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Los mejores personajes femeninos de los videojuegos

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Daniel Moreno / Daniel Moreno

Madrid —

Siempre se ha dicho que el mundo de los videojuegos está dominado por el género masculino, tanto a nivel de temáticas como de los propios personajes que aparecen en ellos, e inclusive a nivel profesional, donde pese a destacar el talento de Corrine Yu, Amy Henning o Jade Reymond entre otras, queda clarísimo que faltan mujeres. De hecho los últimos datos apuntan que el 98% de los desarrolladores son hombres algo bastante alarmante teniendo en cuenta que hoy en día el 45% de los jugadores son chicas. Vamos, que no hay pinzas capaces de coger esta realidad por lado alguno.

Quizá por ello nos ha motivado la idea de escribir este reportaje, con la única intención de rendir homenaje a nuestras féminas favoritas dentro de los videojuegos, mostrando en la medida de lo posible la evolución de esa imagen que ha tenido la industria de este sexo, pasando de tratarlas como meras princesitas que necesitan ser rescatadas a objetos sexuales para derivar años después en personajes más humanos, complejos y profundos gracias a títulos como el nuevo Tomb Raider, Beyond: Dos Almas o la saga Metal Gear Solid.

Porque hemos tenido personajes femeninos para todos los gustos, aunque sin duda alguna aun a día de hoy son demasiado pocos, sobre todo si hablamos de protagonistas. Porque son muchos los desarrolladores que apuntan que no es fácil apostar por una chica para protagonizar una aventura, como en el caso de Nihil en Remember Me, juego que casi acaba en la papelera porque las editoras querían a un chico, hasta que por fin Capcom aceptó la idea original del estudio.

En definitiva, queremos destacar la presencia de este género de manos de auténticos iconos como Samus Aran, Chun Li, Alyx Vance, Jill Valentine y otras tantas. Féminas que han demostrado que las chicas pixeladas pueden ser mucho más que caras bonitas, tirando de astucia, de fuerza, de ingenio o de puntería tan bien o mejor que cualquier hombre.

Era obvio que la primera de todas en este reportaje debía ser Lara Croft, la mujer-videojuego por excelencia desde su aparición en el primer Tomb Raider allá por 1996, demostrando que la arqueología más arriesgada no tiene por qué ser un territorio exclusivo de Indiana Jones, si no que las chicas ricas con una mansión descomunal en la Gran Bretaña también pueden ser capaces de ensuciarse manos y rodillas escalando, saltando y luchando contra tigres, lobos, murciélagos, guardias milenarios construidos en roca e incluso dinosaurios mientras tratan de desentrañar un oscuro secreto capaz de cambiar el mundo.

Sin embargo la buena de Lara cayó pronto presa de una, por así decirlo, comercialización de sus píxeles. Debido a esto parecía que de un juego a otro lo único que cambiaba era el volumen de su pecho, la definición de sus curvas, lo agresivo de su mirada feme fatale, mientras que todo lo demás, jugabilidad, trama argumental, etc., parecía estancado en 1996. No había un solo lanzamiento de una nueva entrega que su editora responsable no acompañase de una gran campaña de marketing con la correspondiente actriz o modelo de buen ver haciendo el moñas de feria en feria, y como resultado de todo la popularidad de sus juegos cayó en picado, demostrando que una buena delantera no es lo más importante ni siquiera para los jugadores adolescentes.

Por suerte en 2013 llegó Crystal Dynamics con su soberbio Tomb Raider ideado como un reboot completo de la franquicia, una precuela apasionante capaz de ponernos en la piel de una joven e inexperta Lara, la cual se ha visto envuelta contra su voluntad en una aventura que no quería, o más bien en una auténtica tragedia en la que verá morir algunos de sus compañeros de viaje mientras una secta intenta darle caza.

Lara aprenderá entonces a cazar, a defenderse, a sobrevivir. Y como todo esto no es fácil, no faltarán llantos, desesperación y ciertas escenas capaces de hacernos sentir tan partícipes de la historia como cercanos a su protagonista. Esta nueva Lara tendrá menos curvas, enseñará menos muslo, pero nos ha conquistado como nunca.

Chun Li es sin lugar a dudas una de las luchadoras por excelencia, una auténtica pionera en esto de demostrar que las chicas también saben repartir mamporros a diestro y siniestro ya sea a tipos más corpulentos que ella como Zangief, más poderosos como M. Bison o sencillamente bestiales como Blanka, y además con mucha más elegancia y buen saber hacer que todos ellos juntos, llegando a ser un auténtico icono de los videojuegos gracias tanto a su estilo de lucha como a una apariencia capaz de conquistar el corazón de miles de jugadores.

De hecho Chun Li llegó incluso a protagonizar una película financiada por la propia Capcom, Street Fighter: La leyenda de Chun-Li, aunque como suele ocurrir con casi todas las pelis basadas en un videojuego os recomendamos que os mantengáis a no menos de cien metros de ella.

Esta luchadora incansable, siempre vestida con su qipao tradicional de China y preparada para el combate, se ha convertido en uno de los personajes centrales de la saga Street Fighter, así como de todos los cruces que esta franquicia ha experimentado con diversas sagas, como el más o menos reciente Street Fighter X Tekken.

¿Es posible que el soldado legendario, Big Boss, pueda enamorarse? Sí, aunque sea platónicamente. Y la prueba de ello es The Boss, una mujer soldado considerada dentro de esta saga de infiltración y sigilo como la madre de todas las fuerzas especiales modernas gracias a su labor durante la Segunda Guerra Mundial comandando la Unidad Cobra, un grupo de élite integrado por personajes tan carismáticos como The Pain, The End, The Fear, The Fury y The Sorrow, su amante, todos ellos imborrables en la mente de cualquiera que haya disfrutado del genial Metal Gear Solid 3: Snake Eater.

The Boss es la mentora y protectora de Naked Snake, el hombre que más tarde se convertirá en el Big Boss que todos conocemos. Ella le enseñó todo lo que sabe, desde el combate cuerpo a cuerpo más básico, hasta sus habilidades para la infiltración, el camuflaje y la supervivencia en entornos extremos. Sí, señoras y señores fue una mujer quién creo al héroe de acción definitivo (con perdón de Solid Snake), y fueron sus propios ideales los que motivaron a Big Boss a fundar Outer Heaven una nación independiente que sirvió como base para su organización de mercenarios hasta que Fox Hound y en particular Solid Snake acabaron con sus planes.

Si antes hemos hablado del amor platónico de Big Boss, ahora nos toca hablar del que también podría ser el único amor del tío más duro de la galaxia, el Jefe Maestro. Hablamos de Cortana, la inteligencia artificial que nos acompañará a todas partes durante las andaduras de este hombre destinado a salvar a la humanidad de su extinción en la guerra contra el Covenant. Y si el Jefe Maestro es aquí el músculo, Cortana es sin lugar a dudas el cerebro, un ente interactivo capaz de guiar los pasos de este soldado de acero infiltrándose en cualquier sistema de seguridad para hackearlo en un abrir y cerrar de ojos.

Y si antes comentábamos que de The Boss nació Big Boss, aquí nos encontramos ante un caso similar, ya que Cortana fue la que eligió a John-117 de entre todos los Spartan para ejercer de Jefe Maestro ya que este sujeto era el preferido de la doctora Catherine Elizabeth Halsey, persona de la cual surgió esta inteligencia artificial.

Cortana como tal no tiene cuerpo, ya que ella no es más que un montón de bits, algo que no impidió a los chicos de Bungie el dotarle de una apariencia más que sugerente al permitirle proyectar una imagen suya de forma holográfica. Y claro, como es una IA no va a constiparse, así que para que ponerle una chaquetita... Vamos, que además de poner el cerebro Cortana también es la encargada de darle un pequeño toque sexy a la saga Halo.

Es cierto que David Cage tiene casi tantos defensores como detractores. Sin embargo no se puede negar que de su imaginario han nacido algunos de los títulos más originales de los últimos tiempos, siendo capaz de unir como nadie cine y videojuegos en un solo producto interactivo. Prueba de ello es su última obra, un Beyond: Dos Almas que contó con Willen Dafoe y Ellen Page, dos reputadas estrellas de Hollywood, como protagonistas.

La trama narra la vida de Jodie Holmes, una niña muy especial, interpretada por Ellen Page, que veremos evolucionar hasta convertirse en una mujer adulta. Su particularidad reside en su fuerte vínculo con Aiden, una entidad sobrenatural que se niega a separase de Jodie, lo cual aterroriza a casi todas las personas que la rodean. Pero Aiden es mucho más que un quebradero de cabeza, ya que también protege a Jodie y la permite comunicarse con las almas de los difuntos, dando lugar a una auténtica relación de amor y odio.

Beyond: Dos Almas nos pone ante uno de los dramas mejor narrados de la actualidad, gracias a la profundidad y complejidad de su historia, con escenas tan duras como impactantes, pero sobre todo a la vida dada por Ellen Page a Judie mediante su genial interpretación, rematada con un apartado técnico capaz de exprimir el hardware de Playstation 3. Un título más que peculiar que nadie debería perderse

Llevamos ya varios personajes femeninos en nómina pero aún no nos hemos topado con una auténtica chica mala, una feme fatale capaz de hacer que manchemos los pantalones sólo con su presencia. Bien, pues si tenemos que elegir a una villana nos quedamos sin lugar a dudas con Sarah Kerrigan, la Reina de Espadas de la saga de estrategia StarCraft, por varios motivos: por su carisma, por su trasfondo y porque sus juegos pertenecen a un género donde tampoco abundan las mujeres.

Sarah Kerrigan es una mujer fantasma en el término más fantasioso que existe, en cuanto a que pertenece a dicho escuadrón de élite gracias a sus deslumbrantes poderes psíquicos. Estamos pues ante otra experta en operaciones encubiertas, por lo menos hasta antes de su transformación en la temible Reina de Espadas, porque todo este poder del que hacía gala sirvió como anzuelo para que la Supermente Zerg la capturase, haciendo de ella el más temible de sus agentes. Tras la destrucción de la Supermente la Reina de Espadas tomará el papel de líder del enjambre, mostrando una ambición y falta de piedad sin precedentes mientras llevaba la destrucción a todos los mundos Terran y Protoss que tenía a su alcance.

En Brood War ella es la protagonista absoluta, mientras que repite papel en un sobresaliente Starcraft II: Heart of the Swarm. Sin embargo, por muy temible que sea, su relación con el humano Jim Raynor parece seguir viva...

Ken Levine es uno de esos pocos creativos revolucionarios dentro del mundo del videojuego, y Ken Levine quería una co-protagonista a la altura para su sobresaliente Bioshock Infinite, sin lugar a dudas uno de los títulos más geniales de entre los que pudimos disfrutar el pasado año. Así fue como nació Elizabeth, un personaje capaz de ganarse el corazón de los jugadores para siempre gracias tanto a su aspecto como a su carácter.

Elizabeth es una princesa moderna, de eso no cabe duda. Ella está presa en su torre, y seremos nosotros quienes tengamos que liberarla. Sin embargo no estamos ante el típico cuento de Disney, puesto que Elizabeth es mucho más que una dama en apuros gracias a unos poderes capaces de sembrar pavor en las ortodoxas mentes que pueblan la ciudad flotante de Columbia. De hecho será ella quien nos salve el culo a nosotros más de una vez, recogiendo y lanzándonos el cargador de munición que tanto necesitábamos, curándonos o incluso abriendo portales capaz de ofrecernos una salida en mitad de un buen atolladero.

Como decimos Elizabeth es mucho más que una cara bonita. También cuenta con una IA avanzada capaz de apoyar en vez de estorbar al jugador, pero lo más destacable de ella es el hecho de ser el mismísimo centro emocional del juego. Estamos una hermosa criatura descubriendo un mundo repleto de contrastes, y esto es algo que está tan bien representado en el juego que consigue hacernos sentir que realmente Elizabeth está viva, sentada a nuestro lado en el sofá mientras contempla atónita cómo controlamos a Booker Dewitt con el mando.

Las chicas son guerras, y prueba de ello es Ellie, una adolescente inmersa en un mundo posatpocalíptico donde la esperanza ha quedado reducida a polvo. Esta chica ha dado forma a uno de los mejores duetos que se recuerdan en la historia del videojuego al acompañar a Joel en una auténtica odisea a través de Estados Unidos en The Last of Us, sin lugar a dudas la obra maestra por excelencia de Playstation 3.

Si con Elizabeth y Booker Dewitt hablábamos de la compleja relación que hay entre ellos, aquí ocurre tres cuartas partes de lo mismo, sólo que sustituyendo la utopía de Columbia por un mundo devastado, uno montón de ruinas que se convierten en la única realidad que Ellie ha conocido, algo que da muchísimo juego, y prueba de ello es que desde Naughty Dog la eligiesen a ella junto a su amiga Ridley como protagonistas del DLC Left Behind.

Ellie es, por encima de todo, uno de los personajes más humanos que hemos podido disfrutar en un videojuego, siendo capaz de transmitir todo un torrente al jugador en cada diálogo, con cada uno de sus gestos y acciones, permitiendo que nos introduzcamos más y más en una historia sobrecogedora, en una ambientación sin igual.

Por supuesto que Joel es un auténtico titán como personaje, pero sinceramente, necesita de ese contrapeso emocional, de una Ellie que le haga volver a sentirse vivo. Es por ello que sin ella The Last of Us no sería lo mismo.

Qué demonios, ni siquiera el survival horror horrores un género exclusivo de hombres, y prueba de ello es Jill Valentine, uno de los principales personajes de la saga de terror de Capcom por excelencia, Resident Evil, así como uno de los más emblemáticos y reconocidos gracias a su papel protagonista tanto en el juego original como en Resident Evil 3, allá cuando la saga aún no se había convertido en un festival de pólvora al más puro estilo Michael Bay.

Jill Valentine ha vuelto últimamente con fuerza en un Resident Evil: Revelations que pese a ser un título original de una portátil como 3DS se ha convertido en el juego más valorado de la saga de entre las últimas entregas, ahora disfrutable por casi todos los jugadores gracias a su salto a PC, PS3, Xbox 360 y Wii U en una versión remasterizada en HD, aunque ciertamente seguimos esperando que desde Capcom sepan revivir esta saga como se merece, con toda la tensión que conseguía transmitir en su día, y con personajes tan carismáticos como la mujer que nos ocupa, todo un icono dentro y fuera de la editora japonesa, la cual por supuesto no se ha cortado un pelo a la hora de experimentar con ella ciertos cambios físicos.

Porque hemos visto a Jill de castaña, con el traje oficial de S.T.A.R.S., con minifalda y rebequita a la cintura (un atuendo ideal para matar zombis), en traje de neopreno, con gorra, de rubia con la piel más clara... incluso en interpretada por Sienna Guillory en el cine. Vamos, que ni Mística en X-Men ha experimentado más cambios. Pero su esencia sigue ahí, igual que la de toda la saga Resident Evil, esperando a que un talento como el de Shiji Mikami la recupere.

Hablar de Half-Life es meterse directamente en terreno resbaladizo, puesto que hablamos de uno de los juegos más queridos y emblemáticos de la historia del PC, todo un hito que continúa muy presente en la mente de los jugadores aún diez años después del lanzamiento de su segunda y por ahora última entrega (rezamos cada noche a Valve para que haga algo al respecto, creednos). Todo lo que rodea a esta saga se considera sagrado, y en especial el papel de su protagonista, un Gordon Freeman convertido en la última esperanzada de la humanidad gracias sobre todo a su ingenio.

Pero una vez ponemos el pie en Half-Life 2, ¿qué sería del gran Gordon Freeman sin Alyx Vance? Absolutamente nada, puesto que ella es, prácticamente, el nexo de Gordon con la realidad que le rodea, su fiel apoyo, capaz de sobrevivir por sí solita y es más, salvarle el culo a nuestro protagonista en repetidas ocasiones. Alyx es una guerrera, una compañera inseparable capaz de transmitirnos lo que pocos personajes conseguían trasmitirnos hace diez años en un videojuego, la necesidad de no separarnos de ella creando la sensación no sólo de que existe un amor platónico entre Gordon y ella, sino que somos nosotros mismos los que estamos total y profundamente enamorados de ese montón de píxeles que dan forma a este personaje.

Y llegados a este punto, decir que todo aquel que no haya probado la saga Half-Life debería dejar de leer ahora mismo, fustigarse de diez a quince minutos y hacerse con él vía Steam. Ahí queda eso, insensatos.

Allá por 1986 Nintendo nos la metió literalmente doblada con Metroid, ya que todo aquel que probó el título original creía estar encarnando a un auténtico caza-recompensas interestelar, un macho alfa estilo Boba Fett. Sin embargo si conseguías completar el juego en menos de una hora te quedabas con cara de tonto al comprobar como debajo de ese traje tecnológicamente avanzado había una mujer joven y atlética, Samus Aran, una de las pioneras en esto de demostrar que las chicas también pueden ir pero que muy bien cargaditas de pólvora, o en su caso más bien de un cañón de rayos...

De esta forma el hecho de tener que superar el juego en el menor tiempo posible, consiguiendo la máxima puntuación o conquistando ciertos objetivos se convirtió en todo un caramelito para unos fans que se morían por ver a Samus en todo su esplendor, algo que ha motivado la inclusión durante las últimas entregas de la saga de un Zero Suit Suitmás que sugerente. Basta con echar un vistazo a Google para comprobar el sinfín de cosplay, dibujos manga y demás que los fans han creado sobre este personaje, exagerando eso sí un tanto sus atributos.

Samus Aran es el ‘zas, en toda la boca’ para todos aquellos que tildan a Nintendo de ser una compañera puritana, incapaz de incluir un personaje medianamente sexy en sus juegos, aunque claro, bien es cierto que el Power Suit, la armadura que luce durante el 99,9% de cada juego, no es demasiado sugerente. Así es normal que cualquiera se piense que dentro hay un tío o incluso un Uruk Hai Berseker.

En definitiva, echamos de menos a la caza-recompensas por excelencia, y esperemos que Nintendo la recupere para su Wii U antes de que nadie se acuerde de esta consola.

He aquí el máximo exponente de que las chicas pueden dar guerra incluso en el videojuego más testosterónico jamás creado, la saga Gears of War de Xbox. Porque Anya Stroud rebosa fuerza por los cuatro costados, desde los dedos meñiques de sus pies hasta ese apellido aparentemente sacado de una levantadora de peso soviética.

Oficial Gear de comunicaciones muy unida a Marcus, el protagonista por antonomasia de la serie, durante las primeras entregas Anya no sale prácticamente de unas oficinas en las que ejerce de enlace de comunicaciones con Marcus, como si desde Epic Games se hubiesen olvidado de que las chicas también pueden pegar tiros. Quizás es por ello que ya en Gears of War 3 vemos como Anya salta a la primera línea de batalla como un miembro más del escuadrón Delta, donde repartirá plomo y mamporros como cualquiera de estos soldados hipervitaminados.

Ahora la saga Gears está en manos de Black Tusk Studios tras la adquisición de los derechos por parte de Microsoft, y sinceramente no tenemos ni idea de lo que harán con ella tras un Judgment que nos dejó bastante fríos.

En 2008 Electronic Arts lanzó Mirror’s Edge, un título de acción en primera persona desarrollado por DICE bajo un retocado Unreal Engine 3. Se trató de un título que cogió por sorpresa tanto a crítica como a los usuarios, ya que lejos de ofrecer lo que ofrecen cualquiera de los Battlefield desarrollados por el estudio sueco, nos ponía en la piel de una corredora en una aventura tan atractiva como su propio concepto jugable.

Las armas y los tiroteos, esos elementos aparentemente inseparables de los juegos en primera persona, pasan a un segundo plano para apostar por la habilidad de su protagonista, la enérgica Faith, para desplazarse por el escenario como una auténtica profesional del parkour, evitando en todo lo posible a los enemigos o entrando en combate cuerpo a cuerpo cuando no queda más remedio, siempre con esa inmersión que sólo la acción en primera persona consigue, haciéndonos sentir que realmente volamos entre azoteas con cada salto o que incluso debemos parar a tomar aire tras una carrera intensa.

Mirror’s Edge fue a todas luces una arriesgadísima apuesta de DICE y EA por dos motivos: su jugabilidad tan original en una época controlada por los Call of Duty y los Battlefield, y el contar con Faith como protagonista, una chica incansable, inteligente y sumamente ágil que repetirá papel en el esperadísimo Mirror’s Edge 2.

No podíamos concluir este reportaje sin hacer mención a una de las féminas más queridas del mundo de los videojuegos, Ms. Pac-Man, la mismísima señora del comecocos de toda la vida, la cual entró en nuestras vidas allá por los comienzos de los años ochenta en las recreativas de muchos bares para dotar de un elegante toque femenino al juego de su marido, ya que se mire por donde se miren eran prácticamente idénticos salvo por el lacito en la cabeza de la protagonista.

Sin embargo la gracia de su nacimiento reside en que se trataba de una versión falsificada del Pac-Man original creada por unos empleados de General Computer Corporation, empresa que tuvo que vérselas con Midway por sus derechos, los cuales finalmente cayeron en manos de esta última en su alianza con Namco. De esta forma, por así decirlo entre trifulcas, nació uno de los primeros personajes femeninos del mundo de los videojuegos, o por lo menos uno de los más emblemáticos.

Desde entonces hemos visto a la señora Pac-Man no sólo en las recreativas, PC y consolas portátiles y de sobremesa, sino también en un sinfín de series de televisión como Los Simpsons, Friends, Padre de Familia y Futurama, dejando pero que bien clarito en cada una de sus apariciones que “lo retro también es sexy.

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