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Salud pública
Aaron Reeves, catedrático de Oxford: “Deberíamos ser conscientes de que externalizar la atención médica tiene efectos negativos en la salud”

El profesor Aaron Reeves en la sede de CCOO en Sevilla antes de la presentación de su informe

Sara Rojas

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El profesor Reeves (aunque él prefiere que lo llamen Aaron) imparte clases en el departamento de Política e Intervención Social de la Universidad de Oxford. Su interés por la economía política de la salud - o “cómo las decisiones políticas afectan a la economía e impactan en nuestros niveles de salud”, según él lo define - lo llevó a investigar las consecuencias de la “progresiva privatización” que se estaba llevando cabo en Inglaterra desde 2012 “para fomentar la externalización de servicios” en el sistema de salud. Sus resultados constituyen hoy “la primera evaluación empírica de una controvertida reforma de la atención médica en la historia reciente de Inglaterra”, según consta en el informe que los recoge, publicado en la revista The Lancet el pasado julio de 2022.

Reformas que suscitaron allí un debate sobre la privatización de la salud similar al que se ha generado en España, y en Andalucía, tras la aprobación por parte de la Junta de una orden que permite concertar la atención primaria con la sanidad privada, fijando por primera vez precios a las consultas con el médico de familia. La investigación de Reeves sugiere que “una mayor privatización del Servicio Nacional de Salud podría conducir a peores resultados de salud de la población”. Y, a pesar de que los medios de comunicación británicos recogieron en primera plana las evidencias del informe, este catedrático de Oxford lamenta que el impacto mediático no haya alcanzado a la población civil, toda vez que ha seguido apoyando con su voto las políticas conservadoras que avanzan en la misma dirección.

Por eso, Aaron Reeves aceptó con entusiasmo la invitación de dos organizaciones andaluzas defensoras de la sanidad pública a participar en una ponencia celebrada en Sevilla para advertir de los riesgos de la privatización, mediante la exposición de los resultados de su informe. Reeves empezó su intervención en la ciudad de la Giralda con un verso del poeta Federico García Lorca (de quien se declara apasionado) y terminó alentando a la sociedad civil a “utilizar su voz” para impulsar cambios en pos de su bienestar. Esa voluntad de concienciar a la población con argumentos científicos ha quedado patente en su encuentro con elDiario.es Andalucía, en el que ha compartido detalles de su investigación y ha afirmado que las tendencias detectadas en Inglaterra se pueden replicar en otros territorios que den “pasos en la misma dirección”.

¿Por qué decidió estudiar las consecuencias de la externalización de los servicios de atención médica?

Sabíamos que en Reino Unido siempre han sido decisiones controvertidas porque la gente está preocupada por tener un servicio público de salud que dé cobertura a todos los ciudadanos con independencia de su situación económica. Y estos cambios [en alusión a las reformas privatizadoras de 2012] empezaron a notarse cuando se produjo un parón en las mejoras de las condiciones de salud. De modo que estábamos interesados en conocer si estas reformas contribuían a esa desaceleración de las mejoras.

¿Cuál es el modelo actual del servicio de salud en Reino Unido?

El 90% depende del Sistema Nacional de Salud que se financia gracias a los impuestos. Solo una pequeña parte de la población opta por acudir al sector privado. Dentro del Sistema Nacional de Salud, se pueden comprar servicios a ONGs, proveedores públicos o a compañías privadas con ánimo de lucro, que son las que estudiamos. Durante este tiempo, no ha habido mucha diferencia entre la cantidad de dinero que paga directamente la gente por el servicio de salud privado, pero sí ha habido un gran cambio en cómo el sistema nacional de salud compra esos servicios, ya que ha ido aumentando la externalización.

Si al médico se le incentiva por el número de pacientes que puede ver y no se enfoca en la calidad, entonces el servicio que va a proporcionar va a ir en detrimento de la calidad de la atención

De acuerdo con los resultados de su estudio, ¿qué relación existe entre privatizar la atención médica y las tasas de mortalidad?

Siempre ha sido difícil responder a esta pregunta porque realmente no teníamos información muy precisa sobre qué servicios del sistema de salud estaban privatizándose. Lo que hicimos en primer lugar fue recopilar toda la información de distintas partes y después establecimos correlaciones entre la externalización a proveedores con ánimo de lucro y una medida muy concreta de la salud, como es la mortalidad evitable. Esta tasa importa porque responde a las muertes que ocurren porque no se ha llegado a tiempo con el tratamiento.

¿Podría concretar algunas de esas causas de muertes que considera evitables?

Enfermedades como la diabetes, enfermedades cardiovasculares... ambas son altamente prevenibles con tratamientos apropiados, especialmente en ciertos grupos de edad.

Entonces, ¿las muertes por causas evitables que figuran en ese periodo de tiempo se podrían haber prevenido si el sistema de salud no estuviera privatizado de la manera en que lo está en Reino Unido?

Sí. Nuestros modelos están ahora intentando estimar qué podría haber pasado si no se hubieran dado esos cambios en el sistema de salud.

Además de aumentar las tasas de mortalidad evitable, ¿de qué otra forma afecta externalizar los servicios de salud a la calidad de la atención médica que reciben los pacientes?

Hay diferentes formas de externalización, diferentes servicios que se pueden externalizar al sector privado, como por ejemplo los servicios informáticos. Pero también puedes acudir al sector privado para que proporcione la atención sanitaria. Lo que hemos comprobado es que las tasas de mortalidad evitable no solo aumentan cuando se externaliza el cuidado. Hay otros parámetros que también son indicativos, como la satisfacción de los pacientes o la del personal sanitario. Estas reformas pueden tener consecuencias negativas sobre la satisfacción porque afecta a la calidad del trato recibido.

Lo que no sabemos es si se debe a que los proveedores privados simplemente están brindando una atención de peor calidad o si se debe a que la contratación externa genera una presión adicional en todo el sistema de salud [en la medida en que “los proveedores con fines de lucro seleccionan preferentemente a los pacientes y servicios rentables”]. Pero de lo que sí estamos seguros es de que existe esa vinculación entre externalizar y la calidad del sistema de salud.

Cuando se intenta crear un mercado interno dentro de apartados del estado del bienestar como la seguridad social, educación o sanidad, se acentúa la desigualdad

¿Esa correlación se podría extrapolar a otros lugares en los que se apliquen normativas privatizadoras similares?

Sí, puede. No con toda probabilidad porque cada sistema funciona de forma diferente, pero lo que pienso que es transferible son los principios básicos que se ponen en funcionamiento. Cuando los proveedores privados entran en el sistema de salud, lo hacen con incentivos de maximizar el beneficio y la eficiencia, pero lo que hemos visto que suele ocurrir es que en vez de competir en calidad, compiten en costes, en detrimento de la calidad de esos servicios que ofrecen.

No obstante, todo depende de lo que se esté privatizando. Puede que no todas las formas de privatización sean negativas. Por ejemplo, hemos analizado las intervenciones quirúrgicas y no hemos encontrado apenas diferencia de calidad entre las que se realizan en el sector público y privado, quizás porque existen muchas leyes y regulaciones en torno a la cirugía que garantizan su calidad.

En cualquier caso, tenemos muchas evidencias del impacto que tiene en ámbitos como la pobreza. Cuando se intenta crear un mercado interno dentro de apartados del estado del bienestar como la seguridad social, educación o sanidad, a menudo se producen distorsiones que cambian la forma en que se proveen esos servicios, llegando a acentuar la desigualdad entre la población empobrecida y a excluir a personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad.

Con frecuencia se externalizan servicios porque los gobiernos quieren recortar costes, pero lo más probable es que se reduzca la calidad de la atención

En Andalucía, una nueva orden habilita por primera vez a los médicos privados a trabajar en los hospitales públicos para realizar pruebas concertadas con la administración, entre otras medidas que han suscitado malestar en diversas organizaciones sociales. ¿Le recuerda al caso de su país?

Son casos diferentes, pero estamos muy cerca porque se están dando pasos en la dirección de las evidencias que tenemos y existe la posibilidad de dañar la salud de las personas. A mi juicio, este es el tipo de servicios en los que el deseo de alcanzar la eficiencia pueden llevar a una peor calidad porque la presión para los proveedores privados sería ver a cuantos más pacientes mejor y entonces ofrecen una menor atención de calidad.

¿El problema entonces está en que el paciente se convierte en cliente?

Exactamente. Eso cambia la relación paciente-doctor. Si al médico se le incentiva por el número de pacientes que puede ver y no se enfoca en la calidad, entonces el servicio que va a proporcionar va a ir en detrimento de la calidad de la atención. El ejemplo perfecto para esto es el caso de Estados Unidos, donde los incentivos para los médicos se limitan en proporcionar los tratamientos más caros y muchas veces ofrecen soluciones por encima de los precios ordinarios sin importarles al paciente en sí mismo.

¿Entiende entonces que exista preocupación en Andalucía?

Claro, lo importante es fijarnos en las motivaciones de estas reformas. Con frecuencia se dan porque los gobiernos quieren recortar costes, pero si lo intentan externalizando los servicios, lo más probable es que se reduzca la calidad. Por eso creo que la gente debería preocuparse.

Para terminar como en un artículo científico, ¿cuáles son sus conclusiones?

Creo que lo más importante es fijarnos si estos movimientos hacia la privatización producen realmente los cambios beneficiosos que prometieron. Podrían no tener ningún efecto, lo cual estaría bien, pero en la mayoría de los casos vemos efectos negativos y dañinos, por eso creo que deberíamos ser muy conscientes de lo que supone movernos en esta dirección, sobre todo cuando se quieren reducir costes.

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