La asociación que destapó la crisis de los cribados en Andalucía niega intereses partidistas: “Nuestra política es vivir”
Las críticas –y bastante duras– contra el Gobierno andaluz fueron una constante en la manifestación de este domingo convocada por la Asociación de Mujeres con Cáncer de Mama (Amama), la entidad que destapó los fallos con los cribados que le ha supuesto a Juan Manuel Moreno (PP) su peor crisis política desde que es presidente. Pero pese a la contundencia de los mensajes, se insistió en que las críticas son a la gestión al margen de cualquier simpatía partidista que pueda tener esta organización, a la que se ha intentado desacreditar vinculándola al PSOE. A esto, la presidenta de Amama, Ángela Claverol, respondía con un aviso: “No me vendo a nadie”.
“Nuestra política es vivir, a partir de ahí nos vale todo”, apuntaba al respecto desde el escenario habilitado ante el Palacio de San Telmo (sede del Gobierno andaluz) Carmen Perona, secretaria de Amama, que antecedió en su intervención a Claverol, que desgranó los orígenes de una asociación “con 30 años de historia”. “Esos señores”, subrayó en relación con el Gobierno andaluz, “no saben que llevamos 25 años con convenios con el SAS”, el Servicio Andaluz de Salud para ejercer una labor de voluntariado que consiste en visitar en los hospitales a mujeres operadas de cáncer de mama.
“No saben que no cobramos ni una, que somos voluntarias”, y que “se dejan la vida” para recaudar fondos que destinan de forma casi íntegra para financiar proyectos de investigación, “porque nos queremos morir de viejas, no de cáncer”. “Viven en una realidad paralela”, apostilló entre gritos de “Amama sí, Bonilla no”.
“Guerra sucia” contra ellas
Claverol ha aprovechado para anunciar una reunión esta misma semana (todavía sin confirmación oficial) con el consejero de Sanidad, Antonio Sanz, que en la mañana del domingo rebajaba sensiblemente el tono para expresar su “apoyo, cariño y respeto” a las mujeres con cáncer de mama. De paso, tendía la mano para ofrecer “diálogo claro, sincero y humilde” para trabajar juntos en buscar soluciones a esta crisis, una actitud que contrastaba con su acusación hace unos días a las víctimas de crear una “alarma social bestial”.
La presidenta de Amama también denunció una “guerra sucia” para “desprestigiar” a la asociación, cuya sede fue boicoteada hace unos días sellándoles las cerraduras. “Nos han insultado y vapuleado, nos han acusado de alarmistas y de lanzar infundios”, una cascada de ataques que “nos importa un rábano, porque una mierda no puedo decir”, aunque al final se animó: “Les importamos una mierda”. Y denunció que, dentro de esta campaña que están sufriendo, han tratado de “enfrentarnos con los médicos” cuando “ellos son nuestros ídolos”. “Estamos hablando de gestión, no de médicos”, subrayó.
Amama considera que la cifra oficial de 2.317 mujeres afectadas por esta crisis se queda muy lejos de la realidad, y escala la situación real por encima de las 20.000. Por eso se avisa de que en las reuniones que se celebren “queremos luz, pero no la de las cámaras”, ya que exigen conocer las dimensiones reales de la crisis y qué falló para que se desatara porque “a nosotras la vida nos corre prisa, necesitamos no quedarnos en el intento”.
Denuncias que se remontan a 2021
De paso, ha recordado que las primeras denuncias de que había problemas se remontan a 2021, cuando fueron a ver al entonces consejero de Salud Jesús Aguirre (PP), hoy presidente del Parlamento andaluz, “que nos llamó miedicas”. Con su sucesora, Catalina García (actual titular de Medio Ambiente), no hubo mayor suerte y ahora “obvia parte de la información” de la reunión que mantuvieron con ella. “Tenemos memoria, basta ya”, le han reprochado.
Aunque la peor parte se la ha llevado la anterior consejera, Rocío Hernández, que dimitió el pasado 8 de octubre tras las primera protesta convocada por Amama. “Lo de Rocío Hernández no tiene nombre, con lágrimas en los ojos le contamos lo que estaba pasando y no borró la sonrisa de su cara”. “Vergüenza de clase política”, apostilló.
“No somos nadie para ellos, por eso están tan nerviosos”, añadió una Claverol que se definió como una “pensionista oncológica” que tiene el mismo coche desde hace 15 años. Eso sí, lanzó dos advertencias, la primera de las cuales fue que “no me da la gana que nos tengan pena” por ser pacientes de cáncer. La segunda iba más dirigida a San Telmo: “No me vendo a nadie, lo que me importa es la vida”.
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