríguez, de Jun (Granada), que dice tener ya más de 80.000, y con pronunciamientos de asambleas como las de Cádiz, Dos Hermanas, Alcalá de Guadaíra o Sur de Sevilla -y las que pueden llegar- exigiendo que se convoque cuanto antes un congreso para definir la dirección del PSOE.

Para el PSOE-A esta campaña “no va a ningún lado”, como también ha expresado el propio Juan Cornejo, porque el proceso “ya está convocado”, en concreto en la reunión del máximo órgano entre congresos el pasado 1 de octubre cuando se produjo la dimisión de Pedro Sánchez.

En todo caso, aunque esté convocado, le falta la fecha, que es lo que preocupa a los que exigen que sea ya, porque una vez resuelta la gobernabilidad no ven motivos para seguir con la interinidad de una gestora. “Es curioso que los comprometidos con el no a Mariano Rajoy sean los que estén pidiendo esto. Va a parecer que están más preocupados por la cuestión orgánica que por darle una solución a este país”, critica un dirigente del PSOE-A.

Es más, la campaña -ya sea con firmas, ya sea con asambleas- se topa con otra contestación desde la oficialidad: “Están pidiendo un congreso extraordinario cuando ya hay uno ordinario previsto. ¿Qué sentido tiene? ¿Hacer uno para luego a unos meses otro?”.

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