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Las razones del manotazo del BCE a Grecia en seis respuestas

El ministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis, tras visitar la sede del BCE el pasado miércoles. / Efe

Antonio M. Vélez

La decisión del Banco Central Europeo (BCE) de no aceptar de los bancos bonos griegos como garantía en sus operaciones de financiación, anunciada por el organismo el miércoles por la noche, añade presión sobre el nuevo Ejecutivo de Alexis Tsipras en la frenética ronda de contactos que mantiene ante el fin del actual programa de rescate griego, el próximo 28 de febrero.

Hasta ahora, los bancos griegos podían comprar bonos helenos y presentarlos como garantía (colateral) ante la ventanilla del BCE para obtener liquidez, pero el Consejo de Gobierno del organismo que preside Mario Draghi ha puesto fin a esa posibilidad, que constituía en sí misma una excepción a las normas del BCE, ya que la deuda griega tiene la calificación de bono basura. El argumento es que Grecia no quiere un nuevo rescate, ni una prórroga (al menos, en las condiciones vigentes) y, en ese escenario, no puede aceptar esos activos.

¿Qué pretende el BCE con esta medida?

El movimiento se enmarca en la incipiente negociación entre Grecia y la Comisión y el resto de los socios del euro ante el inminente fin del rescate: “Es como un juego en el que cada uno avanza posiciones máximas y después se trata de buscar un punto de acuerdo si es posible”, dice Juan Antonio Maroto, catedrático de Economía Financiera en la Universidad Complutense de Madrid. “De momento, no hay acuerdo y cada uno saca las cartas más potentes que tiene. Grecia ha transigido y ya admite que no haya una quita para su deuda, y la Comisión también ha cedido con la sustitución de la troika por un mecanismo de resolución de crisis”.

No obstante, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, reiteró este jueves su voluntad de “poner fin de una vez por todas” a las políticas de austeridad de la Unión Europea y a negociar con firmeza un nuevo acuerdo para Grecia. “Grecia ya no aceptará más órdenes, especialmente órdenes recibidas por correo electrónico”, dijo.

¿Por qué se ha anunciado ahora?

El cierre (parcial) del grifo del BCE a las operaciones de financiación de la banca griega va a entrar en vigor la víspera de la reunión de líderes europeos (Consejo Europeo) del próximo jueves. Se adoptó horas antes de la tensa reunión de este jueves entre el ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, y su homólogo alemán, Wolfgang Schäuble, que sirvió para constatar lo alejado de sus posiciones.

El mediático ministro griego culminaba en Berlín una gira de cinco días con paradas previas en París, Londres, Roma y Fráncfort y que, como recuerda el economista y analista financiero Juan Ignacio Crespo, “estaba muy bien elegida: pasaba por Italia, con Renzi (su primer ministro) pidiendo una política más expansiva, seguía en Francia, que aboga por lo mismo, y seguía en Londres, a la que esta cuestión le importa poco porque no está en el euro”.

Antes de la reunión con Mario Draghi en Fráncfort, lo que podía haber sido un estrepitoso fracaso de Varoufakis empezaba a verse como un gran éxito de imagen. Y “el BCE y Berlín estaban muy nerviosos”, dice Crespo.

¿Cómo afecta a Grecia?

El anuncio del BCE es un golpe para el país, porque dificulta su financiación a corto plazo, al perder sus bonos (adquiridos por la banca nacional), su condición de garantía ante el BCE. Y puede ahondar la fuga de depósitos en la banca helena por el temor de sus ahorradores a un colapso del sistema financiero. Pero su impacto en los mercados este jueves fue relativo. Tras las fuertes caídas del inicio de la sesión, la bolsa griega cerraba con una bajada del 3,37%, con los bancos como principales damnificados, con retrocesos de una media del 10%. La deuda helena, que también había disparado inicialmente su rentabilidad por la mayor percepción de riesgo, también finalizó la sesión en niveles similares a los del miércoles.

A efectos prácticos, la banca griega todavía puede recurrir al mecanismo de emergencia del BCE (conocido como ELA), que, según el diario alemán Die Welt, el organismo ha sextuplicado hasta 60.000 millones. A corto plazo, las entidades pueden seguir financiándose, aunque a un coste más alto, con un mecanismo que, eso sí, el consejo del BCE puede decidir cortar por mayoría de dos tercios.

¿Y a España?

De forma directa, el efecto es “cero”, como señala Juan Ignacio Crespo, pero cómo se resuelva la crisis griega es importante. Desde el punto de vista económico, por el posible efecto contagio y por el importe que España ha prestado al país en el rescate vigente (26.000 millones, el coste de un año en pensiones, como recuerda estos días Luis de Guindos) y, sobre todo, a efectos políticos. “En el Gobierno español hay una enorme preocupación por cómo puede hacerse la traslación de la solución griega a nuestro propio caso. Tras los resultados del último sondeo del CIS, ante la cercanía de las elecciones y con Podemos incorporándose a un hipotético frente de izquierdas, en el Gobierno tienen que estar preocupados”, apunta Juan Antonio Maroto.

¿Es una decisión acertada?

Javier Flores, responsable del Servicio de Estudios y Análisis de la Asociación Europea de Inversores Profesionales (Asinver), considera que el organismo “está tomando una decisión política” que no le correspondía adoptar a él, sino a los líderes europeos. “Es errónea en el sentido de que en este momento lo que conviene a la situación, no sólo a Grecia, es una cierta holgura, un cierto margen de maniobra para alcanzar acuerdos, sin limitar plazos ni encorsetar fechas límites”.

Es lo que pide Grecia. Tras reunirse este jueves con Schäuble, Varoufakis reclamó un programa puente hasta mayo y, mientras tanto, debatir una solución “de una vez por todas” para el país. “Exigimos una oportunidad para mostrar nuestras propuestas”, afirmó Varoufakis, que insistió en que no ha planteado ni la posibilidad de una quita y destacó que sus socios europeos no han dado “poco, sino demasiado dinero” a Grecia, pero para un fin equivocado: “Servir una deuda insostenible”.

¿Se ha ajustado el BCE a su mandato?

Otros expertos sí creen que el BCE se ha ajustado a su mandato. “Que la banca griega pudiera descontar deuda pública en el BCE era una excepción porque no tiene calidad crediticia suficiente; naturalmente, en eso hay una decisión política, porque cualquier decisión financiera lo es, pero en Fráncfort tienen razón cuando dicen que las condiciones han cambiado”, señala Crespo.

Para Maroto, a la función del BCE como guardián de la inflación se ha dado una interpretación muy laxa tras el reciente pronunciamiento del abogado general Tribunal Europeo de Justicia sobre el programa de compra masiva de deuda (conocido como QE), del que, por cierto, Grecia en principio se queda fuera, dada su posición de riesgo. “Esas funciones se han ampliado, y eso incluye este tipo de medidas, que no son activas, sino de no actuación. No es tanto que con lo anunciado el miércoles perjudiquen con una actuación positiva, simplemente no compran deuda. Y la excusa es bastante obvia”, concluye.

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