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Divididos, se unirán

Rajoy tiene todo muy controlado en el PP.

Andrés Ortega

Las elecciones del 20D y las posteriores negociaciones para formar un Gobierno, o al menos para elegir a un presidente del mismo, y diseñar un programa han dividido a casi todos los partidos (Ciudadanos y PNV son excepciones) por luchas de poder y de orientación en su seno. Paradójicamente, estas divisiones internas pueden favorecer un acuerdo antes de la fecha límite del 2 de mayo para convocar nuevas elecciones, o si se llega a estas después. El cambio de actitud de Pablo Iglesias aceptando sentarse a negociar con Pedro Sánchez y Albert Rivera es sintomático, aunque nada automático. Pues si no se llega ahora al acuerdo a tres, 'de 199' (escaños), después del 26 de junio, incluso con idénticos resultados (lo que no está dicho), no estaremos de vuelta al 21 de diciembre, sino en una situación muy distinta en que el acuerdo será inexorable y ya se ha desbrozado bastante el camino.

El PP es una jaula de grillos, aunque pocos de sus cantos se oigan, pues se siente que el fin de Rajoy está próximo. Éste es un partido en el que el presidente, sobre todo si también lo es del Gobierno, aunque sea en funciones, manda mucho. Si Pedro Sánchez es investido presidente del Gobierno antes del 2 de mayo, Rajoy tendrá que marcharse. Y hay nuevas elecciones, se presenta y saca un solo voto menos que el 20D, también. Su as en la manga, digno de un político astuto como él, habría sido retirarse antes para presentar un nuevo candidato a la investidura o a las posibles nuevas elecciones. Pero debe temer que se abra una división en el PP entre aznaristas, marianistas y regeneracionistas. Su apuesta de que en unas nuevas elecciones podría llegar a 150 escaños -y gobernar con Ciudadanos- ha hecho aguas.

El PSOE también está dividido, más por una lucha de poder -con Susana Díaz en Andalucía empujando- que de proyecto, aunque también. Y esta división impulsa a Sánchez -que ha ganado en estatura personal, aunque no significativamente en intención de voto, con su presentación a la investidura y las negociaciones con Ciudadanos y Podemos- a buscar un acuerdo.

La división de Podemos también es clara. Con sus aliados de las confluencias y otras alianzas, y en su seno, como ha puesto en evidencia la destitución por Pablo Iglesias, del secretario de Organización, Sergio Pascual, y el distanciamiento del más inteligente del grupo, Íñigo Errejón. Iglesias apostó desde el 21 de diciembre por nuevas elecciones, en la que esperaba unirse a Izquierda Unida, con lo que superaría al PSOE, que es una de sus obsesiones. Pero IU, que ha subido en las encuestas, también está dividida entre un sector que quiere acercarse a Podemos como tal o como modelo, y otro que desea mantener la marca autónoma. ¿Quiere Iglesias un acuerdo con Sánchez o estirar la cuerda para acabar rompiéndola y marcar la diferencia? La tentación para Ciudadanos, que en principio rechaza cualquier gobierno con Podemos, también está ahí.

La división no se acaba aquí. También hay grietas en Junts pel Sí -esencialmente en Convergencia donde algunos quieren frenar el proceso independentista, y con Esquerra que quiere superar a su socia. Además, de, claro, con la CUP. Aunque en parte dependerá de lo que ocurra con el Gobierno de España.

Aún divididos, algunos tendrán que unirse, y lo ocurrido en estos tres meses de aprendizaje del proceso de pactar, influirá. Se ha entreabierto -solo eso, de momento, con o sin nuevas elecciones pues se han roto algunas 'líneas rojas'- por vez primera la posibilidad de un acuerdo, de una mayoría, para un 'gobierno de cambio', PSOE-Podemos-Ciudadanos, y quizás otros. Con importantes elementos de transformación del sistema (aunque para otros, como las reformas de la Constitución, se necesita a un PP dialogante). El electorado puede castigar a los responsables de tener que volver a las urnas. Pues como ya hemos señalado, los ciudadanos votan, y los políticos son los que han de gestionar el resultado. Una nueva gran reforma de España está pendiente. Puede lograrse o malograrse. Pero en este caso llevará a rupturas.

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