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Genio y figura

Chus Villar

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No sé si será porque se aproxima una conmemoración religiosa, como es el Día de Todos los Santos, pero últimamente a mi angelito le ha dado por susurrarme al oído consejos de redención, y me habla machaconamente de cosas como el examen de conciencia, el amor al prójimo, la eliminación del rencor… Que sí, que ya sé que también podría ser paranoia y la solución no estaría en el confesionario sino en la consulta del psiquiatra, pero déjenme que ensaye la solución que en principio me resulta menos estresante.

Pues bien, como les digo, el pequeño querubín alado me lanza estos días advertencias: que a ver si voy a estar viendo la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, que si a lo mejor debería intentar ver el lado positivo de las personas y no sólo sus defectos, que he de ser más humilde y menos soberbia, que quizás lo que tengo cuando critico a otros es envidia… Dándole vueltas yo al tema de qué querrá decirme mi angelito con esto, pues al puñetero (que me perdone el Señor) le gusta el simbolismo y no va al grano (en eso, que me vuelva a perdonar el Altísimo, prefiero a mi diablillo, que es bastante más directo), he concluido que debe estar refiriéndose a los políticos del PP. No hay otra. Es contra quien más peco de palabra y pensamiento. Lo confieso.

Así que he decidido centrar todos mis esfuerzos de buena cristiana en dilucidar qué puede haber de bueno en los her… her… her… hermanos (uff, me cuesta decirlo, pero he de hacerlo) del PP. Y no se lo van a creer, pero he encontrado una cosa que ellos hacen muy bien, genial, mucho mejor que yo. Lo que ellos dominan es la Retórica y eso es, con toda seguridad, lo más importante, pues no en vano dice la Biblia que en principio fue el Verbo, y que el Verbo estaba con Dios y que el Verbo era Dios. Sí, no me lean con esa cara, los amigos populares controlan a la perfección las figuras literarias y se lo voy a demostrar con pruebas (es que no quiero pedirles a ustedes sólo Fe, pues a lo mejor ésta les flaquea, como me ocurre a mí a veces):

Ellos son maestros, por ejemplo, de una figura llamada Eufemismo, que podemos ver en la frase “indemnización en diferido” (Dolores de Cospedal respecto a Bárcenas) o en “no es un rescate, es un crédito en condiciones ventajosas” (Mariano Rajoy sobre la ayuda europea a España). Y tampoco desconocen su contrario, el Disfemismo, del estilo “¡Que se jodan!” de Andrea Fabra a los parados y el “hijo de puta” de Alfonso Rus al portavoz del PSOE en la Diputación de Castellón. De hecho Rus, es especialmente hábil en este recurso: “la izquierda no tiene cojones de decir que son valencianos” o “aquells que diuen ‘gairebé’ i ‘aleshores’, que no sé qué voldir, sónunsgilipolles”.

La verdad es que Rus es de los más virtuosos y polifacéticos en esto de las figuras, pues también se atreve con esas frases lacónicas y sentenciosas que son los Proverbios: “totselsmúsicssónuns rojos”. Y no es que este despliegue de sabiduría en el fondo y virtuosismo en la forma sea algo aislado, vean si no otras frases proverbiales de Rita Barberà: “Cataluña se dedica a catalanizar a los valencianos”; “las manifestaciones son cosas de la izquierda” o “todos los políticos reciben regalos”.

Pero no queda ahí la capacidad popular de hacer del lenguaje un arte, pues se atreven con las figuras fónicas, como los maestros de la lírica política que son. Miren si no las Jitánforas (enunciado carente de sentido que pretende conseguir una sonoridad expresiva) y Calambures (formación de una nueva expresión aprovechando las sílabas de otra) que saben hacer en valenciano, en las que son expertos Jorge Bellver, Serafín Castellano o el propio Rus: “vehículs”, “sumo”, “permitit”, “xist”…

¿Y qué me dicen de sus Epínomes (repetición de un mismo enunciado a modo de estribillo)? Aquí las simpares “líneas rojas” han superado incluso a epínomes consagrados en la Retórica popular como el “España va bien” del Maestro Aznar.

¿Quieren más? Circunloquios (rodeos innecesarios) mezclados con anacolutos (sintaxis incoherente) que pasarán a la historia literaria: “La indemnización que se pactó, fue una indemnización en diferido, y como fue una indemnización en diferido… en forma, efectivamente, de simulación de… simulación, o lo que hubiera sido en diferido… en partes de una… de lo que antes era retribución tenía que tener retención a la Seguridad Social…”. Y Tautologías bajo cuya obviedad se esconden verdaderas lecciones magistrales: “Las decisiones se toman en el momento de tomarse” (Mariano Rajoy). Y Antítesis: cuando los gobiernos son austeros, las sociedades son prósperas (Esperanza Aguirre). O Ironías y Sarcasmos: “La Comunidad Valenciana es el paradigma de la buenagestión económica y también política” (Francisco Camps); “Me comprometo a bajar los impuestos a los valencianos antes de finalizar mi mandato” (Alberto Fabra); “En el aeropuerto de Castellón habrá aviones, y si no, lo haremos de globos” (Alfonso Rus).

No creo que les queden muchas dudas de que los populares son verdaderos magos del lenguaje, pero por si acaso ahí va esa Hipérbole de Barberà: “La BBC quiere cargarse el turismo español”; o esta de Bellver: “el valenciano hunde sus raíces en la más profunda prehistoria”; o aquella otra de Carlos Fabra tras obtener la mayoría absoluta en la diputación en las elecciones de 2007: “El pueblo me ha absuelto”.

¡Ay, Carlos Fabra!, una de las voces retóricas más prolíferas: “Si no les toca la lotería, que es muy probable que no tengan la suerte que tengo yo, al menos que les toque la lotería de la salud”. La lotería de la salud, ¿habrase visto Metáfora más expresiva? Y el otro Fabra, Alberto, no le va a la zaga con sus Interrogaciones Retóricas (“¿Dónde están los recortes en sanidad?”) y Paradojas (“Soy un gran defensor del estado autonómico, pero hemos querido asumir más competencias de las que nos correspondían y ahora debemos ajustarnos a la realidad”).

Hemos visto que esta destreza literaria no conoce fronteras idiomáticas, y tampoco de género, pues en esto del bien decir, tanto montan hombre como mujeres, y no sólo Barberà y Aguirre: ahí están los Juegos de palabras y equívocos de María José Català: Felipe del Baño “tiene una imputación por cuestiones administrativas propias de su gestión como concejal”, que “no es lo mismo una imputación por un asunto que se puede identificar como corrupción que con una prevaricación en el ámbito administrativo”.

Tendríamos para llenar enciclopedias y, sin duda, se llenarán, pues dice mi angelito que, al final, los injustamente apaleados acaben ganando su reconocimiento, su Reino de los Cielos, pero no quiero acabar sin antes citarles mi frase favorita, porque en ella aúna Sonia Castedo la tradición popular del Refrán con la tradición culta de la Reduplicación poética de palabras: “Manolete, Manolete, si no sabes torear pa que te metes”. Amén.

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