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El debate sobre la corrupción rompe la campaña

David Dusster

Barcelona —

Las acusaciones de corrupción vertidas contra el president Artur Mas y su mentor Jordi Pujol han resquebrajado la campaña electoral. El líder de CiU ha ordenado cerrar filas y ha decidido movilizar Cataluña para defenderse. Pero el jefe de lista de los socialistas, Pere Navarro, ha dado un paso al frente y ha exigido aclaraciones antes de prestar su apoyo institucional al responsable de la Generalitat.

Navarro se está destapando en los últimos días. Ante la crisis de la corrupción, abierta por un artículo del diario El Mundo, contra el que tanto Mas como Pujol ya han anunciado que presentarán una querella criminal, el ex alcalde de Terrassa está demostrando liderazgo y responsabilidad. En Girona, Pere Navarro fue contundente y claro. “No tengo ni he tenido nunca ninguna cuenta en ningún paraíso fiscal y quiero que Mas diga exactamente lo mismo, que despeje cualquier duda y sospecha, y si lo dice, tendrá mi apoyo político y personal”.

Para el candidato socialista, Artur Mas debe “despejar cualquier duda” sobre las informaciones recogidas en un borrador de la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal en las que se apuntaba que parte de las comisiones de la trama del caso Palau se habían desviado a cuentas personales de dirigentes de CiU en Suiza y Liechtenstein.

El jefe de filas del PSC incluso se ha permitido hacer un juego de palabras pese a que la tensión de la campaña se ha disparado. “Mas quiere una Catalunya independiente, nosotros queremos una Catalunya decente”, profirió Navarro.

Posteriormente, el candidato socialista, una vez se conocieron las declaraciones de José Manuel Durao Barroso en las que el presidente de la Comision Europea decía que Cataluña saldría de la UE si se separase de España, instó a CiU a “que nos expliquen cómo quieren llevarnos a la independencia y sus consecuencias”.

Mas y Pujol, juntos

La petición de Navarro no ha sentado bien a Mas, que ha criticado a los partidos que se ponen del lado de quienes quieren “destruirme”. El líder de CiU ya mostró todos los indicios de que ha abierto la etapa del frentismo y ante mil personas en Granollers pidió a los candidatos catalanes que le piden explicaciones que “recapaciten” en lugar de creerse “la infamia, la calumnia y la mentira”.

En el mismo acto participó, inesperadamente, Jordi Pujol, el expresident también acusado de tener cuentas millonarias en paraísos fiscales, que equiparó la situación actual al caso Banca Catalana al que tuvo que hacer frente cuando ocupaba el principal despacho de la plaza Sant Jaume.

El president de la Generalitat advirtió que espera más ataques en los días que faltan hasta el 25-N. “Harán lo que sea, corregido y aumentado para silenciar al pueblo catalán y su derecho a decidir”, declaró Mas, a quien se le ha visto más agresivo y desmelenado en los últimos actos de la federación nacionalista. Incluso este sábado se le escapó, ante una audiencia joven, la palabra independencia, que había intentado evitar hasta ahora y cuyo uso público había sido descartado por Duran i Lleida, secretario general de CiU.

El proceso del pueblo

Oriol Junqueras quiere evitar la sangría de votos que puede sufrir ERC si la idea de Mas de asociar la aspiración soberanista de Cataluña con CiU y su persona prospera. Por eso el candidato republicano ha resaltado, en un mítin en Manresa, que “es el pueblo el que lidera el proceso independentista” y que “no se trata de crear un escenario para el lucimiento personal de un partido y una persona”.

El jefe de filas de ERC, como Navarro en el PSC, pretende impedir que las elecciones sean un duelo entre una CiU soberanista y un PP españolista. Así, el alcalde de Sant Vicenç dels Horts insistió en que son la única garantía de independencia y “no abaratarán los sueños” de los catalanes.

Pese a todo, Junqueras, acompañado por el cantautor Lluís Llach en el mitin, comparte la tesis de Mas de que el Estado se ha puesto en marcha contra Catalunya e interpreta que las declaraciones de Barroso “no se ajustan a la verdad” y son una prueba de las presiones que ha empezado a ejercer España en todos los niveles.

Cospedal, en Barcelona

Cuando la campaña entra en aguas turbulentas, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, ha aterrizado en Barcelona y acompañó a Alicia Sánchez-Camacho en un acto con mujeres en Barcelona. Cospedal cargó con fuerza contra Artur Mas, al que llamó “el más radical de los radicales” y cuestionó su “legimitidad” al presentarse a la reelección porque “ha abdicado de su responsabilidad”.

La candidata del PP catalán fue más allá y acusó directamente al presidente de la Generalitat de “usar a los catalanes y a Catalunya para tapar sus casos de corrupción”. Aún falta una semana para las votaciones, pero parece claro que el tono ya no va a rebajarse en lo que queda de campaña.

Iniciativa ha aprovechado la coyuntura para proclamar que no puede haber proyecto nacional “sin sacarse de encima la corrupción”. Joan Herrera coincidió en Granollers con CiU, y aunque no citó expresamente el caso destapado por El Mundo, ha abogado por que se recrudezca la lucha contra el fraude fiscal.

El líder ecosocialista cifra en 16.000 millones de euros el fraude fiscal en Catalunya y denuncia que CiU no tiene “ni una sola medida” en su programa electoral para combatirlo.

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