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El mundo agrario mira con recelo a la Red Natura por falta de compensaciones acordes al sacrificio

Valle del Jerte con los cerezos en flor

Jesús Conde

La riqueza y los valores naturales dieron a estos municipios acceso directo a la red europea de conservación de la biodiversidad. Su flora y su fauna, también sus paisajes, les regalan unos ecosistemas de alto valor.

Hasta el 30 por ciento del territorio extremeño está incluido es territorio protegido por la Red Natura 2000, de la mano de los Lugares de Importancia Comunitaria o de la Zona Especial de Protección de Aves (ZEPA).

De hecho más de una veintena de municipios extremeños tienen casi el cien por cien de su territorio bajo la protección de la Red Natura. Y el sentimiento en estos municipios es dispar.

Para algunos supone una oportunidad de desarrollo sostenible, ligado a la riqueza que pueden aportar unos valores naturales únicos. Paro otros se traduce en trabas que no se ajustan a la hora de la verdad con las compensaciones que reciben por tener limitadas algunas actividades.

Presupuestos insuficientes

Lo cierto es que la Red Natura requiere medidas de conservación especiales con el fin de asegurar la supervivencia y la reproducción de las especies, de los hábitat naturales y de las poblaciones de las especies. Con motivo de la efeméride de la Red Natura, el grupo conservacionista WWF España advierte que no es aceptable que en espacios donde se dispone de información suficiente se establezcan objetivos de conservación ambiguos y genéricos sin presupuesto definido ni asignado en sus planes de conservación.

Y precisamente del aspecto económico se quejan alcaldes como el de Piornal, Ernersto Agudíez, que indica que los vecinos del valle encuentran inconvenientes por ser Red Natura 2000 a la hora de ejecutar cambios de cultivo o especies forestales, así como en la instalación de casetas de aperos o cuestiones urbanísticas menores. Limitaciones también burocráticas, porque los procedimientos y la documentación son más complejos y resultan al mismo tiempo más caros.

Frente a esto confirma que las compensaciones son escasas en comparación con las restricciones en ciertos puntos de la Comarca del Jerte por las limitaciones de los rendimientos de sus árboles. Apuesta así por un impuesto ecológico o verde.

Insiste en que respetan el medio ambiente y que la Red Natura es un valor añadido, aunque comenta que en su caso los beneficios directos no vienen de la red Natura 2000, sino del Cerezo en Flor, que ha situado al valle en el mapa y que lo han convertido en una singularidad y un destino propio.

Desde Guijo de Santa Bárbara, otro de los municipios que tiene al completo la Red Natura en su territorio, su alcaldesa apunta a restricciones para la agricultura. Una localidad que contiene además en su término una reserva de caza, y donde no ven muchos beneficios desde el punto de vista del empleo ligado a sus valores como zona protegida según dice.

Argumentos a favor de la Red Natura 2000

Explica WWF que la red natura nació con el propósito de compatibilizar la conservación con el mantenimiento de usos sostenibles. Lo que se pretende en los planes de gestión es regularizar los usos agrarios en consonancia con la conservación de una biodiversidad, capaz de combinar la naturaleza con otro tipo de usos sostenibles como puede ser por ejemplo la ganadería extensiva.

Uno de los alcaldes optimista es el de Cedillo, Antonio González Riscado, cuya localidad está casi al completo en la red Natura excepto el casco urbano, y que lo ve como una oportunidad (el 99%) goza de la protección. En plena Reserva de la Biosfera del Tajo Internacional, piensa que la conservación puede ser muy positiva si lleva aparejada a las poblaciones pervivir y obtener unas ventajas.

Frente a la problemática de la contaminación y de los gases de efecto invernadero, la localidad se presenta como un pulmón interesante desde el punto de vista de la sostenibilidad. Piensa que la naturaleza, si se mira a modo de museo, puede generar rentabilidad –y de manera sostenible--.

Y pone el ejemplo del barco sobre el Tajo de la Diputación de Cáceres, que en sus cinco años de existencia ha registrado hasta 130.000 visitantes. En un municipio de 500 habitantes han pasado por el centro de interpretación unas 5.000 personas, suponiendo una ayuda económica y un aporte para la localidad.

Detalla que hay 25.000 hectáreas de Tajo Internacional en la parte española, y otras 25.000 en la parte portuguesa, y que la realidad es que las restricciones no son tan sumamente rígidas, porque no se impiden las actividades, sino que por ejemplo, el que se dedica al pastoreo simplemente tiene que adoptar medidas correctoras, pero no son medidas prohibitivas.

Optimista se muestra también el municipio de Abadía, donde han aprovechado para acceder a numerosos fondos que han servido para engalanarlo y para convertir los recursos naturales en su principal atractivo, según recogió en su día la agencia Efe.

El alcalde de Abadía, David Gordo, explicaba que han llegado inversiones que han mejorado varios espacios del término municipal, han contribuido a mejorar la calidad de vida de los habitantes del pueblo, pero también para poner en valor la flora y la fauna características del lugar y convertirlas en uno de sus principales atractivos turísticos.

Las especies y los hábitats presentes en Abadía son uno de los mejores indicadores de que sus ecosistemas están bien estructurados y equilibrados, y de que generan servicios ambientales que redundan a diario en beneficio de los habitantes del pueblo, como los múltiples productos agropecuarios o las singulares piscinas naturales.

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